Es un hecho innegable que la Mas:. atraviesa un período de degeneración muy profundo (como muy bien señaló René Guénon mismo) y de que muchas de las LLog.·. se han llenado de profanos con mandil que desconocen y niegan absolutamente todo en materia de auténticas tradiciones espirituales masónicas.
Y al decir profanos con mandil
me refiero a muchos HH.·. con muchos años en la Ord.·. y altos GGr.·. y
DDign.·. que no han incorporado en realidad casi nada de lo que es la
esencia de la Mas.·.
El espíritu que impregna hoy a la mayoría de los
HH.·. MM.·. es el de un racionalismo de pacotilla, pronto a negarlo todo
en lo que hace a los valores del espíritu. Actitud autocontradictoria y
propia de necios pues si todo lo niegan que sentido tiene conservar
Rituales, Símbolos, Palabras Sagradas? Bastaría con reunirse a charlar y
a comer libremente sin pizca de ceremonia. Todo esto va acompañado,
como era inevitable, incluso de una pérdida de moral y de fraternidad
muy visible. Ello, desde luego, era esperable pues la moral tiene su
fundamento en la aceptación de un Principio Superior del que ella deriva
y obtiene su razón
de ser. Si se niega a este Principio (como sucede en los hechos en
círculos masónicos cada vez más amplios, los que gustan de
autodenominarse racionalistas y ateos o al menos agnósticos) la moral se
torna nada más que una regla práctica de convivencia, desde luego
absolutamente desacralizada. Y ello es garantía segura de corta y
endeble vida para ella…
Y año trás año llegan oleadas de neófitos
desprevenidos buscando Luz que pronto adoptan (o se les impone) ese
espíritu de negación y subversión imperante en tantos TTall.·. . De
persistir esto todo indica que la Mas:. va camino de convertirse en un
centro antitradicional e incluso contrainiciático con todo lo que ello
supone.
Profanos con mandil: El único remedio que cabría esperar es que surjan más y más reacciones vigorosas y saludables que conduzcan a la creación de nuevas TTall.·. y OObed.·. que recuperen el espíritu tradicional y el sentido iniciático de la Mas.·. de los HH.·. Operativos.
De no retornar a los viejos moldes e ideales está claro que la Mas.·. está irremisiblemente perdida para la causa
del espíritu. Cuando se recupere el sentido de los símbolos y se asigne
el verdadero valor a las palabras habrá posibilidad de que una nueva
gran aurora ilumine con esplendor el Or.·.
Supongamos que un señor pasa por una iglesia
y decide entrar. Pero una vez adentro comienzan las sorpresas. Aparece
un individuo vestido de cura, sube al púlpito y comienza a perorar en
favor del racionalismo cartesiano y del positivismo comtiano además de
declararse agnóstico.
Mirando a los confesionarios el protagonista de nuestra historia
se da cuenta que en realidad estos están pintados en la pared y que
nadie de los que interroga allí al respecto sabe para que servían o como
se usaban en el pasado. Observa luego la pila de agua
bendita y ve que se la usa ahora para vender golosinas. A esta altura
nuestro piadoso señor dice: Basta! (y algunas cosas más) y sale de allí
furioso.
Si esto resultaría escandaloso y chocante en el orden
exotérico imaginemos lo que es transpuesto al orden iniciático. Pues,
en definitiva, tal cosa es exactamente lo que sucede en gran parte de la
Masonería. Se ha perdido en enorme medida la esencia y las tradiciones
de la Orden y solo se conservan las formas exteriores ya desprovistas de
significado y con su espíritu o esencia totalmente alterado. Y el que
denuncia este estado tan vergonzoso y decadente de cosas inmediatamente
es tildado de delirante, ocultista, irracional, intolerante, sectario,…
La desverguenza es grande y se ha llegado a falsear lo que resta de lo
mucho que se ha olvidado y perdido:
palabras, definiciones, sentidos,…
En suma que se ha alterado y corrompido lo más sagrado
y lo más valioso. Se ha venido impregnando la mente de los HH.·. con
ideas antitradicionales plenas de esa actitud de negación y subversión
que denunciaba Guénon. Y todo este proceso ha avanzado en tal grado y
medida que el estado actual de cosas se ha tornado prácticamente
irreversible.
El G.·.A.·.D.·.U.·. ha pasado a ser un mero símbolo
al que cabe a lo sumo reverenciar u honrar pero de ningún modo adorar.
Y, desde luego, eso equivale no solo a desacralizar la Ord:. por
completo sino a preparar el terreno para que cosas cada vez más bajas
tomen el lugar de las más elevadas. El Libro de la Ley Sagrada a menudo
falta en el ara y se abren los trabajos a simple golpe de mallete…
La única esperanza es que se recupere vigorosamente
por parte de los jóvenes el espíritu tradicional y se recentren las
voluntades en construir el Templo Interior. Unica forma de acabar con
tanta soberbia, con tanta ignorancia y con tanta ceguera espiritual.
Y de erradicar para siempre el sofisma necio de que el ser humano se
mejora y se eleva de afuera hacia adentro. La realidad es exactamente lo
opuesto y quien desee regenerar la sociedad debe siempre comenzar por
él mismo.
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