Todo masón se compromete por el mero hecho de serlo, a intentar vivir como un ciudadano ejemplar.
La masonería no es una secta, ya que no busca la sumisión de sus miembros a ningún gurú o líder, se llame como se llame, se apellide como se apellide y tenga los grados masónicos que tenga; sino que prepara para cada uno de sus miembros un camino personalizado hacia la maestría de si mismo.
El fundamento básico de la Masonería es la experiencia de autoconstrucción personal que describieron las hermandades de constructores y que posteriormente fue elaborada como un método de construcción personal y social. “Lo que tu haces, te hace”
La arquitectura simbólica con que trabaja la masonería pretende que cada masón haga de su vida una verdadera obra de arte de Sabiduría, Fuerza y Belleza, y el mundo un lugar donde sea posible la Paz, el Amor y la Alegría. A eso llamamos los masones el Arte Real.
“ Para ser un buen Masón, precisamos aprender a usar las cosas y a amar a nuestros semejantes, y no a amar las cosas y a usar a nuestros semejantes”.
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