LOS NÚMEROS 4, 5 Y 6
“Todo se mueve, todo vibra”
El Kibalión
La doctrina hermética enseña que el universo manifestado vibra en diferentes frecuencias, desde las más sutiles a las más lentas y densas que constituyen el mundo material. Desde lo no-nacido surgirían los planos de existencia y, según los pitagóricos, se harían manifiestos según un orden.
Lo perceptible se muestra desdoblado. El Uno es un polo, la materia extremadamente densa el otro. Entre ambos, oscilando en diferentes intensidades de vibración se despliega todo el Universo manifestado.
Pitágoras entendía que la armonía y el orden subyacentes en toda manifestación pueden ser descritos numéricamente. El ser humano sería el ente capaz de descubrir las proporciones armónicas de la naturaleza, la música y el movimiento de los astros…
A partir del Uno, el Cosmos se genera a través de combinaciones numéricas.
En el simbolismo del Axis Mundi presente en casi todas las Tradiciones, lo no-nacido se polariza en Espíritu y materia. El hinduísmo lo expresa como Purusha y Prakritti, el Budismo como Vacuidad y fenómenos, el taoismo como Cielo y Tierra, dos polos entre los cuales se extiende todo el mundo manifestado.
El Axis Mundi se representa como un eje vertical, una plomada, la letra Iod, una vara, un lingam, un rayo, el vajra… múltiples símbolos que expresan la primera polaridad surgida de Aquello que está más allá de la existencia y no existencia, del Vacío y los fenómenos: el Eje en cuya cima se representa la Unidad, el Cielo, el Espíritu, y en su base la multiplicidad más diferenciada, la Tierra, el Caos.
Según la Kábalah las tres primeras sefiroth conforman el plano más alto, el llamado Mundo de las Emanaciones, el Ser Universal, Olam Ha Atsiluth. La primera sefiroth esKether, la Unidad. La segunda es Hokhmah, la energía irradiante, lo masculino. La tercera Binah, la virgen negra, la madre universal llamada Isis por los antiguos egipcios.
A partir de esta Triada Suprema comenzaría a manifestarse el Mundo de la Creación, formado por las sefiroth Hesed (cuatro), Gueburah (cinco) y Tifereth (seis).
El Tao te King dice: “El Tao dio a luz al Uno, el Uno dio a luz al Dos, el Dos dio a luz al Tres, el Tres dio a luz a las innumerables cosas“.
En palabras de René Guénon, “el cuatro, producido inmediatamente por el tres, equivale en cierto modo a todo el conjunto de los números…”
El cuatro es el número que simboliza la unidad que se manifiesta, la generación del mundo fenomenal que se despliega en las tres direcciones del espacio más el tiempo, y donde los sucesos acontecen regidos por las leyes de la tétrada: las cuatro estaciones del año, las cuatro fases de la luna, los cuatro puntos cardinales, las cuatro edades del hombre, los cuatro inconmensurables estados de la mente, o los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego).
Según Guénon, el cuatro se representa en el plano en su forma estática con un cuadrado, y en su modalidad dinámica con una cruz o una svástica. La cruz expresa los radios de una rueda, el movimiento, la manifestación a partir de un centro inmóvil. La svásica indica además el sentido del giro; polar: del Norte al Oriente, o solar: del Sur al Oriente.
Esta cruz se resolvería en un plano perpendicular al Eje del mundo. El punto de contacto es el centro inmóvil, la quintaesencia, coincidente con el Axis Mundi, a través del cual sería posible acceder a los demás planos de existencia, puesto que cada plano tiene un punto de contacto con el eje del mundo, un punto Vacío.
El recorrido a través del Eje del mundo es representado con el símbolo del fuego. Es el fuego de kundalini y de los alquimistas, la conciencia despierta que nace de la observación interna y del conocimiento de nuestras emociones y pensamientos.
El fuego se expresa en la forma de un sólido regular de 4 caras, el tetraedro, formado por 4 triángulos equiláteros. Es la imagen tridimensional del Delta luminoso que dirige nuestras Logias. El simbolismo del 4 también está presente en el pavimento de mosaico de nuestros templos que recubre una superficie limitada por cuatro lados, en una proporción aúrea: 3 de ancho y 4 de largo.
Proporción aúrea en la estrella
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Proporción aúrea en el ser humano
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Pentagrama de Agripa
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En música se relaciona al número cuatro con la nota “fa” y al cinco con la nota “sol”. El cinco simboliza la unión de lo masculino y lo femenino.
El hombre tiene cinco sentidos, cinco dedos en cada extremidad y puede dibujarse inscrito en una estrella de cinco puntas trazada con cinco trazos continuos. Es la pentalfa, también llamada Pentagrama místico, símbolo del microcosmos, de la Escuela Pitagórica y del ser humano porque sus lados encierran la proporción aúrea presente en todas las formas de vida.
En el yoga, la estrella de cinco puntas es un símbolo de Shiva y en el budismo se enseña que el ser humano se compone de cinco agregados. En Masonería el símbolo del compañero es la estrella flamígera, en cuyo centro está la letra G.
La tradición hermética representa la estrella flamígera rodeada del Tetragrammaton:
La palabra TE TRA GRAM MATON es el nombre Impronunciable, que en hebreo tiene cuatro letras: IOD-HE-VAU-HE: –Y, H, V, H– Representa el despliegue de la manifestación que comienza en la energía radiante de la Iod, es recibida en el recipiente de la madre (He, Binah), es plena consciencia en el hombre realizado (el Vau, Thiphereth, la sexta sefiroth) y se manifiesta como sustancia en Yesod (He, la décima sefiroth).
Con cinco lados se construye un pentágono y con doce pentágonos un dodecaedro. El cinco más la unidad da lugar al seis. En música es la nota “la”. Es símbolo de estabilidad y la representación del macrocosmos actuando en cada ser.
La representación de la cruz en tres dimensiones es una figura de seis ejes que confluyen en un punto. Simboliza la unión del plano de manifestación humano con el Axis mundi, el eje de fuego. En ese punto de cruce se unen la energía espiritualdescendente y la energía material que asciende a lo alto, la unión del Cielo y la Tierra. En el yoga se representa esta unión en el chacra del corazón por medio de una estrella de seis puntas rodeada de doce pétalos. En la tradición judaica sería la estrella de David. En el Budismo tibetano aparece esta estrella en el mandala de Vajrayoguini, deidad que representa la energía femenina en la más alta y pura vibración.
Chacra Anahatha
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Estrella de David
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Cruz tridimensional
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Mandala de Vajrayoguini
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Considerado el símbolo de la perfecta armonía, Euclides consideraba perfecto al nº 6 por equivaler a la suma de sus divisores.
Seis son las caras de la piedra cúbica que los masones debemos labrar con las herramientas del Arte Real. El cubo representa el ideal de la perfección humana por la rectitud y el paralelismo de sus caras comparables a las tres dimensiones material, moral y espiritual. Simboliza la Ciudad celeste, el Templo de Jerusalen. La Logia tiene seis caras orientadas a los puntos cardinales, el cénit y el nadir, en representación del Cosmos
Seis son las caras de la piedra cúbica que los masones debemos labrar con las herramientas del Arte Real. El cubo representa el ideal de la perfección humana por la rectitud y el paralelismo de sus caras comparables a las tres dimensiones material, moral y espiritual. Simboliza la Ciudad celeste, el Templo de Jerusalen. La Logia tiene seis caras orientadas a los puntos cardinales, el cénit y el nadir, en representación del Cosmos
Según la Kabalah, el universo continúa manifestándose en el Mundo de las Formaciones constituido por las sefirath 7(Netsah), 8 (Hod) y 9 (Yesodh), finalizando en el Mundo de la Concreción Material, con la décima y última sefirath: Malknuth. Este es el extremo inferior del eje, el punto de retorno a partir del cual se inicia el viaje de vuelta al Origen.
El ser humano es un microcosmos que reproduce a escala el esquema universal. Dotado de autoconciencia, se encuentra situado en el punto medio de la escala. El Axis mundi tiene su reflejo en la columna vertebral, a la cual llegan la energía ascendente del plano material y la descendente del plano espiritual, aunque habitualmente no las percibamos, pues, apenas somos conscientes de los distintos planos de manifestación.
Nuestra evolución comienza con la observación de los planos de manifestación más densos, aflorando los contenidos del inconsciente, nuestras emociones, nuestros pensamientos, retirando estos velos mentales que nos impiden percibir vibraciones más elevadas.
Nuestro eje vertebral va despertando de abajo hacia arriba. El cinco supone la unión de lo masculino y lo femenino, la primera vivencia más allá de la dualidad. Para René Guenon supone la realización del hombre verdadero que ha encontrado su centro, el punto de silencio que lo conecta con el Axis Mundi y que el yoga identifica con el despertar del 5º chacra, Vishuda, situado en la garganta.
El camino del autoconocimiento se vuelve ascendente.
Internamente, el ser humano puede observar en si mismo el despliegue del mundo manifestado en sentido inverso, desde la décima sefiroth a la primera, donde la conciencia es reabsorbida en lo no-nacido, para volver de nuevo a desplegarse en el mundo de la manifestación en un eterno retorno.
En el microcosmos de cada ser humano, los números simbolizan la realidad que nuestra conciencia despierta va descubriendo, diferentes grados de comprensión de nosotros mismos y del Cosmos. Este simbolismo quedó reflejado en los templos medievales gracias al arte de los masones operativos que lo plasmaron tanto en las proporciones de los edificios como tallado en capiteles y rosetones, transformando las catedrales de piedra en un libro abierto para los aprendices del Arte Real.
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