miércoles, 23 de octubre de 2013

Nuestros Orígenes

NUESTROS ORÍGENES

Los orígenes más remotos y auténticos de la Masonería debemos ubicarlos en Escocia desde los trabajos de William Schaw y el impulso denodado que le imprimió Sir Robert Moray. Fue aquí donde se fundaron las primeras Logias especulativas de masones aceptados, gracias al trabajo de estos dos próceres de nuestra Hermandad. Sin embargo, desde 1714 se había instalado en Inglaterra una casa gobernante alemana —Orange, de Hannover— que desplazó a los Estuardo de la Corona inglesa y que nunca contó con el apoyo popular. El arribo de esta casa extranjera al gobierno inglés fue apoyado por las cuatro Logias londinenses que la tradición dice fueron las fundadoras del ahora internacional movimiento masónico. Nada más alejado de la verdad.

En efecto, en 1717 The Goose and Gridiron, The Crown, The Appletree y The Rummer and Grapes, fueron establecimientos logiales que tenían, entre sus miembros a individuos no vinculados con el Arte y Ciencia de la Construcción, es decir, miembros aceptados, pero éstos ya existían desde mediados del siglo anterior, como bien hacen constar estudios e investigaciones acuciosas sobre nuestros orígenes como Gremio filosófico. De modo que la masonería londinense en realidad no hizo sino aprovechar a estas cuatro Logias que, seguramente, provenían de concesiones dadas por los Estatutos de Schaw, desde mediados del siglo XVI.

La desaparición de la dinastía de los Estuardo provocó también la extinción de la masonería jacobita en Inglaterra, pues para la nueva casa gobernante, los Hannover, el recuerdo estuardistas jacobita constituía una osadía política. Por ello, para un masón londinense de 1717, decir que era masón jacobita constituía un peligro mortal. Por esta razón, las ramas jacobitas del Gremio fueron relegadas, cuando no extinguidas definitivamente. Luego de las Revoluciones francesa y americana, permitir que la masonería estuardistas —de claros orígenes escoceses— pudiera renacer, representaba una intimidación para los Hannover. Precisa aclarar aquí que cuando hablo de los orígenes escoceses de la masonería, en nada me refiero al grupo masónico denominado Rito Escocés, Antiguo y Aceptado, que en Escocia ni conocieron, ya que es un sistema eminentemente americano, inventado en Charleston en 1801.

El ocultamiento definitivo de cualquier resabio escocés —jacobita estuardistas— de la masonería quedó consolidado con la fundación de la Gran Logia Unida de Inglaterra (UGLE, por sus siglas en inglés) en 1813, organismo de fusión que reagrupó las dos facciones inglesas de la masonería, la de los “modernos” de Hannover (las cuatro logias referidas de 1717) y la de Lawrence Dermott, los “antiguos”. La UGLE surgió bajo el mando del Duque de Sussex, hijo de Jorge III, el rey loco bajo cuyo gobierno Inglaterra perdió las colonias americanas.

Este noble purgó a la nueva Gran Logia de toda simpatía por lo estuardistas jacobita y eliminó por completo todos los rituales que tuvieran el mínimo rastro de relación con los Estuardo en el Gremio. Un claro ejemplo de esta fobia por lo estuardistas, por parte del duque de Sussex, fue la eliminación de dos importantísimos testimonios que, de existir, nos estarían dando luz abrumadora sobre los orígenes del Gremio masónico: uno es The History of Freemasonry, escrita por Elías Ashmole —que también dejó una historia de la Orden de la Jarretera— y la otra es también una Historia de la Masonería, nada más y nada menos que de Sir Robert Moray, con mucho el padre del especulativismo masónico. Ambas obras fueron escritas a petición expresa de la Royal Society.


El duque de Sussex, como Gran Maestro de la UGLE, borró todo rastro estuardistas de nuestro Gremio, pista que con mucho constituye la fuente original de nuestra Fraternidad. Pero también eliminó todo vestigio respecto de la relación de la masonería con los orígenes de la Real Sociedad, la rama científica de la masonería, aquélla que permitiría a los operadores del Gremio “acercarse al Trono de Dios por medio del descubrimiento de los misterios de la naturaleza”. Tal y como dicen los rituales originales del Fellow Craft.

Sin embargo, las cosas salieron a relucir en su majestuosa verdad, no por la acción de los masones londinenses, sino por el primer ataque de la iglesia católica romana a la Hermandad, dominada por los Hannover. La primera excomunión contra la masonería, en 1737, dejó entrever los orígenes profundos y remotos del Arte Gremial Masónico, espiritual y filosófico; orígenes estuardistas y por lo mismo escoceses y no solo de las primeras logias especulativas, sino además, de la Real Sociedad.

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