domingo, 27 de abril de 2014

La Piedra Bruta

La Piedra Bruta
Rogelio Juárez Pastrana
¿En qué trabajan los AApr MMas H Seg Vig?
En devastar la piedra BRUTA Ven M !!!!
A la luz de las múltiples maneras con las cuales son considerados los aprendices de masón en la logias de otros países, me quedó una interrogación recurrente : “¿a partir de qué momento un aprendiz logra dominar el uso de su mallete y de su cincel, para poder EMPEZAR a devastar correctamente su piedra en bruto?” y esta piedra, corazón de nuestro templo interior en curso de edificación: “¿en qué estado se encuentra?” después de evolucionar una tercera parte de nuestra vida terrestre en el mundo profano?”.
Voy a compartir con ustedes mis queridos hermanos mi duda y mi curiosidad –gracias mi Q H Gabriel- pidiendo la iluminación de nuestra reflexión, a través de la dedicación de este trazado de arquitectura a la G D G A D U .
Recordemos brevemente las bases esenciales del simbolismo de la piedra en la historia de la humanidad. La piedra es considerada como la primera materia utilizada por el hombre para golpear, para cortar, para moler… Estas herramientas fueron mejoradas con el tiempo, permitiendo al homo-sapiens cazar y trasformar su entorno, en lugar de quedarse pasivo frente a las aportaciones de la naturaleza.
Rápidamente la piedra en sí, se revela como un objeto de veneración del hombre primitivo, así se encontraron piedras sagradas en sitios arqueológicos, notamente en grutas habitadas por los hombres de la edad de piedra. Todavía actualmente, algunos aborígenes de Australia, creen que las almas de sus ancestros continúan viviendo en las piedras, adquiriendo así poderes divinos. Este poder aumenta frotándola e influye tanto como en la vida, que en la muerte.
Numerosas piedras sagradas existían en diferentes civilizaciones, consagrando para siempre la analogía roca-divinidad.
Como el baetylus griego –derivado probablemente de la palabra hebrea beit-el (casa de dios) – o el omphalos, piedra santa que se encuentra en el templo de Apolo en delphes, marcando el centro del universo.
Como los romanos, prestando juramento con una piedra en la mano –Júpiter lapis- quien simbolizaba la presencia de Júpiter (Zeus).
Para no alargar este paréntesis sobre el simbolismo divino de la piedra, quien merece un trabajo exclusivo, quiero hacer resaltar como introducción, el de la tradición cristiana a través del primer libro de Corintios, cap. 10 ver. 4, “Y todos bebieron la misma bebida espiritual; por que bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.”
Regresamos a la pregunta que es a la vez sencilla y complicada: “¿el aprendíz de masón se considera como una piedra en bruto o como una piedra tallada?”.
Sin duda y con el apoyo de nuestra liturgia debemos contestar: ¡como una piedra en bruto V M ! Pero… llegando del mundo profano es necesario abandonar a la puerta del taller, nuestro barniz de vanidad, nuestros atributos de piedra tallada para un mundo exterior hostil a la noción de humanidad y –sobre todo actualmente-, mismo de civilización.
La piedra en bruto es atribuida a los aprendices al fin de devastarla, de arrasar sus asperidades incongruentes y acercarla hasta una forma apropiada a su destinación. Una tarea aparentemente sencilla… Pero que necesita al principio una limpieza drástica de nuestros prejuicios personales, por que nuestra piedra de profano esta lejos de ser virgen…
La vocación del maestro masón, operativamente hablando, es de identificar las piedras utiles a la construcción del edificio o sea, en el sentido especulativo, de saber discernir, debajo de las capas superficiales de prejuicios del profano, las cualidades necesarias a la perennidad de nuestra Muy Respetable Institución, es decir, de nuestro templo universal masónico.
La ceremonia de iniciación a través del vitriolo de la cámara de reflexión –como acido limpiador de impurezas- y el cumplimiento de los viajes iniciáticos, ponen a la disposición del neófito el apoyo necesario a una primera depuración de su piedra escondida.
Pero –para los científicos pragmáticos- si son condiciones necesarias, no son suficientes…
La mayor parte, para regresar del viaje en las profundidades de la tierra –adamah en hebreo, y derivado de Adam (el hombre)-, necesita un trabajo de introspección intima muy intenso.
El tiempo para reaprender una nueva forma de análisis de nuestro pensamiento, frente a las agresiones y problemas del mundo profano, es función de nuestro grado de implicación personal. Y es este tiempo que va a determinar nuestra habilidad para usar el mallete y el cincel, de manera eficaz para devastar nuestra piedra, al fin encontrada ya, en bruto. Es el verdadero momento de nuestro renacimiento como masón, por qué; ya, sabemos usar la herramienta básica.
Entonces estamos listos para iniciar el ciclo de revelación masónica expresada a lo largo de una nueva existencia.
Ahora, ¿cuanto tiempo necesitamos?.
Depende de dos cosas. Primero, nuestra determinación de querer evolucionar, progresando cada día en una nueva filosofía de vida. Segundo, buscando la iluminación del G A D U a través de la sinceridad de nuestro corazón. Piedra filosofal, representando nuestra voluntad para encontrar el lazo indefectible del mundo terrestre a las columnas celestes, gracias a la plomada del segundo vigilante.
Evocar la figura geométrica del eje vertical, guión y pasamano de la progresión del aprendiz de masón, es recordar que no estamos solos, es recordar que trabajamos con el apoyo de nuestros hermanos reunidos juntos y en armonía. Gracias a los maestros del taller y a la herramienta simbólica que sostienen nuestra sed de conocimiento, cruzamos las tres etapas de vida del ser masónico hasta la noción acercada del hombre perfecto.
Por qué, sin desvelar el simbolismo de la transformación masónica de la piedra en bruto hasta la piedra cónica, me gustaría poder transmitir la expresión de la unicidad divina de genero del ser perfecto. El Uno andrógino, traducido a través de la unión de la piedra cubica, definitivamente femenina –como receptora- y la punta de cuatro caras de connotación masculina evidente.
Podemos así, entender por que invocamos la presencia de nuestro G A D U , para apoyar la transmutación de nuestras piedras intimas en cada cámara. Presencia indispensable a la evolución de la piedra en bruto, materia o matriz pasiva, que se degrada si solamente la actividad humana se ejerce sobre ella, y se ennoblece con el pensamiento celeste y espiritual, con el objetivo de revelarla tallada, pulida, y quizás un día terminada.
Arduo camino representando el pasaje del alma obscura al alma iluminada por el conocimiento divino.
Mis queridos hermanos, ¡hay que trabajar!...
Es cuanto.

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