jueves, 3 de octubre de 2013

El pavimento mosaico

EL PAVIMENTO MOSAICO

El pavimento mosaico es un hermoso emblema de la multiplicidad engendrada por la dualidad, constituida por los pares de opuestos que se encuentran constantemente el uno cerca del otro: el día y la noche, la oscuridad y la luz, el sueño y la vigilia, el dolor y el placer, las horas, las columnas, el éxito y la desilusión, la dicha, etc. Sobre estos opuestos, que se hallan sobre todos los caminos y en todas las etapas de nuestra existencia, el iniciado que ha gustado la copa de la amargura debe marchar con ánimo sereno e igual, sin dejarse exaltar por las condiciones favorables ni reprimir por las apariencias desfavorables.
El pavimento de mosaico, es más común de lo que nosotros podemos suponer.
Este se encuentra en museos, palacios, congresos.  Adorna monumentos nacionales y es parte de nuestra historia. 
Moda arquitectónica, muy popular, se transformó en una espacie de firma secreta, dejada por muchos hermanos, en casa de estudios y construcciones de importancia, sumada a la arquitectura romana y de arcos. 
Por lo mismo, resulta fácil descubrir lugares en donde el pavimento fue dejado, como legado de su mensaje.
En términos Masónicos el mosaico: Simboliza la Igualdad y la tolerancia que debemos guardar para bajar férreamente unidos sin hacer distinción de credos políticos, religiosos, reciales, etc. Haciendo con ello que nuestras actividades masónicas se desarrollen sin dificultad y en un ambiente de fraternidad, cooperación y tolerancia.
La historia nos muestra que el Pavimento de Mosaico es uno, si no, el más, antiguo ornamento de la orden, ya mencionado en rituales egipcios de más de 5.000 años, y en rituales masónicos que datan del 1720, de origen inglés. 
Este se encuentra rodeado de la orla dentada, en este caso, una cadena de unión, que marca la frontera de nuestro mundo sacro del profano, junto con la estrella que simboliza al universo”.
Etimológicamente la palabra mosaico, proviene del latín MOSAICUM y del griego MOUSEION, o sea propio de las musas. 
Es el resultado de la combinación de piedras, maderas, nácar y vidrios de colores.
Históricamente se reconoce a lo menos tres tipos de mosaico: el Opus Tesellatus en dos colores generalmente blanco y negro, el Opus Sectile, formado por dos pequeñas teselas de colores diferentes, y los mosaicos multicolores en los que se desarrollan grandes composiciones utilizados mármol, esmaltes, pinturas y vidrios opacos.
Con la invasión de los bárbaros de los siglos III y IV, este arte desapareció de Europa central, conservándose solo entre Griegos y Bizantinos.
A través de la historia, el mosaico como recurso, fue ocupado por un sin fin de culturas, para plasmar temas religiosos, históricos, teatrales, circenses, símbolos mitológicos, etc.
Pasando de los mayas y los aztecas, cuyos mosaicos son un legado arquitectónico, los romanos y su influencia en la decoración de la iglesia y los árabes, cuyos mosaicos fueron la firma en la construcción de palacios, el mosaico se transformo en una impronta cultura y temporal, existencia y lo trascendente del alma.
El piso de los templos masónicos esta formado por baldosas cuadradas o por dobles triángulos rectángulos, simbolizando fundamentos de nuestra orden, tales como la armonía y la igualdad, y afirmando la coexistencia de HH.•. 
Pertenecientes a diversos niveles sociales, razas, ideas políticas y creencias religiosas, solo destacados por sus virtudes, capacitaciones y meritos propios.
El blanco y el negro han tenido o tienen, varias acepciones: en el transcurso de las historia.
La fe y la esperanza eran blancas entre los antiguos. 
Blanco era el color de Júpiter, padre del día. 
Negro, Plutón, rey de las oscuras tinieblas. En Roma le dedicaban el segundo mes del año y dentro de él, el segundo día se realizaban sacrificios. 
Los sacerdotes de los antiguos misterios de Egipto vestían de blanco, no solo sus ceremonias sino en toda la su vida. 
De igual forma los esenios vestían de blanco, la misma ropa que uso Cristo en su vida conocida.
Las baldosas del templo cumplen otra función simbólica, reflejan la dualidad de la existencia: Día y noche, placer y dolor, virtud y vicios, frío y calor, nacimiento y muerte, amor y odio, las honras y las calumnias, contraste que acompañan al hombre por los caminos de la vida, pero sobre todo, aquellas que de alguna forma.
Son parte del equilibrio del plan universal.
Los pitagóricos sostenían que el binario era el símbolo de la diversidad, de la desigualdad, de la división, de la separación y de las vicisitudes que proviene del estado imperfecto en el que cae el hombre cuando se desconecta de Dios y de su gloria. 
El contraste ente blanco y negro – ligados por el mismo cemento, la misma hechura, la misma mano – de la imagen del bien y del mal que jalonan los senderos de la vida. 
También recuerda de modo vivísimo, la pureza del sentimiento o el alma pura del neófito, intentando sobreponerse a los rencores vicios y pasiones a que esta sujeto en el momento en que deja de ser un profano. 
El negro no refleja los rayos luminosos y su oscuridad despierta sentimientos de destrucción y muerte. 
El blanco, unión de los siete colores del espectro, es luz creación y vida.
Más, debemos olvidar que estas apreciaciones sobre las cualidades de los colores, está basada y reafirmadas en nuestra cultura occidental, judeo-cristiana, pues para los budistas, zoroastristas, hinduistas en incluso algunas ramas musulmanes, el negro posee cualidades curativas y representa el estado de gloria o nirvana, en que el alma se funde después de pasar por los llamados “senderos blancos”. 
Incluso los estudiosos de la cábala, sostienen, que ni el blanco o el negro son en esencia buenos o malos y que se debe de estar por encima de apreciaciones, por encima del bien y del mal, para poder controlar, todas las fuerzas divinas y naturales, que antagonizan en nuestro universo.
Para los egipcios, el mosaico era la representación del espacio, donde los seres inanimados y animados en el mundo, podían juntarse y trasmitir los conocimientos unos a otros.
Mi interpretación del mosaico es que éste, la vida misma, un constante devenir y circular por los lados mas oscuros y claros de la propia existencia e individualidad.
El tener la capacidad de circular por la luz y la sombra sin perder la identidad sin mimetizarse o adoptar un único tono, sino más bien comprender que la esencia de ambos es parte de nuestra esencia que solo se debe esperar que luego de un paso oscuro siempre viene uno mas claro y así sucesivamente como la danza del día y la noche, como ha sido desde el comienzo del tiempo.

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