martes, 22 de octubre de 2013

Impecable

¿QUÉ ES SER IMPECABLE?
Que cada acción se corresponda con tu corazón y con tus creencias.
Hacer cada cosa con autenticidad, sabiendo que estás dando lo mejor de ti en cada acción y que más allá de que el resultado sea o no el que esperamos, podemos seguir andando dignamente porque no hay satisfacción mayor que ser impecable.
Uno no se levanta un lunes y dice esta semana seré impecable y se desentiende del asunto, es un trabajo. Un trabajo de 24 hs.
Somos humanos, sentimos, sufrimos y nos equivocamos. Estamos vivos y fluimos todo el tiempo con nuestro entorno.
Nos vamos a dispersar un millón de veces ya sea por desatención, por alguna herida, por enojo, por pereza, por seguir a otros, o porque sí.
Pero cuando ya fuiste impecable te das cuenta cuando no lo estás siendo, o algo se te pasó por alto, o algo simplemente no está sonando afinado.
Y entonces el trabajito consiste en mirar unas páginas atrás y reconocer dónde comenzó a sonar rara esta melodía que venía siendo la tuya y ahora se convirtió en otra canción, o peor aún en un ruido sin sentido.
Y lo genial que tiene todo esto es que la revisión no solo te muestra dónde te equivocaste, sino que te abre nuevas perspectivas.
Dar unos pasos atrás no es retroceder, muchas veces es lo que te permite ver el panorama con mayor amplitud, con mayor detalle.
Algunas veces al re-leernos cambiamos de planes y cambiamos de opinión.
Y eso es ser más auténtico que seguir adelante a los tropezones a pesar de todo.
Porque si queremos avanzar en un terreno limpio y favorable, tenemos que ser impecables, tenemos que sentir dentro nuestro la certeza de que la verdad y la autenticidad nos respaldan.
De que lo que estamos dando es bueno, es real y nutre a nuestros iguales y a nuestro entorno.
Pero es como una danza, no es un camino lineal. Hay giros y desplazamientos varios y en nosotros está encontrar el ritmo y estar en sintonía con él.
Es una danza en la que no recibimos aplausos, y muchas veces cuanto más pulido y limpio está un espejo, a la gente no le gusta ver reflejada su imagen allí. Pero no somos nadie para juzgar el baile del otro.

Solo nos toca ser impecables, poner lo mejor en cada paso, poner el corazón y cuidar nuestra propia impecabilidad, porque es fácil dejarse empujar, lo difícil y lo que requiere de toda tu entereza es saber pararte en tu propio lugar sin tener que empujar a nadie.

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