domingo, 5 de marzo de 2017

El Arca de la Alianza, la vara de Arón, el vaso de Maná y las Tablas de la Ley

El Arca de la Alianza, la vara de Arón, el vaso de Maná y las Tablas de la Ley




Por el Q.·.H.·. Alvaro Laborde
España

Moisés es el fundador de la religión monoteísta hebrea. La trae según las últimas investigaciones desde el corazón de Egipto. Basándome en la opinión de Freud, (ver Obras completas, capítulo sobre Moisés), es Moisés, el sacerdote del templo de Atón que escapa a la caída del culto monoteísta que se había implantado en la época anterior a Tuthankamon.

Así, la famosa “Tierra Prometida” de Israel, que en esas fechas históricas era una provincia del Imperio Egipcio, será el lugar fronterizo a donde escaparán Moisés, los levitas, sacerdotes de Atón, y sus familias, seguidos por una guardia militar que les cubre la retaguardia, para escapar de las guardias militares al mando de los nuevos Faraones que son apoyados por las castas sacerdotales de Memfis y los demás centros religiosos, que habían sido desplazados por el nuevo culto, y que por ello, habían visto perder sus poderes, sus impuestos y sus comodidades.
Los sacerdotes adoradores de Atón, seguramente conocían los Misterios que posteriormente le serán transmitidos a Pitágoras sobre el número áureo, y que están escondidos secretamente dentro del Pentagrama o la estrella de cinco puntas. El arquitecto suizo-francés Le Corbusier, siguiendo el estudio de el “Modulor”, un sistema de diseño basado en el número de oro, y utilizando la descripción que se hace del Tabernáculo en la Biblia, logra representar el mismo con las dimensiones áureas, probando justamente, que los levitas conocían dichos secretos geométricos.
Dentro de dicho Tabernáculo, se guardará la famosa Arca de la Alianza, que esta formada con Oro y madera de Acacia. El oro simboliza todo lo noble, es uno de los metales más nobles ya que no se oxida prácticamente, por lo que en dichos tiempos, era considerado como contenedor de poderes mágicos. La Acacia es también, uno de los árboles del desierto del Cercano Oriente, y por estar expuesto a dichas inclemencias, es de una madera durísima que la hace incorruptible. Así, vemos que el arca esta compuesta de un mineral y de un vegetal, ambos incorruptibles. Falta el complemento animal. Este podría estar simbolizado por el vaso de Maná. El Maná que es enviado del cielo para alimentar a los hijos de Yahvé, sería el alimento que haría “incorruptibles a los seres humanos”, unido a las Tablas de la Ley, que eran los principios éticos o los “Landmarks” que debían obedecer los Hebreos (“Levitas”) para permanecer dentro de la comunión con Yahvé.
Las Tablas de la Ley, seguramente estaban esculpidas en jeroglíficos, y por lo tanto eran ininteligibles para los hebreos, o sea, para el pueblo raso. Así, se hace necesario que los sacerdotes sean los que traduzcan a los diferentes idiomas utilizados en esas zonas, el significado de las Tablas.
Dentro del arca, hemos mencionado que se encontraban las Tablas, el Vaso y la Vara. Desarrollaremos a continuación algunas opiniones sobre sus significados. Las Tablas de la Ley, un tema en si mismo, son como dijimos anteriormente, los reglamentos internos de la orden de sacerdotes, son como para los MM.·. los Landmarks que nos rigen y nos definen como comunidad. Ante el peligro que los levitas sufrían en la persecución, estos deciden hacer llegar al pueblo que los acompaña, los secretos de su orden, develando (corriendo el Hejal del Tabernáculo), los misterios que ellos guardaban celosamente en sus templos.
Los castigos que decide Moisés imponer cuando baja del Monte con las tablas, es seguramente un ajuste de cuentas con los levitas que le dan los reglamentos secretos al pueblo, ya que seguramente Moisés lo considera como un acto de traición.
Luego tenemos la presencia del vaso de Maná, que como hemos mencionado anteriormente es lo que alimenta al pueblo en su viaje por el desierto. Mucho se ha hablado sobre el aspecto práctico de este alimento, no llegando los especialistas a develar si realmente existió alguna planta que permitiera alimentar al pueblo. Algunos mencionan al cilantro como posible compuesto. Pero en su aspecto filosófico, el vaso es el símbolo de lo que contiene, o sea, de la cueva, del cuarto de reflexiones donde antes de cada iniciación de un profano o de un pase de grado, el individuo debe volver a ese útero materno” de donde renace a una nueva dimensión. Ese vaso conteniendo el alimento espiritual del pueblo, es como el símil del útero que contiene la placenta que alimenta al individuo antes de nacer.
Como tercer elemento, se encuentra la vara de Arón. Además de sus funciones obvias de vara de poder o de mando, como la que detentaba el antiguo Faraón de Egipto, también tiene connotaciones de tipo geométrico. Recordemos que cuando se define en Francia el “metro patrón” este es una vara, que tiene determinada medida y determinadas subdivisiones (en centímetros y decímetros). A mi entender, siguiendo la hipótesis planteada anteriormente, la vara de Arón es seguramente el “metro patrón faraónico” con el que se medían los templos y con los que se trazaban los planos de los mismos. Seguramente sería una especie de “escalímetro” de la época y tendría relación con el codo egipcio que se utilizó para la construcción de las pirámides de Gizeh.
Esta tradición hebrea, llega a la época de Salomón de la mano de Hiram Abif, que entre sus funciones tenía la de organizar la construcción del Templo, que respetaba en una escala mayor las dimensiones del Tabernáculo. También es Hiram el que se encarga del diseño interior del Templo, y de la fundición de los metales para adornarlo.
Si Moisés es el iniciador de la tradición, Hiram es el culminador de la misma. Si el Tabernáculo era una estructura desmontable y por lo tanto era transportable por el territorio, cuando los hebreos terminan de conquistar el territorio prometido por su dios, deben obligatoriamente construir un templo no desmontable, eterno, de piedra. Un pueblo criador de ovejas en el desierto como eran los hebreos, jamás hubieran podido llegar a realizar tamaña obra de arquitectura. Los que tenían el conocimiento arquitectónico para construir los templos de piedra, como los sacerdotes egipcios y más tarde con la construcción del segundo templo, siguiendo los diseños de los sacerdotes babilónicos, eran los que tenían las capacidades técnicas de la época para realizarlo.
Seguramente las dos columnas del pórtico de entrada, Jakim y Bohaz, eran las famosas columnas que representaban a Faraones o a Dioses Egipcios que podemos ver aún en los templos de Karnak o de Luxor, pero a diferencia de estos que representaban dioses antropomorfos, siguiendo las nuevas leyes de no representar a Yahvé, es que estas pasan a ser simples columnas como las de nuestros templos.
Estas no estaban unidas en su parte superior, por ningún arco, ya que el arco era desconocido en el Antiguo Egipto, debido al uso que hacían los mismos de la piedra para sus construcciones. Lo mismo ocurría con los griegos clásicos, ya que estos eran alumnos directos de los egipcios. Solo el arco aparecerá posteriormente, con el retorno de los hebreos del exilio en Babilonia, ya que los babilonios, si construían con arcos, debido al uso que hacían del ladrillo igual que los romanos, que lo utilizarán posteriormente.
Para concluir, digamos que si Moisés es el nacimiento del estado nación hebreo, Hiram bien puede ser la muerte del mismo, conformando el primer ciclo histórico de la nación hebrea.
Hiram muere en manos de los tres malos compañeros que representan la ambición, la hipocresía y el fanatismo. Si comparamos estos tres compañeros con los objetos presentes en el Arca, y consideramos el Arca de la Alianza, como el Hombre mismo, en donde se da el pacto entre el Hombre como ser y su dios, Yahvé, podemos ver que estos objetos y estos vicios están íntimamente relacionados.
Si estos objetos son las virtudes a desarrollar, los vicios son las conclusiones que se generarán del mal uso de esos objetos.
La Hipocresía vendría a ser el mal uso de la vara de poder, aquel que mal usa el poder termina gobernando mal, aquel que mal usa la medida termina siendo injusto con los demás, si consideramos a la medida como la regla que mide todas las cosas.
La ambición está representada por el vaso de maná. Ya Moisés les decía a los hebreos que recogieran solo el maná para alimentarse en el mismo día porque si lo dejaban para el día siguiente este se echaba a perder. La gula por el maná, es el afán de ambición mal entendido.
Finalmente, el fanatismo esta relacionado a las tablas de la Ley. Si uno respeta los códigos y leyes que la sociedad se auto impone, siempre que estas sean justas, o sea, democráticamente definidas por los miembros de dicha comunidad, entonces esas leyes rigen con honor a los hombres. Pero si estas leyes se utilizan de manera intolerante, y despóticamente, sin el uso de la Razón, es que terminan llevándonos al fanatismo.
Moisés nos brindó los objetos que tenemos que utilizar para hacer el bien o para hacer el mal. Hiram nos mostró con su muerte a donde llegan los malos compañeros que no saben utilizar esos objetos de manera adecuada. Debemos entrenarnos en el uso de estos objetos, utilizando justamente la Razón, para que por medio de una actividad mental positiva de la Conciencia, la Luz nos guíe hacía la concreción de un templo interior eterno, de bondad, paz y amor.

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