La Fraternidad Masónica, condición indispensable para la Orden
Fraternidad, esa dulce y fuerte palabra, signo de caridad y donación, es la expresión de aceptación y entrega incondicional frente al otro manifestada en la actitud de disposición para tenderle la mano o ponérsela sobre el hombro, como en nuestra iniciación, no hay lugar al temor porque nuestro ser reconoce que estamos entre hermanos.
¿Qué no es la fraternidad? La
fraternidad no es la condición recíproca de esperar algo a cambio. Da
mihi per sibi. No debe de confundirse con el hecho de esperar que el
otro actúe como yo, o que me ayude como yo en su momento le he ayudado.
Sin la fraternidad es difícil entender
la masonería, en ella nos sentimos protegidos, porque formamos una
cadena, que la hacemos fuerte, podemos
ser, podemos dirigirnos y expresamos con honestidad, la fraternidad
masónica es tan representativa porque sobre pasa las palabras o ideales,
pero ¿es distintiva? ¿es expresiva? De qué forma la vivimos. Es verdad
que como en toda sociedad, hay lineamientos que nos rigen, hay un
esquema que determina como conducirnos, y, ante eso, habrá quienes se
radicalicen y se aparten del mismo, Luego entonces, podemos, apegados a
los mismos, establecer límites, restricciones, pero ¿Cómo vivimos esa
fraternidad si se comulga con quiénes solo pertenecen a una
jurisdicción? Podemos comprender la diferencia expresada en la
diversidad de ritos,
es difícil tratándose del nuestro. Pero hay lazos que nos unen. Es
cierto que tenemos que conducirnos ante todo en la luz, pero, de la luz a
la oscuridad, de la oscuridad a la luz.
El séptimo brindis de la tenida solsticial dice: por todos los masones
dispersos por la faz de la tierra. No dice: por todos los masones
regulares o confederados sino por todos los dispersos, por los regulares
por los irregulares por quienes se encuentran en sueño por quienes
están y no están por todos aquellos que nos decimos ser hombres libres y
de buenas costumbres que conocimos la verdadera luz, que nos aceptamos y
reconocemos como tal. Faltar a la fraternidad es faltar a la igualdad,
pues ponemos la condicionante de que dejamos de ser iguales por estar
en una situación jurídica distinta que me hace sentirme en lo bueno, en
lo correcto, y, por tanto se pierde la libertad de estar con el otro, no
siendo discretos en lo discreto, sino la libertad expresa de reunirnos.
Tomando un pasaje del evangelista lucas
dice: ët si diligitis eos qui vos diligunt quae vobis est gratia nam et
vos facite illis similiter¨¨Si ustedes aman solamente a quienes los
aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si
saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No
hacen lo mismo los paganos?¨
La fraternidad digo que es
desinteresada, es verdad que toda relación interpersonal se rige a
través de un intereses, el punto está en que la fraternidad se rige en
ser incondicional por convicción no por compromiso no por complacencia,
sino con plena libertad en entera verdad hacia el otro, somos un mosaico
masónico, ¿cómo se compone un mosaico? Por múltiples piezas de
distintos tamaños y colores, si las separamos no hay orden ni figura en
ellas, pero, si las unimos cada una donde embonan encontraremos que al
final se configura una bella pieza y la belleza es también la armonía
del orden, así nosotros regidos también por el orden debemos de ser
piezas que contribuyan a formar esa hermosa figura y no piezas rebeldes
que quieran resplandor por separado. Es incondicional, porque nos
descubre el sentido de la tolerancia, ser tolerante no significa que se
está de acuerdo con todo lo que la otra persona piense, diga o haga, ser
fraterno es ser incondicional no es ser un seguidor sordo y mudo. Somos
hermanos, reconocernos y ver las diferencias entre nosotros ser
conscientes de los actos del otro y no juzgarlo si él está mal o si está
equivocado es que cada uno actúa bajo diversos contextos de acuerdo a
las circunstancias que lo rodean, y en relación a su formación o grado
de madurez.
Dentro de la misma hay una emoción y sentimiento muy importante, llamado amistad, es un lazo fuerte es unidad
y comunidad, pero, ¿la fraternidad puede desarrollar la amistad o la
amistad siempre será fraterna? ¿qué es más sencillo reconocer a un amigo
o aun hermano? Hemos escuchado y leído que un hermano no siempre será
tu amigo y un amigo si podrá ser tu hermano, es verdad, pero ¿la amistad
esta sobre la fraternidad? Si es así ¿se puede vivir bajo el principio
de igualdad y libertad? Volviendo al planteamiento inicial, un amigo es
leal, fiel e incondicional con el otro su amigo, mas no lo tiene que ser
con los demás, puede haber grupos
de amigo, pero serán eso grupos, y no pretendo ser la bruja del cuento,
entonces seamos amigos de una convicción y no de un ideal o relación.
Como poder hablar
de la fraternidad como principio de libertad y de igualdad, como
sustento de la justicia, como preservación de nuestras costumbres como
ánimo y sustento que compila lo mejor que somos, nuestra más dulce
expresión de vida y enseñanza, nuestros principios, signos misterios de
LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD, son la clave para vivir, vivirnos, y
no solo la compilación estricta del acatamiento de normas, que nos
equiparan al seguimiento de dogmas como si lo que hiciéramos aquí fuera
teología, nuestro origen y la fundación de los mismos define nuestras
vidas y nuestro color, la aceptación está fundada en el reconocernos
frente al otro, solo así podemos abrazarnos honestamente y alegrarnos
por encontrar el lugar que nos corresponde, transmitirlo a los demás, si
buen, la masonería como estilo de vida, como guía para el crecimiento
personal, como directriz como cada uno quiera o acepte impregnarse de
ella, engramarse de ella, tiene que ser expresada en el mundo profano,
no con la percepción de ver a los demás como bichos raros, sino como
hermanos. Fraternidad es también sinónimo de amistad. Seamos amigos de
la humanidad de nuestros hermanos, de ese mundo profano, pues del
venimos, nos movemos y vivimos, seamos masones fraternos en el mundo,
sin ser del mundo. Puesto que la fraternidad nos exige, nos demanda, no
es una cualidad, no está dotada de una característica, sino es la
convicción que vivimos día con día, así como para que el matrimonio
funcione primero hay que aprender aceptarse, convivir, ser amigos y saber
que aquello que los une son sus diferencias (no irreconciliables
aclaro) sino esos detalles que los hacen distintivos y, a su vez los
complementan en una sinfonía de amor
y alevosía, en un canto de unión y entrega. Así nosotros seamos la
armonía que marca el compás de la sinfonía de la Fraternidad.
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