sábado, 8 de abril de 2017

Tubalcain

Tubalcain como origen simbólico del progreso


Dentro de las leyendas masónicas existe un personaje que posee pocas referencias, escasas tal vez, si se tiene en cuenta la significación que encarna.

Igual ocurre en las sagradas escrituras respecto de Tubalcain. A través del Génesis todo lo que sabemos de él es que fue hijo de Lamech y Zillah, y poseía el cargo de “Instructor de todos los artífices en el bronce y el hierro”.
En el hebreo original no se logra hallar la versión común, pues lostesh no significa “instructor” sino “afilador”; el que afila instrumentos. Según parece, se puede traducir como “el que afilaba varias herramientas de cobre y hierro”. O también podemos colegir la versión autorizada que ha consignado casi fundamentalmente la condición de Tubalcain, señalándolo como el padre de los artífices. Y ha sido de tal manera como fue introducido en la historia legendaria de la Masonería, desde tiempos muy remotos.
La “leyenda de la Fraternidad”, donde se lo denomina “el fundador del gremio de herreros” es la primera referencia que se hace de Tubalcain. Esta parte de la leyenda la tomamos del Manuscrito de Dowland, ya que su ortografía es la más moderna, pero podemos afirmar, de acuerdo a estudios enciclopédicos, que el relato es particularmente el mismo en todos los manuscritos antiguos de las Constituciones.
En el de Dowland puede leerse lo siguiente:

“…Antes del diluvio un hombre llamado Lamech -tal como se escribe en la Biblia, en el cuarto capítulo del Génesis- tenía dos esposas, una llamada Ada y otra Zillah; de su primera esposa tuvo dos hijos, uno llamado Jubel y el otro Jubal; y de su otra esposa tuvo un hijo y una hija. Estos cuatro hijos fundaron el principio de todas las ciencias en el mundo. El primogénito Jubal fundó la ciencia de la geometría y se ocupaba en conducir rebaños de ovejas al campo, y primeramente construyó casas de madera y de piedra, como se dice en el capítulo mencionado. Su hermano fundó la ciencia de la música y las canciones de la lengua, del arpa y del órgano. Y el tercer hermano, Tubalcain, fundó el gremio de los herreros, que trabajaban en oro, plata, cobre, hierro y acero. Y la hija fundó el arte de tejer. Estos hijos sabían bien que “Dios” castigaría los pecados por medio del fuego o del agua, por cuya razón ellos escribieron las ciencias que habían fundado sobre los pilares para que fueran encontradas después del diluvio. Uno de los pilares era de mármol y no podía quemarse en el fuego; el otro era de latón, y no podía hundirse en las aguas…”.

Una tradición de los antiguos rabinos, asegura que Jubal fue el inventor de la escritura y de la música. Jubal habría escuchado decir a Adán que el mundo sería dos veces destruido. La primera por el fuego y otra por el agua. Se dice que entonces preguntó cuál de las dos catástrofes ocurriría primero. Sucedió que Adán se rehusó a darle tal información, y entonces Jubal inscribió el sistema de música que había inventado sobre dos pilares de piedra y de ladrillo. No obstante, una tradición más moderna en la Masonería, indica que la construcción de estos pilares es atribuible a Enoch.
Se dice también que Tubalcain era célebre por sus conquistas guerreras y excedía a todos los hombres en fuerza y poder. Cabe mencionar que también existe un relato del protometalúrgico, que es posible hallarlo en el célebre fragmento de Sanconiatho. Este sostiene que Tubalcain, bajo el nombre de Chrysor, que es sin duda una corrupción de chores ur en hebreo que quiere decir obrero que trabaja con fuego, o sea, herrero.
Digamos que Sanconioatho fue un escritor fenicio que suponemos viviera previo a la guerra de Troya, tal vez cuando Gedeón era juez de Israel, según lo consigna Sir William Drumond. Debemos indicar que éste escritor, compiló los diferentes relatos y tradiciones que existían en su tiempo sobre el origen del mundo. Al parecer, apenas un fragmento de la obra aún se conserva, que traducido al griego por Philo Byblius, lo insertó Eusebius en su Prae paratio Evangélica. Para dar seriedad al tema, digamos que tal documento ha sido copiado hasta el presente.
Los siguientes términos mencionan esa parte de la historia escrita por Sanconiatho, quien dice de Tubalcain:

“…Mucho tiempo después de la generación de Hypsoaranios, nacieron los inventores de la caza y de la pesca Agneas y Alieras, de cuyos nombres el pueblo derivó su denominación de cazadores y pescadores, y a quienes las nacieron dos hijos que descubrieron el hierro y la manera de trabajarlo. Uno de estos dos hermanos llamado Chrysor era hábil en la elocuencia y componía versos y profecías. Era el mismo con Hephaistos e inventó el anzuelo, el uso de la carnada para pescar, el cordel y la caña, fue el primer hombre que navegó sobre las aguas. Por lo tanto, fue adorado como un dios después de su muerte y se le llamaba Diamichios. Se dice que estos hermanos fueron los primeros que inventaron los tabiques de ladrillo”.

Tephaistos es la palabra griega que define al dios al que los romanos daban el nombre de Vulcano. De aquí que Sanconiatho y la curiosa similitud de nombre y de ocupaciones inclinaron a derivar el nombre de Vulcano del de Tubalcain. La T inicial, que es el artículo en la lengua fenicia, y su vocal nula, se forma la palabra Balcan que por la naturaleza permutable de la B y la V se transforma fácilmente en Vulcano.
El Obispo Stiñingfleet (orig. Sae., pag. 292) dice: “Que Tubalcain haya dado origen al nombre y al culto de Vulcano, pudo haber sido probablemente concebido tanto por la afinidad de nombres como porque Tubalcain se menciona como instructor de todos los artífices en latón e hierro, y la misma relación de la música o el padre de todos aquellos que tocaban al arpa y el órgano que los griegos atribuyen a Apolo“.
Voissius, en su Tratado De Idolatría (libro I., Capítulo 36), hace su derivación de Vulcano de Tubalcain. Pero Bryant, en su Análisis de la Antigua Mitología (tomo I., pag. 139), niega la etimología de Voissius que puede ser adoptada aunque sin relacionarla con la identidad de Vulcano y Tubalcain. El que descubrió la utilidad del fuego puede muy bien, en la corrupción de la idolatría, haber personificado el mundo Solar, la fuente de donde nace todo el calor.
Podría parecer que Tubalcain es un atributo compuesto de la partícula definida T y la palabra Baal que significa Señor. Tubalcain significaría entonces “el señor Caín”. Sin embargo dhu o du en árabe significa Señor; y esta misma significación del afijo la encontramos en sus varias formas permutables de Du, Tu y Di en muchas palabras semíticas. Pero la cuestión del origen idéntico de Tubalcain y Vulcano ha sido finalmente solucionada gracias a las investigaciones de los filólogos comparativos:
Tubalcain es de origen semítico y Vulcano de origen ario. El primero puede encontrarse en la palabra ulka del sánscrito que significa marca de fuego, del que también se derivan las palabras latinas de fulgor y fulmen, nombres del rayo.
De la mención que se hace de Tubalcain en la Leyenda de la Fraternidad la palabra fue hace mucho aceptada como de alta significación en los grados primarios y varias veces se ha intentado darle una interpretación luciferina.
A modo de conclusión, el uso de la palabra Tubalcain como significativa en el ritual masónico se deriva entonces de la Leyenda del Gremio, por medio de la cual el nombre se hizo común entre los masones especulativos y se refiere simbólicamente al trabajo de la búsqueda de la Luz, tema que merece su propia nota.

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