LA TOLERANCIA
En el esfuerzo de buscar los
medios para vivir, el mundo se olvida de lo que es esencialmente importante
para la vida misma: Saber quienes somos, de donde venimos, adonde vamos, cuales
son las reales finalidades de nuestra existencia.
Los hombres luchan y
combaten, tratan recíprocamente de destruirse o sujetarse mutuamente, para
finalmente comprender que la ley de la vida es la cooperación y únicamente en
la medida en que se entienda y realice, puede haber en la existencia, tanto
individual como colectiva, belleza y armonía.
La práctica de la
cooperación exige necesariamente, el reconocimiento de la tolerancia. Para la
Masonería, es la columna vertebral, es la reina de nuestra jerarquía de
valores, constituye la guía que mantiene la cohesión y el prestigio de nuestra
Orden. Este valor refleja la personalidad del individuo, y es la expresión de
su tono moral, cultural, afectivo y social. Sin tolerancia, no hay Libertad, ni
Igualdad, ni Fraternidad, ni otros valores, que nos permitan la cooperación, la
sociedad está fundamentada en ella, comprende el ámbito de lo material, sin
ella, se derrumbaría el edificio social, por las fricciones y fuerzas
divergentes; se apagarían las máquinas, las ciencias volverían al oscurantismo
de épocas pasadas, dominadas por la rigidez y las verdades absolutas.
La diferencia entre los
masones y la sociedad profana viene determinada por el grado de Tolerancia de
unos hacia los otros. Solemos hablar mucho de este valor, pero no llegamos a
adquirir una conciencia total del peso y la responsabilidad que supone el
llevarlo a la práctica. Nuestra mente rodeada de aspectos, políticos, sociales,
económicos, filosóficos, religiosos, etc. de la sociedad en la cual vivimos,
esta tan condicionada a nuestro ambiente y a nuestra posición social, que
solemos unas veces conscientes, y otras inconscientemente, ridiculizar,
burlarnos, enfadarnos e incluso despreciar a aquellos que no piensan como
nosotros, nos convertimos en pequeños dictadores que solo ven los defectos de
los demás sin ver los defectos propios.
Nos estamos acostumbrando
desde hace mucho tiempo a seguir las pautas dictadas por el mercado; el dinero
manda a partir de ahí todo queda sometido a él, relativizamos los valores y así
lo manifestamos unas veces conscientes y otras Inconscientemente.
La Tolerancia, es un
aprendizaje constante y muy duro, además; se necesita mucha sabiduría y una
grandeza de espíritu para llevarla a la práctica.
Nuestra forma de vida nos lleva a
emborracharnos de vanidad, arrogancia, vanagloria, falsa modestia y otros
mecanismos de defensa, de los que se provee nuestro consciente e inconsciente
para justificarse de nuestras actitudes ante nosotros mismos.
Tolerancia significa,
respeto a la libertad de los demás, a sus formas de pensar, de actuar, a sus
opiniones políticas, sociales, económicas, religiosas, filosóficas etc.
Significa el reconocer los derechos, la dignidad y decoro de una persona o
cosa, absteniéndose de ofenderlos. Significa, soportar, sufrir, aguantar,
admitir ideas u opiniones distintas de las propias.
La más amplia tolerancia, es
por lo tanto necesaria en materia de ideas y opiniones, imponiéndose como
primera condición de la vida y de las actividades masónicas. También como
postulado necesario para que las diferencias entre las ideas no impidan la
realización de la solidaridad la cooperación y el espíritu de Fraternidad.
Que cada uno de nosotros se
esfuerce, según las posibilidades de su inteligencia y haga el uso mejor y más
sabio de sus conocimientos, pero que se cuide de no censurar a los demás, ya
sea porque él no entiende a los demás, o porque ellos no le entiendan, siempre
ocurre uno de los dos sentidos, y con frecuencia, ambos a la vez.
Recordar que toda opinión
sincera merece por tal razón ser respetada, aunque no convengamos en lo
concreto sobre la misma. LA VERDADERA LIBERTAD DE PENSAMIENTO SE MIDE POR LA
LIBERTAD QUE CADA INDIVIDUO SABE CONCEDER A LOS DEMÁS.
Siendo infinitos los puntos
de vista desde los cuales puede considerarse la VERDAD, es siempre presuntuoso,
denotando fanatismo y estrechez de miras, hacerse juez de las opiniones ajenas.
En realidad a ninguno puede
considerársele absolutamente en el error, y pocos son los que pueden afirmar
estar absolutamente en posesión de la verdad; la mayoría de las opiniones que
se expresan participan, en diferente medida, del error y la verdad, siendo
tentativas y aproximaciones entre las dos polaridades.
Es además y sobre todo
importante que cada hombre, busque. Encuentre y se abra su propio camino
individual hacia la Luz. Nunca podremos pretender encontrar una absoluta
uniformidad de opiniones y de ideas, si bien es cierto que estas se acercan
entre ellas, tanto más cuanto más convergen las mentes individuales hacia la
verdad.
La opinión que quisiera
trasmitiros es que no relativicemos la Tolerancia en función de nuestras
ideologías o de nuestra posición social o económica, abramos nuestro
pensamiento y nuestra mente al infinito, construyamos los masones los templos
de la Sabiduría y el Conocimiento, continuemos la obra del maestro constructor
del templo de Salomón hace 3.200 años. Busquemos la verdad, la perfección, y
practiquemos y aprendamos a ser tolerantes.
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