LA MASONERÍA VIVA.
No nos cabe duda que en Occidente ha sido la Masonería la más directa y
verdadera depositaria de los ritos, símbolos y misterios de la tradición
hermética y por ende que constituye una auténtica rama viva de la tradición
primordial. Los orígenes y devenir históricos quedan expuestos a lo largo de
una multitud de obras de diferentes autores que demuestran una clara liga de la
orden masónica con las diversas formas tradicionales que conformaron las bases
y los aspectos más esenciales de la cultura occidental.
Es cierto que la mayor parte de logias y obediencias
masónicas que se multiplicaron a lo largo y ancho del planeta desde el siglo
XVIII han sido influenciadas desde entonces por diversas corrientes propias del
mundo moderno que las han desviado de su objetivo primordial, el cuál es la
búsqueda incesante de la Unidad, es decir, la Verdad; y de su tarea
fundamental: la construcción de un templo universal basado en ideas
arquetípicas heredadas de la tradición unánime y el depósito y la transmisión
de los ritos y símbolos que constituyen los soportes necesarios para que los
miembros de la Orden puedan hacer efectiva una iniciación o transmutación que
les permita identificarse con aquellas ideas universales que siempre confluyen
en un Centro interior del que la Orden es reflejo vivo. Pero también es cierto
que en estos siglos "de oscurecimiento creciente" se han logrado
mantener algunos masones que habiendo comprendido ese alto ideal y teniendo
siempre que luchar contra corrientes modernas, que pareciera tienden a
arrasarlo todo, han logrado sin embargo
conservar el verdadero espíritu masónico y por lo tanto dar vida a esos
vehículos simbólicos del Arte Real que pueden conducir por la inefable senda de
los Misterios.
La existencia de logias y obediencias que no se
separan de la vía iniciática y que comprenden la trascendente misión que están
llamadas a cumplir, es lo que nos permite suponer que la Masonería está viva;
que a pesar de los múltiples ardides del enemigo no ha sucumbido; y que existe
una verdadera Orden interior que necesariamente sembrará los cimientos sobre
los que se edificará el nuevo mundo, hombre nuevo, que renacerá de las cenizas
venciendo a la muerte y entretejiendo la tierra con el cielo, es decir haciendo
interactuar la escuadra y el compás.
La mayor parte de las logias masónicas que pululan
sobre todo en Occidente ignora totalmente su origen, su esencia y su misión.
Hay que recordar que desde que se organizaron las primeras logias modernas de
Inglaterra ya se vieron fuertemente afectadas por ideas racionalistas, y en el
fondo materialistas, que las alejó de sus orígenes fundamentalmente iniciáticos
e inundó talleres con profanas ideologías y teorías relacionadas con el
cientificismo, la visión horizontal de la historia, las miopes ilusiones de evolución
y progreso y el humanismo personalizado e individualista.
También sucedió que muchos hermanos masones deseosos
de impedir que se perdieran los conocimientos esotéricos de la Orden se vieran
infelizmente atraídos por corrientes en boga de carácter teosofista,
espiritualista y ocultista que tergiversando el sentido verdaderamente interno
y espiritual de los ritos y símbolos trajeron a los talleres energías psíquicas
inferiores sustituyendo los caminos que conducen al Misterio por oscuras sendas
caóticas plagadas de "fuerzas" y "poderes" tan ilusorios
como destructivos. Por el carácter libre y autónomo de las logias, y por la posibilidad que
tienen los masones de trabajar a cubierto de las indiscreciones, sin que haya
ninguna "entidad" superior que supervise los trabajos, siempre ha
sido posible que alguna logia determinada, ignorante de los principios
esenciales de la Orden, pueda caer, como han caído tantas, en aberraciones y
desviaciones de toda índole.
Así, ha sido frecuente que los talleres masónicos, por no saber cual era
su función, se dedicaran a actividades profanas y extramasónicas de todo tipo:
muchas veces las logias se abocaron a estudiar las ciencias, las artes o la
historia con esa visión racionalista que lógicamente les impidió reconocer los
aspectos sagrados de los trabajos masónicos y los orígenes espirituales,
míticos y metafísicos de la Orden a la que decían pertenecer; otras, muchos
masones, creyendo que la labor que debían cumplir era de tipo humanista y
social, utilizaron los talleres como plataforma política, como centro de
influencias y poder profano, como instituciones de beneficencia, y hasta como
especie de clubes sociales, reunión de amigos o centro de negocios. No es que
creamos que esté mal realizar este tipo de actividades, pero hacerlo en nombre
de una Orden, la única en Occidente, cuya función primordial, como hemos dicho,
es la de servir de depósito a las ideas tradicionales y la de transmitir el
conocimiento cosmogónico y metafísico que estas ideas comportan, ha logrado que
la Masonería sea conocida hoy día, en términos generales, no por su función
trascendente, sino por este tipo de actividades que no han hecho otra cosa que
desprestigiarla más y más, sembrar el desorden, la división y la confusión y hacer
creer muchas veces a los propios masones ignorantes de su papel, que la
Masonería es eso.
Y la desviación ha sido de tal magnitud que hoy día han salido a la luz
pública las actividades de verdaderas pandillas que diciendo trabajar en logia
han fraguado en sus reuniones sacrílegas toda clase de conspiraciones, complots
y fraudes, causando enorme desprestigio a la Orden a la que estos individuos
verdaderamente nunca pertenecieron.
Es bien sabido que sobre todo durante el siglo XIX y la primera mitad
del XX, salieron de las logias diversos movimientos políticos y muchos
presidentes y gobernantes (casi siempre de pensamiento liberal) cuyas
ideologías y estrategias fueron fraguadas en el interior de un taller masónico.
El movimiento intelectual que produjo la independencia de América de los países
europeos se realizó en logia; y casi todos los libertadores de ese continente
(Bolívar, San Martín, Washington, Morelos, etc., etc.) fueron masones. Hoy
algunos hermanos creen, pues ignoran otras posibilidades, que el tipo de
actividad a realizar durante los trabajos de la logia pueda consistir en dictar
discursos recordando esas ideologías y vanagloriando los nombres y hazañas de
los hermanos mayores históricamente destacados en la política, las artes y las
ciencias profanas. Otros, en vista de la pérdida de poder político que han
sufrido las logias en los últimos años, han desviado los trabajos hacia obras
"culturales", sociales y de beneficencia. Es sabido que en
Norteamérica, por ejemplo, la mayor parte de las logias se han convertido
exclusivamente en simples instituciones benéficas que
"altruistamente" financian hospitales, escuelas y universidades.
Actualmente, además, tal vez una mayoría de logias se encuentra, por
pertenecer a determinada obediencia (que tiene correspondencia con tal o cual
Oriente europeo), en una absurda división, en una sórdida lucha en la que se
tildan unas a otras de "irregulares" o "regulares" según
parámetros de tipo burocrático que llevan hasta los extremos de dar o impedir
la entrada a un hermano según si su logia esté enlistada en un determinado
folletín al que dan carácter de oficial y donde los antiguos usos y costumbres
brillan por su ausencia.
En esas logias se ignora lo que es un masón y lo que es la Orden. La
verdad es que una logia, por silvestre que parezca, es verdadera, si en su seno
se realiza el rito con perfección y conciencia; si existe una transmisión
regular de las palabras y fuerzas interiores que desde antiguo se transmiten
ininterrumpidamente; si los hermanos guardan el verdadero secreto, cultivando
el silencio interior; si los asuntos de índole individual y las problemáticas
sociales o económicas y todo tema de carácter profano se logran mantener, como
corresponde, junto con los metales, fuera de las puertas del templo; si sus
miembros comprenden su misión y su función y se abocan, como tarea principal, a
estudiar y practicar las Artes y las Ciencias que la Orden enseña.
Una logia es verdadera no por pertenecer a una u otra obediencia que se
autoproclame arbitrariamente oficial o regular ni por tener ninguna clase de
"pedigree" o patente. No. Una logia es verdadera si los trabajos
masónicos que realiza son verdaderos; si logra dar vida a la Fuerza o Luz
oculta detrás de los símbolos transmitidos desde los orígenes por medio de los
ritos, gestos y palabras que los masones practican.
Y la Masonería está viva no por la existencia de numerosas logias que se
dedican, como hemos dicho, a actividades profanas. Lo está porque a pesar de
tantos avatares la mayoría de las logias han podido conservar al menos lo más
esencial de los ritos de iniciación, aumento de salario y exaltación; porque
las palabras sagradas y de paso se han conservado permitiendo a los que las
reciban conscientemente experimentar su fuerza y conocer su significado; porque
los rituales de apertura y cierre de los trabajos, en los distintos grados, se
han mantenido generalmente bastante intactos; porque las leyendas que se
conservan en todos los grados están vivas; porque las logias se siguen
decorando con los símbolos fundamentales de la Orden y los manuales aún
recuerdan los estudios simbólicos correspondientes a cada grado y el escalonado
ascenso por los mundos de la gramática, la lógica y la retórica; y de la
matemática, la geometría, la música y la astronomía. Está viva porque en
muchísimos de los talleres se encuentran aislados hermanos con recta intención
de búsqueda que les permite recibir de diverso modo y en el grado que fuere un
influjo espiritual que esos ritos y símbolos son capaces de otorgar; y también
porque aún existen algunas logias en las que reina el verdadero espíritu
masónico; en las que siempre hay un guardatemplo atento impidiendo la entrada
de fuerzas e ideas profanas; en las que se invoca incesantemente desde el
corazón la Unidad del Gran Arquitecto, la Belleza de su obra, la Fuerza de su
espíritu y su Sabiduría infinita. Talleres con salud y alegría en los que
fraternalmente se estimula la unión no por vínculos individuales sino por lo
más alto: la búsqueda común de un Centro único en el que reside la esencia de
Todo. Talleres en los que se trabaja paciente y perseverantemente, en
coordinación y respetando las verdaderas jerarquías en la construcción de un
edificio interior, de una cosmogonía viva que incluye la muerte y la
resurrección, es decir la transmutación, que finalmente hace posible que el
corazón del adepto y el centro del templo unidos indisolublemente, se
constituyan en verdadero habitáculo de la divinidad.
La masonería está viva porque su esencia más íntima y la de los
verdaderos masones es inmortal; y porque tarde o temprano la Orden habrá de
cumplir su misión coronando la construcción de un templo universal edificado de
conformidad con los planos diseñados por el Gran Arquitecto del Universo.
La Tradición Hermética está viva y aún existen verdaderos masones
capaces de comprenderla y revivificarla. "Por sus obras los
conoceréis".
No hay comentarios:
Publicar un comentario