jueves, 3 de octubre de 2013

La tolerancia

LA TOLERANCIA
En el esfuerzo de buscar los medios para vivir, el mundo se olvida de lo que es esencialmente importante para la vida misma: Saber quienes somos, de donde venimos, adonde vamos, cuales son las reales finalidades de nuestra existencia.
Los hombres luchan y combaten, tratan recíprocamente de destruirse o sujetarse mutuamente, para finalmente comprender que la ley de la vida es la cooperación y únicamente en la medida en que se entienda y realice, puede haber en la existencia, tanto individual como colectiva, belleza y armonía.
La práctica de la cooperación exige necesariamente, el reconocimiento de la tolerancia. Para la Masonería, es la columna vertebral, es la reina de nuestra jerarquía de valores, constituye la guía que mantiene la cohesión y el prestigio de nuestra Orden. Este valor refleja la personalidad del individuo, y es la expresión de su tono moral, cultural, afectivo y social. Sin tolerancia, no hay Libertad, ni Igualdad, ni Fraternidad, ni otros valores, que nos permitan la cooperación, la sociedad está fundamentada en ella, comprende el ámbito de lo material, sin ella, se derrumbaría el edificio social, por las fricciones y fuerzas divergentes; se apagarían las máquinas, las ciencias volverían al oscurantismo de épocas pasadas, dominadas por la rigidez y las verdades absolutas.
La diferencia entre los masones y la sociedad profana viene determinada por el grado de Tolerancia de unos hacia los otros. Solemos hablar mucho de este valor, pero no llegamos a adquirir una conciencia total del peso y la responsabilidad que supone el llevarlo a la práctica. Nuestra mente rodeada de aspectos, políticos, sociales, económicos, filosóficos, religiosos, etc. de la sociedad en la cual vivimos, esta tan condicionada a nuestro ambiente y a nuestra posición social, que solemos unas veces conscientes, y otras inconscientemente, ridiculizar, burlarnos, enfadarnos e incluso despreciar a aquellos que no piensan como nosotros, nos convertimos en pequeños dictadores que solo ven los defectos de los demás sin ver los defectos propios.
Nos estamos acostumbrando desde hace mucho tiempo a seguir las pautas dictadas por el mercado; el dinero manda a partir de ahí todo queda sometido a él, relativizamos los valores y así lo manifestamos unas veces conscientes y otras Inconscientemente.
La Tolerancia, es un aprendizaje constante y muy duro, además; se necesita mucha sabiduría y una grandeza de espíritu para llevarla a la práctica.
Nuestra forma de vida nos lleva a emborracharnos de vanidad, arrogancia, vanagloria, falsa modestia y otros mecanismos de defensa, de los que se provee nuestro consciente e inconsciente para justificarse de nuestras actitudes ante nosotros mismos.
Tolerancia significa, respeto a la libertad de los demás, a sus formas de pensar, de actuar, a sus opiniones políticas, sociales, económicas, religiosas, filosóficas etc. Significa el reconocer los derechos, la dignidad y decoro de una persona o cosa, absteniéndose de ofenderlos. Significa, soportar, sufrir, aguantar, admitir ideas u opiniones distintas de las propias.
La más amplia tolerancia, es por lo tanto necesaria en materia de ideas y opiniones, imponiéndose como primera condición de la vida y de las actividades masónicas. También como postulado necesario para que las diferencias entre las ideas no impidan la realización de la solidaridad la cooperación y el espíritu de Fraternidad.
Que cada uno de nosotros se esfuerce, según las posibilidades de su inteligencia y haga el uso mejor y más sabio de sus conocimientos, pero que se cuide de no censurar a los demás, ya sea porque él no entiende a los demás, o porque ellos no le entiendan, siempre ocurre uno de los dos sentidos, y con frecuencia, ambos a la vez.
Recordar que toda opinión sincera merece por tal razón ser respetada, aunque no convengamos en lo concreto sobre la misma. LA VERDADERA LIBERTAD DE PENSAMIENTO SE MIDE POR LA LIBERTAD QUE CADA INDIVIDUO SABE CONCEDER A LOS DEMÁS.
Siendo infinitos los puntos de vista desde los cuales puede considerarse la VERDAD, es siempre presuntuoso, denotando fanatismo y estrechez de miras, hacerse juez de las opiniones ajenas.
En realidad a ninguno puede considerársele absolutamente en el error, y pocos son los que pueden afirmar estar absolutamente en posesión de la verdad; la mayoría de las opiniones que se expresan participan, en diferente medida, del error y la verdad, siendo tentativas y aproximaciones entre las dos polaridades.
Es además y sobre todo importante que cada hombre, busque. Encuentre y se abra su propio camino individual hacia la Luz. Nunca podremos pretender encontrar una absoluta uniformidad de opiniones y de ideas, si bien es cierto que estas se acercan entre ellas, tanto más cuanto más convergen las mentes individuales hacia la verdad.
La opinión que quisiera trasmitiros es que no relativicemos la Tolerancia en función de nuestras ideologías o de nuestra posición social o económica, abramos nuestro pensamiento y nuestra mente al infinito, construyamos los masones los templos de la Sabiduría y el Conocimiento, continuemos la obra del maestro constructor del templo de Salomón hace 3.200 años. Busquemos la verdad, la perfección, y practiquemos y aprendamos a ser tolerantes.


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