El líder Masónico y el clima organizacional
Por: Iván Herrera Michel. 33º
El líder Masónico, ya sea que desempeñe sus funciones administrativas en el simbolismo o en el filosofismo, tiene sobre sus hombros el avance de la institución que dirige y la obtención de los objetivos planteados.
En consecuencia, sus actos repercuten directamente en el clima organizacional de tal manera que el éxito del grupo será siempre su éxito, y el fracaso, también su fracaso.
Un buen líder cree con entusiasmo en el proyecto a su cargo, escruta el horizonte constantemente y tiene visiones de largo plazo. Los lideres eficaces están siempre buscando ideas nuevas. Hoy en día, además tienen que poseer una gran apertura mental para encarar el inevitable fin del aislamiento sacándole provecho sin perder la identidad local, alejándose de la engañosa comodidad que brinda el estar desconectados del resto del mundo.
La tendencia que se observa, es que los Masones, como cualquier otra persona educada de hoy, sienten muy profundas sus raíces locales, pero al mismo tiempo quieren ser Masones universales. Un líder Masónico no puede vivir de espaldas a esta realidad.
Recientemente el centro de estudios y medición del clima organizacional “Great Place to Work”, que es una empresa de investigación y consultoría gerencial, con oficinas centrales en Estados Unidos y afiliadas alrededor del mundo, publicó un documento mediante el cual propone cinco parámetros para evaluar el clima organizacional de una asociación, por los que resalta el papel de la participación del talento y las capacidades generales en la obtención de los fines y metas comunes, bajo un determinado liderazgo. Lo cual perfectamente se puede aplicar a la conducción Masónica.
Entre las primeras ventajas de generar ambientes de trabajo agradables en los Talleres se cuentan la disminución de la deserción y el ausentismo. Y en el caso de la Masonería, la generación de un atractivo en el entramado social en que está implantada que propicie mayores Iniciaciones y una asistencia de largo plazo.
Estos cinco valores a medir propuestos por Great Place to Work son:
Credibilidad: Hace relación con el liderazgo desarrollado a través de la comunicación, la capacidad gerencial y la consistencia.
Respeto: Se refiere a que el líder debe crear espacios de participación que faciliten a todos los Masones expresar libremente sus ideas e inquietudes, de tal manera que estas se conviertan en iniciativas de crecimiento y progreso.
Imparcialidad: El líder debe estar firmemente comprometido con la equidad y la ausencia de favoritismo.
Camaradería: Descansa en la inteligencia emocional de líder y del grupo y de como reaccionan frente a diversas situaciones sin perder el sentido de equipo.
Orgullo: Tiene que ver con los sentimientos hacia las diferentes facetas relacionadas con el trabajo que se adelanta, el equipo al que se pertenece, y los sentimientos de adherencia que genera la Gran Logia o el Supremo Consejo.
Algunas Masonerías se encuentran hoy trabajando para mejorar el reconocimiento interno a los Masones en general abriendo espacios de participación en los asuntos de interés común y fortaleciendo la comunicación y la transparencia de las relaciones internas. Otras están situadas en esquemas jerárquicos de inspiración absolutista.
Pero se corre un riesgo enorme al subestimar el impacto del entorno o al no entender bien que está pasando y que puede suceder en el futuro previsible cuando se están presentando cambios trascendentales.
De todas maneras, la actitud de un líder Masónico frente a la ética interna y la responsabilidad social de la institución determina el clima organizacional y la consecución de los objetivos generales en una sociedad, ya que la Masonería no posee un componente social. Es un componente social.
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