Hermetismo y Grado Rosacruz
La versión del Kybalion que ha llegado hasta nosotros tiene una antigüedad de apenas 120 años y sin embargo desde su publicación ha sido considerado no solamente como uno de los libros más importantes dentro de la tradición hermética e iniciática del mundo occidental; sino que también, y esto es lo más curioso, como el texto que más ha influido en el siglo XX y XXI para la creación de diferentes corrientes de pensamiento tan dispares que irían desde la auto ayuda, el coaching, el proceso de ventas o a la nueva concepción de los Recursos Humanos y todo ello sin ser jamás, o pocas veces citado, eliminando cualquier vestigio místico-esotérico para el que fue creado y únicamente utilizando 3 de los siete principios fundamentales que el libro plantea.
De sus autores sabemos poco o nada, ya que toda la información disponible es aquella que ellos mismos transmitieron en el prólogo al autodenominarse comoel grupo de los tres iniciados pertenecientes a la fraternidad de la luz oculta y donde se consideraban como meros transcriptores de las ideas herméticas, pero modernizadas y actualizadas a fin de que la humanidad tuviese una concepción más clara del orden del cosmos y de las leyes del equilibrio universal. Este buscado misterio sobre su autoría, muy en boga en la época en que fue escrito, sigue la tradición de otros libros como el misterio de las catedrales y el enigmático Fulcaneli, Papus o aunque un poco posterior el libro de Urantia, ha sido en mayor o menor medida desvelado, siendo las opciones más claras sobre su autoría las de Michael Whitty, Paul Foster Case y William Walker Atkinson, estos dos últimos masones de alto grado. En este balaustre nos vamos a centrar precisamente en aquellos elementos que menos han interesado al público como son el aspecto iniciático del libro y su conexión con el grado rosacruz, a través del autor y no autor del mismo;Hermes Trimegisto. Esencialmente el Kybalion es un tratado filosófico que intenta explicar el origen del cosmos y las leyes del equilibrio universal a través de siete principios que a modo de resumen se podrían resumir en los siguientes puntos:
Primer principio: la estructura del universo es meramente holográfica o lo que es lo mismo, todo es mente y por tanto el universo es una construcción mental donde formamos parte del todo, tal y como indican todas las religiones monoteístas del mundo, pero con la diferencia de que al tratarse de un aspecto subjetivo del propio individuo no existe ni principio ni fin y por tanto no se puede nombrar o definir.
El segundo principio nos llevaría a la afirmación de que el universo es dual (lo que es arriba es abajo).
El tercer principio indicaría que nada es fijo, todo vibra y esto nos obliga a actuar, siendo lo único real y permanente el propio cambio o si se prefiere la transmutación o transformación, existiendo diferentes grados de vibración o movimiento según el plano de la realidad percibida.
El cuarto principio nos hablaría de la polaridad, todo es doble y tiene su par y su opuesto idénticos por naturaleza pero en diferentes grados. Todas las verdades y mentiras son medias verdades y mentiras, así como todas las paradojas pueden reconciliarse.
El quinto principio nos hablaría del ritmo, todo fluye teniendo periodos de avance y de retroceso al efecto de un péndulo; por ello la vida se mueve sobre un movimiento pendular y lo que se compensa por un lado se descompensa por otro.
El sexto principio indicaría que nada es casual y todo es causal; el principio de la ley causa efecto nos indica que todo se encuentra conectado y llamamos casualidad al nombre de Dios cuando éste no quiere aparecer directamente.
La última máxima se centraría en el género, ya que todo tiene su principio masculino y femenino, y esta dicotomía se manifiesta en todos los planos de la existencia, siendo el aspecto que nos permite crecer.
Si analizamos los principios del Kibalyon desde un punto de vista antropológico se estarían relatando elementos comunes de cualquier civilización o incluso, tal y como indicaba Demócrito a través de la simple estructura de la materia se pueden llegar a las mismas conclusiones. Por tanto se tratarían de arquetipos comunes a la humanidad, que eran sabidos en el principio de los tiempos, pero su posterior desapego con la naturaleza hicieron perder dicho conocimiento o si se prefiere la vibración, adquiriendo otro tipo de conocimientos menos esotéricos pero de carácter más práctico.
Desde un punto más esotérico el kybalion viene a recoger los principios herméticos, resaltados en la figura de Hermes Trimegisto, el no autor del libro y arquetipo perfecto que englobaría la cosmogonía hermética a través de sus tres acepciones: Como iniciador de Egipto (representación dei dios Thot que significa “el mensajero” o “el intérprete” ya que se trataría del heraldo de los dioses y en consecuencia, el intérprete de su palabra; y de ahí su asociación con el Hermes griego como intérprete (hermeneus). Como casta representando al sacerdote o el detentador de las tradiciones ocultas del iniciado, transmisor de una enseñanza de origen no-humano bajo la forma de un dialecto y caracteres sagrados, posteriormente traducidas a jeroglíficos.
Este Thoth primer Hermes sería el equivalente al “Logos demiúrgico”, el dios Ptah, que en el Corpus Hermeticum es denominado como Noûs Poimandres y que revela la tradición a Hermes “Trismegisto”. Y como cosmogonía representando al planeta mercurio.
La influencia del hermetismo egipcio en el grado rosa cruz se hace patente desde una primera inmersión y estoy convencido que a medida que se vaya avanzando en el camino masónico y el grado las similitudes serán más obvias, pero a día de hoy mi conocimiento no llega a tanto. En primer lugar el hermetismo egipcio se consideraba a sí mismo una enseñanza metafísica, filosófica, simbólica y mágica aparentemente clara pero encubridora de un significado oculto que sólo podía ser transmitida por personas previamente aleccionadas o “iniciadas” en su verdadera interpretación.
La desconfianza ante la traducción al griego apunta a que los libros estaban escritos en un idioma nativo y que con tal negativa se pretendía preservar la doctrina sagrada de cualquier adulteración, como acontecería con la “traducción” a otra lengua distinta de la original. Básicamente el hermetismo establece tres modelos explicativos sobre el origen y naturaleza del universo que pueden ser compartidos por el grado rosacruz:
En su primer modelo causal, sólo existe lo Uno-Único como realidad inmutable.
Ello implicaría que la creación del mundo jamás ha acontecido en absoluto porque nada ajeno al Uno puede existir ni cesar de ser nunca. La comprensión de este misterio queda descifrado cuando el texto hermético revela al discípulo que “yo soy tú”, es decir, no hay más que el Ser.
Esta teoría no es una negación de la realidad del mundo, sino del proceso creativo que lo ha traído a la existencia. Sin embargo, el profano o el discípulo que se encuentra en los primeros niveles de la enseñanza es totalmente inconsciente de la naturaleza y fuente unitaria del mundo y, como consecuencia de ello, su mente construye un mundo ilusorio de objetos interactivos separados, malinterpretando las impresiones sensoriales que recibe. Por tanto, no hay nacimiento ni muerte.
En segundo modelo explicativo del origen y naturaleza del universo se basa en la naturaleza mental del universo en cuanto que es “creado” o interpretado desde y por la mente.
El mundo viene a la existencia simultáneamente con la aparición del pensamiento (el Verbo) que lo percibe y cesa de existir cuando el pensamiento está ausente.
Esto significa que la manera de transcender ese mundo “imaginario” es utilizando una forma superior de conocimiento que supere la dualidad sujeto-objeto; este es el intelecto (Nous). Así, se explica el origen del Universo como pronunciación del Verbo divino. Los himnos religiosos egipcios proporcionan numerosos ejemplos de estas creencias: Ra, el «Dios primordial… que profirió una palabra cuando la tierra estaba inundada de silencio… Señor único que creó los seres.
El Corpus Hermeticum prolonga estas creencias; “Salió entonces desde la luz una Palabra santa que alcanzó a la naturaleza y un relámpago violento saltó hacia fuera”, lo cual es conforme a las creencias egipcias sobre el poder del lenguaje (pronunciar el nombre es crear la cosa nombrada) y las permutaciones de sonidos derivados de un sonido principal.
Finalmente, el tercer modelo explicativo del origen del universo se basa en la creación gradual o cronológica según leyes de causa y efecto que pueden ser rastreadas hasta un acto de creación criginario. Es, por tanto, una explicación efectuada no desde el Ser(punto de vista metafísico) sino desde el punto de vista de la Creación (punto de vista cosmológico). En los logoi herméticos encontramos varios ejemplos de creación según un modelo cronológico que presenta un proceso que se desarrolla con su comienzo y su fin (por ejemplo, en Asclepius). También aparece la creación “por generación”; en unos casos el Creador es hermafrodita o “padre y madre” de los vivientes.
Precisamente de estos modelos cosmogónicos deriva la consideración de la iniciación como una vía simbólica con etapas, más particularmente como un viaje sideral a través de planetas regentados por dioses tutelares. Cada etapa implica un ascenso purificador mediante la realización de una de las virtudes o cualidades del discípulo hasta llegar a la contemplación de la divinidad suprema. De estas especulaciones sobre el itinerario espiritual proceden las concepciones mitológicas y filosóficas egipcias y herméticas sobre la Ogdóada y la Enéada.
Es el caso del manuscrito de Nag Hammadi VI, titulado “La Ogdóada y la Enéada”, cuyo objetivo era llevar al discípulo hasta la contemplación de la Ogdóada y la Enéada, es decir, elevarle al más alto grado de iniciación dentro de lo que Jámblico bautizó como “Vía de Hermes”. El tratado explica que esta “visión” o iluminación mística, culmina tras las cinco etapas de plegaria, primera iluminación, nueva plegaria, segunda iluminación y, finalmente, acción de gracias.
“ La definición de “iluminación” o “contemplación” como visión de la Divinidad o de la Luz que emana, en este caso, de las cuatro parejas de dioses emanadas de El u Ogdóada o Enéada, tiene paralelos en todas las religiones. Creemos que estas consideraciones son suficientes para probar, en última instancia, que en el pensamiento rosacruz, el Hermetismo hunde sus raíces en la masonería y en consecuencia, sólo nos quedaría por ubicar los textos hermé- ticos dentro del panorama general de la literatura mística de los altos grados del REAA.
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