jueves, 26 de marzo de 2015

Periodismo

La organización internacional Reporteros sin fronteras calificó recientemente a México como el país más peligroso de América para ejercer el periodismo, una manera triste de honrar nuestra condición de pionero continental en el establecimiento de la imprenta, que vio su primera luz en América en 1534 en la Ciudad de México.
El soborno, las entrevistas pagadas, los inconfesables intereses creados, la autocensura, el periodismo mercenario, la complicidad de los medios con el poder público o con la Iglesia o con los sindicatos o los sectores empresariales o hasta con el narco, son realidades inocultables en la mayoría de los medios de difusión mexicanos. ¿Cómo ignorar los crímenes cometidos actualmente en contra de periodistas en el dolorido estado de Veracruz?
Imposible olvidar el papel de La hoja de México, de 1541; La Gaceta de México, de 1722; El Diario de México, de 1805, o El Despertador Americano, el diario de don Miguel Hidalgo y Costilla de diciembre de 1810 o del periódico El Pensador Mexicano editado nada menos que por José Joaquín Fernández de Lizardi.
Leyes fueron y leyes vinieron para defender la libertad de expresión o para cancelarla como la famosa Ley Lares, dictada durante la última dictadura de Santa Anna, y la Ley Zarco, de corte liberal, promulgada durante el gobierno de Benito Juárez.
En la segunda mitad del siglo XIX surgieron extraordinarios periodistas como Ignacio RamírezFrancisco ZarcoIgnacio CumplidoVicente García Torres, de El Monitor RepublicanoJuan Bautista Morales, deEl Gallo PitagóricoFilomeno Mata, director de El Diario del HogarEl Hijo del Ahuizote, de Daniel CabreraEl Correo del lunes, de Adolfo Carrillo, y Regeneración, de Ricardo Flores Magón.
¿Quién ha dicho que en México no hemos luchado por la libertad de expresión? Cuando pensamos que el régimen nacido de la “institucionalización de la Revolución” iba a impulsar la prensa libre después de un millón de muertos derivados del conflicto armado de 1910, nos encontramos con que se seguiría combatiendo con desapariciones, asesinatos o encarcelamientos a los periodistas liberales. Ahí están los registros desde el gobierno de Echeverría hasta nuestros días, en donde constan los asesinatos de decenas y más decenas de periodistas que murieron impunemente en el ejercicio de su deber. ¡Una salvajada!

No hay comentarios:

Publicar un comentario