sábado, 28 de febrero de 2015

Las cualidades Masónicas

Las cualidades Masónicas
(No confundir con las VIRTUDES)

CALIDAD o CUALIDAD (tiene varias acepciones) “es cada una de las circunstancias o caracteres que hacen de una persona o cosa, superior o excelente o que los distingue.
Lo distinto, superior o excelente de una persona, más bien  viene siendo una obligación moral o ética, impuesta por leyes urbanas, costumbres o tradiciones para un mejor vivir individual o colectivo y que aún realizando algún esfuerzo no hacen propiamente un bien a la humanidad. La contraparte no es rigurosamente castigada pero sí degenera al individuo que lo hace inferior en el contexto universal de la sociedad.
Los Masones debemos tener cualidades como forma honesta de vivir o como distintivo entre la sociedad y es preciso conocerlas. A continuación una porción de ellas.

LA TENACIDAD: Porfía y firmeza, obstinación y fuerza
LA OBSTINACIÓN: Cualidad que no deja vencernos por los ruegos y obstáculos, con pertinencia y tenacidad en la consecución de empresas nobles
LA INFLEXIBILIDAD: Cualidad que nos mantiene firmes, inquebrantables y tenaces, sin torceduras ni dobleces en nuestras actuaciones honestas.
LA CORDURA: Discernimiento de lo que conviene hablar o hacer. Es obrar con buen juicio.
LA SOBRIEDAD: No tener esta cualidad es un defecto, es actuar con parquedad y frugalidad desprovisto de adornos excesivos sobre todo en el comer y el beber.
LA HONRADEZ: Cualidad que nos conduce a la rectitud, integridad y providad, pues el hombre sin honra es peor que un muerto.
LA HONESTIDAD:  Compostura, decoro, pudor, recato y modestia.
LA INTEGRIDAD: Que se tiene enteresa y que se es cabal y probo.
LA ECUANIMIDAD: Igualdad de ánimo.
LA PRESTANCIA: Excelencia.
LA IMPARCIALIDAD: Exento de prevención para juzgar.
LA BENEVOLENCIA: Es obrar con buena voluntad y amor.
LA INDULGENCIA: Cualidad de perdonar las culpas ajenas. Contentarse con lo que el pobre humano pueda dar de sí.
EL TESÓN: Ser pertinaz y terco en el logro de buenos deseos.
LA TOLERANCIA: Respeto hacia las opiniones y prácticas ajenas, especialmente políticas y religiosas.
LA DIGNIDAD: Nobleza en los modales a sí mismo y los demás.
EL HEROÍSMO: El distinguirse en acciones extraordinarias en todos los sentidos y maneras.
LA DISCRECIÓN: Rectitud de juicio. Exactitud para guardar los secretos.
LA REDENCIÓN: Poner término a las adversidades, librar de la cautividad, especialmente del espíritu

El sombrero masónico

El sombrero masónico
Uno de los enseres más misteriosos del atuendo masónico es el sombrero. Sobre él existe poca o casi nula información en la literatura de los tres grados de la masonería Universal.
En la doctrina masónica de Ap:. publicada en español (la bibliografía es muy extensa por lo que omito citar en particular obra alguna) se dice casi unánimemente que el atuendo masónico consta de mandil y guantes blancos; en la correspondiente al 3er grado, se habla de la banda (en algunos ritos como el francés moderno su uso es opcional). Pero en ningún caso se habla expresamente del sombrero.
El sombrero ha sido de uso común entre los constructores desde la mas remota antigüedad, al igual que el mandil y los guantes; el primero para protegerse de los elementos y los segundos para cubrirse de las rajuelas de la cantera.
No obstante, si esto fuera así, quienes debieran usarlos serían entonces principalmente los AAp:. y CComp:., que son quienes están en la mina y en la cantera, en lugar de los maestros, que dirigen el trabajo, o bien todos sin excepción, pero como sabemos esto no sucede así. Por supuesto que todas estas prendas tienen un sentido esotérico y ritual, propio del oficio.
Para ejercer y ser partícipe del Arte, son necesarias las herramientas e instrumentos y la personalidad profesional que se presume haber adquirido.
Es difícil imaginar a un mago sin el sombrero cónico y su túnica, a un abogado sin su toga y su birrete, a un médico sin su bata blanca, a un sacerdote sin su sotana y su mitra, a un militar sin uniforme, etc.
Desde el punto de vista hermético, durante las ceremonias rituales de prácticamente todas las religiones, por lo regular quien las oficia o los personajes de alto rango en la jerarquía eclesiástica o los participantes en general, mantienen cubierta su cabeza, en particular la coronilla.
Y es que la cabeza es receptáculo de la fuerza vital, de la mente, la inteligencia, la sabiduría, el alma, la razón y la coronilla el asiento del Chakra Supremo.
La Corona de los soberanos no era un mero elemento decorativo.
El metal o metales de base, la combinación de piedras preciosas y/o semi preciosas, el mismo procedimiento de forjado, era producto de un concienzudo trabajo astrológico, alquímico y mágico, tendiente a potenciar las facultades y minimizar las debilidades de quien debiera ser su único portador, tal como se hace aun en la actualidad con el anillo de un nuevo papa o con el sombrero del mago.
En la antigua Roma, los esclavos liberados Frigios acostumbraban usar un gorro, que después se convirtió en emblema de Libertad. En los misterios de Eleusis, al colocarle el gorro Frigio al iniciado se le decía: “Recibe este gorro que es un símbolo más valioso que cualquier corona real”.
A los judíos, el gorro (kiphá) se les pone a la edad de 13 años, y se hace una ceremonia especial que se llama Bar o Bat Mitzvá, que significa el tiempo en que se despierta en el alma el deseo de impartir.
Es por primera vez que los jóvenes leen ante la comunidad la Torá, es decir, comparten con ella el conocimiento o las enseñanzas divinas. Guardan porciones de la Torá llamadas Tefilín, dentro del gorro y en el brazo izquierdo.
Los Tefilín de la cabeza sirven para conectar con la energía positiva y como resultado de ello, tener conciencia cósmica y una percepción pura, los del brazo para atar y contener la energía de la columna izquierda del deseo de recibir para sí sólo, con el fin de impartir, estableciendo un equilibrio armonioso entre la izquierda y la derecha.
En el catolicismo, el Sacerdote oficiante usa la tiara y los obispos, cardenales, etc. usan el bonete, un tocado que cubre su coronilla, similaral Kippa Judío. Su color es igual al de su respectiva sotana, de acuerdo a su jerarquía.
Se utiliza para impedir la evaporación y la consiguiente merma de energía que el sacerdote durante la ceremonia va acumulando en su interior y que más tarde, en el preciso momento de la bendición, descarga en beneficio de los fieles, sin permitir que por natural propensión esa energía retorne sin provecho a los planos superiores.
Estos ejemplos ilustran lo que dentro de la Masonería podemos comprender en una forma sencilla: El gorro impide que el Maestro pierda energía y mantenga su capacidad de irradiar sus luces y conocimientos.
Socialmente, el sombrero era una parte del vestuario en la época cuando se fundo oficialmente la masonería especulativa.
En las pinturas del siglo XVIII y XIX alusivas a iniciaciones y otras ceremonias, vemos a los masones ataviados con esa prenda. Aún lo fue hasta bien entrada la década de los 60 del siglo XX. En francés, el gorro o sombrero cuyo uso se dice que es prerrogativa de los MM:. MM:., se llama también “Couvre-Chef”, de donde surge la duda sobre su traducción correcta: En el diccionario, este término se traduce como sombrero, toca o chapeo (Chapeau, o sombrero, en francés). Pero ninguna de ellas satisface, dada la connotación que tiene asociada.
Independientemente de lo anterior, cabe señalar que el sombrero masónico es denominado de diferente manera: “sombrero”, “birrete”, “gorro”, “triángulo”, “toca”, “frigio”, etc.; y puede encontrarse de formas muy variadas: Podemos ver a masones ataviados en Logia con un sombrero de Copa; un sombrero de tres picos; un sombrero tipo turco o marroquí, una boina, un tocado de estilo musulmán, forma helicoidal que parece ser la más generalizada.
En lo que si hay aparentemente un consenso general, es que el sombrero masónico debe ser de lana, de color negro, liso, en muchos casos lleva al frente una Escuadra y un Compás con la “G” en medio. También a veces, luce alrededor de su parte inferior un cordón negro, dorado o plateado. Hay masones que afirman que según la costumbre, el sombrero masónico forma parte de los arreos del grado de Maestro, aunque –repetimos- no existe ningún fundamento documental al respecto.
Algunos de ellos lo usan en todas las cámaras, otros –los más- sólo en la Tercera y aún cuando no está prohibido, puede interpretarse que quien no lo usa lo está haciendo fuera de la etiqueta que se debe observar. Se dice también de manera oficiosa, que el sombrero que se debe portar es aquel en uso en el país o región donde se trabaja, lo cual debe tener sus reservas, pues por ejemplo, los masones mexicanos de la región del bajío se verían en aprietos o trabajarían con poca comodidad portando el elegante sombrero de charro dentro del templo.
Haciendo gala de su eclecticismo, hay quien propone que si la ceremonia se lleva a cabo en un sitio cerrado y caluroso, lo mejor sería llevar una “Kipa” judía, pequeña y poco pesada; si se hace a la intemperie de noche, entonces usar una buena boina vasca (“txapela”) que es muy suave y calentita; si de hace a la intemperie y a mediodía (con un buen sol de justicia) un sombrero de Panamá (aunque se llamen así los fabrican en el Ecuador) que es ligero y fresco, etc.
El documento “La Orden de los Francmasones traicionada y sus Secretos Revelados” (Abad Gabriel Perau, 1742, París), contiene dos grabados muy conocidos, representando una ceremonia de Iniciación y una de Exaltación, respectivamente. En ellos se remarca que todos los Hermanos presentes portan el sombrero, a excepción del recipiendario.
Desde 1774, los masones de Lyon Francia, pertenecientes a la Estricta Observancia Templaria, usan obligatoriamente el sombrero en Logia.
Sus rituales de 1775 y 1776 dan constancia de ello. En 1789, el Rito alemán de Schroeder, impregnado también de la Estricta Observancia Templaria, impuso el uso del sombrero, que es retirado al candidato antes de su recepción, para serle devuelto en cierto momento de la Ceremonia.
En otros lugares, como en la región de Bristol, el día de la colocación de una piedra de fundación o de la consagración de un nuevo Templo, todos los hermanos deben portar el sombrero. De la misma manera, durante los días en que se celebran las reuniones provinciales, todos los HH:. deben cubrirse con él, tanto para entrar en Logia como para salir de ella.
Cabe reiterar que en ningún ritual ni libro de doctrina masónica disponible en español, se hace referencia a esta costumbre y su forma correcta de practicarla. La información que se tiene de él proviene de referencias aisladas de documentos en inglés y francés y de lo que se ha preservado (o tergiversado) de boca a oído. Al respecto, encontramos una breve referencia en una obra en Francés del H:. Christian Guige: “El uso del sombrero masónico es una reminiscencia de las costumbres masónicas del siglo XVIII.
Constituye un elemento de “nobleza” y de calidad, pues solo los reyes, los príncipes, los miembros de la corte, los titulares de un cargo importante, usaban el sombrero.
La sociedad de ese momento concedía a los masones derechos de excepción, que los elevaba a la jerarquía social, haciéndolos entrar en el cenáculo de los privilegios al concederles ostentar rango igual al de los condes, los duques, lo que era rigurosamente imposible en alguien que no fuera masón.
Sin embargo, estas consideraciones profanas y menores, no parecen satisfacer sino a aquel que no retiene de la masonería más que los hechos sociales o políticos. Los que desprecian el sistema iniciático, olvidar el valor altamente simbólico que posee el sombrero, el “Chef” la Corona de los Reyes.
Los Caballeros Medievales usaban en sus justas un yelmo decorado con plumas, lanzadas hacia el cielo, símbolo aéreo, mercurial, celeste, en perfecta armonía con la vocación errante en la tierra del Caballero. La Corona es la marca de la “Elección”, de la designación o reconocimiento del elegido, del iniciado, como la promesa de acceso al reino donde la vida es eterna. Es emblemática de la iluminación absoluta, Real.
Es la recompensa última de quien habiendo “buscado, perseverado y sufrido”, ha llegado al término de su largo viaje por el Arte Real y que se ve entregado a la “Reintegración”, a la imagen de Kether (la corona) que reina en la cima del árbol sefirótico y que contiene el todo en potencia, latencia y potencialidad. “
Del mismo modo, la forma del sombrero de tres picos (al cual dedicó el Q:.H:. Mozart una de sus obras maestras) usado por nuestros HH:. en el siglo XVIII (de ahí que se le llame triángulo) simbolizaba los tres rayos de fuego o de luz correspondientes a los tres aspectos del poder del eterno.
Situado sobre la parte más alta del cuerpo humano, el sombrero por su forma interior circular, evoca la encarnación en un ciclo, con o que adquiere una connotación supra-humana a aquel que se manifiesta entre el sombrero y el cosmos, entre el hombre y el creador.
El “Couvre Chef” se vuelve así una frontera que delimita lo que se encuentra al nivel y posibilidades del hombre, pero que se vincula a lo relativo a un universo superior.” En consonancia, hay quienes afirman que el sombrero que cubre la testa en los dignatarios y oficiales del taller se denomina “frigio” y al igual que la bayeta del Mandil en los AAp:. y los guantes, éste también cubre un Chakra energético en los MM:. MM:., aunque lamentablemente el uso el sombrero así como de los guantes sea una práctica un tanto olvidada en los talleres.
El uso del sombrero se mantiene vivo en el escocismo. En el R:.E:.A:. y A:. los Maestros Masones acostumbran portarlo cuando sesionan en la Cámara del Medio. En el Rito Escocés Rectificado, el sombrero es parte de la vestimenta masónica, junto con el mandil, los guantes y la espada. No tener su sombrero (o su espada) equivale a querer entrar en Logia sin mandil o sin guantes. Desde el grado de Aprendiz, todos los hermanos traen su sombrero, pero solo los maestros pueden cubrirse con él durante los trabajos. Los Aprendices y Compañeros, no gozando de la autorización para traer puesto el “Chef”, deslizan ligeramente la mitad bajo el mandil, del lado izquierdo.
A manera de colofón puede decirse que en Masonería, resulta evidente que el uso del sombrero o mejor dicho de cubrirse la cabeza, principalmente en ceremonias solemnes, va más allá del uso meramente decorativo, o de una práctica social, o de moda; y trasciende también la simple forma (si es que tuviere alguna “oficial”). Posee un sentido esotérico y ritual profundo, que requiere ser rescatado, en su fondo y forma, para ser usado con todo el conocimiento de causa que se merece.

viernes, 27 de febrero de 2015

Masónico discurso de Cantinflas en ” Su Excelencia”

Masónico discurso de Cantinflas en ” Su Excelencia”

 ¿A alguien se le ocurrió rescatar este discurso, pronunciado hace 40 años por Cantinflas, supuestamente ante la Organización de Naciones Unidas?. Éste fue el mismo filósofo de aquella célebre y crucial pregunta, formulada justo antes de sentarse a jugar dominó.
“¿Vamos a jugar como caballeros ó como lo que somos?”

"Me ha tocado en suerte ser último orador, cosa que me da mucho gusto porque, como quien dice, así me los agarro cansados.
Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país que no tiene poderío militar, ni político, ni económico ni mucho menos atómico, todos ustedes esperan con interés mis palabras ya que de mi voto depende el triunfo de los Verdes o de los Colorados.
Señores Representantes:
Estamos pasando un momento crucial en que la humanidad se enfrenta ante la misma humanidad. Estamos viviendo un momento histórico en que el hombre científica e intelectualmente es un gigantepero moralmente es un pigmeo.Y ahora llego yo, que soy de peso pluma como quien dice, y según donde yo me coloque, de ese lado seguirá la balanza.¡Háganme el favor!…
¿No creen ustedes que es mucha responsabilidad para un solo ciudadano? Porque ademas no considero justo que la mitad de la humanidad, sea la que fuere, quede condenada a vivir bajo un régimen político y económico que no es de su agrado, solamente porque un frívolo embajador haya votado, o lo hayan hecho votar, en un sentido o en otro. Por eso yo, el que les habla, su amigo… yo… no votaré por ninguno de los dos bandos.Y yo no votaré por ninguno de los dos bandos debido a tres razones:
Primera, porque, repito que no se sería justo que el sólo voto de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera los destinos de cien naciones; Segunda, porque estoy convencido de que los procedimientos, repito, recalco, los procedimientos de los Colorados son desastrosos.¡Y Tercera!… porque estoy convencido de que los procedimientos de los Verdes tampoco son de lo más bondadoso que digamos.Y si no se callan de plano yo ya no sigo, y se van a quedar con la tentación de saber lo que tenía que decirles.
Insisto que hablo de procedimientos y no de ideas ni de doctrinas. Para mí todas las ideas son respetables aunque sean “ideítas” o “ideotas“ y aunque no esté de acuerdo con ellas.
Lo que piense ese señor, o ese otro señor, o ese señor, o ese de allá de bigotitos que no piensa nada porque ya se nos durmió,eso no impide que todos nosotros seamos muy buenos amigos. Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra manera de vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son los mejores; y el chaleco tratamos de imponérselo a los demás y si no los aceptan decimos que son unos tales por cuales y al ratito andamos a la greña.
¿Ustedes creen que eso está bien? Tan fácil que sería la existencia si tan sólo respetásemos el modo de vivir de cada quien.
Hace cien años ya lo dijo una de las figuras más humildes pero más grandes de nuestro continente: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
Así me gusta… no que me aplaudan, pero sí que reconozcan la sinceridad de mis palabras. Yo estoy de acuerdo con todo lo que dijo el Sr. representante de Salchichonia con humildad, con humildad de albañiles no agremiados debemos de luchar por derribar la barda que nos separa, la barda de la incomprensión, la barda de la mutua desconfianza, la barda del odio.
El día que lo logremos podemos decir que nos volamos la barda.Pero no la barda de las ideas, y eso no!, ¡nunca!. El día que pensemos igual y actuemos igual dejaremos de ser hombres para convertirnos en máquinas, en autómatas. Este es el grave error de los Colorados, el querer imponer por la fuerza sus ideas y su sistema político y económico, hablan de libertades humanas, pero yo les pregunto: ¿existen esas libertades en sus propios países?
Dicen defender los Derechos del Proletariado pero sus propios obreros no tienen ni siquiera el derecho elemental de la huelga. Hablan de la cultura universal al alcance de las masas pero encarcelan a sus escritores porque se atreven a decir la verdad, hablan de la libre determinación de los pueblos y sin embargo hace años que oprimen una serie de naciones sin permitirles que se den la forma de gobierno que más les convenga.
¿Cómo podemos votar por un sistema que habla de dignidad y acto seguido atropella lo más sagrado de la dignidad humana que es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por decreto? No, señores representantes, yo no puedo estar con los Colorados, o mejor dicho con su manera de actuar; respeto su modo de pensar, allá ellos, pero no puedo dar mi voto para que su sistema se implante por la fuerza en todos los países de la tierra (voces de protesta)¡El que quiera ser Colorado que lo sea, pero que no pretenda teñir a los demás!
-¡Un momento jóvenes!, ¡hombre! ¿Por qué tan sensitivos?Pero si no aguantan nada, no, si no he terminado. Tomen asiento.Ya sé que es costumbre de ustedes abandonar estas reuniones en cuanto oyen algo que no es de su agrado; pero no he terminado, tomen asiento, no sean precipitosos… todavía tengo que decir algo de los Verdes, ¿no les es gustaría escucharloSiéntese 
Y ahora, mis queridos colegas Verdes, ¿ustedes qué dijeron?: “Ya votó por nosotros”, ¿no?, pues no, jóvenes, y no votaré por ustedes porque ustedes también tienen mucha culpa de lo que pasa en el mundo, ustedes también son medio soberbios, como que si el mundo fueran ustedes y los demás tienen una importancia muy relativa, y aunque hablan de paz, y de democracia y de cosas muy bonitas, a veces también pretenden imponer su voluntad por la fuerza, por la fuerza del dinero. Yo estoy de acuerdo con ustedes en que debemos luchar por el bien colectivo e individual, en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del vestido y del sustento.
Pero en lo que no estoy de acuerdo con ustedes es la forma que ustedes pretenden resolver esos problemas, ustedes también han sucumbido ante el materialismose han olvidado de los más bellos valores del espíritu pensando sólo en el negocio, poco a poco se han ido convirtiendo en los acreedores de la humanidad y por eso la humanidad los ve con desconfianza. El día de la inauguración de la Asamblea, el señor embajador de Lodaronia dijo que el remedio para todos nuestros males estaba en tener automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión; ju … y yo me pregunto:¿para qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos?, ¿Para qué queremos refrigeradores si no tenemos alimentos que meter dentro de ellos?. ¿Para qué queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes escuelas para nuestros hijos?.
Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz, pero no solamente impulsado por su instinto de conservación, sino fundamentalmente por el deber que tiene de superarse y de hacer del mundo una morada de paz y tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos.
Pero esta aspiración no será posible si no hay abundancia para todos, bienestar común, felicidad colectiva y justicia social. Es verdad  que está en manos de ustedes, de los países poderosos de la tierra,  ¡Verdes y Colorados!,  el ayudarnos a nosotros los débiles, pero no con dádivas ni con préstamos, ni con alianzas militares.
Ayúdennos pagando un precio más justo, más equitativo por nuestras materias primas, ayúdennos compartiendo con nosotros sus notables adelantos en la ciencia, en la técnica… pero no para fabricar bombas sino para acabar con el hambre y con la miseria .
Ayúdennos respetando nuestras costumbres, nuestras creencias, nuestra dignidad como seres humanos y nuestra personalidad como naciones por pequeños y débiles que seamos; practiquen la tolerancia y la verdadera fraternidad que nosotros sabremos corresponderles, pero dejen ya de tratarnos como simples peones de ajedrez en el tablero de la política internacional.
Reconózcannos como  lo que somos, no solamente como clientes o como ratones de laboratorio, si no como seres humanos que sentimos, que sufrimos, y lloramos.Señores representantes, hay otra razón más por la que no puedo dar mi voto: hace exactamente veinticuatro horas que presenté mi renuncia como embajador de mi país, espero me sea aceptada.
Consecuentemente no les he hablado a ustedes como Excelencia sino como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los hombres de la tierra: el anhelo de vivir en paz, el anhelo de ser libres, el anhelo de legar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia.Y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en que todos los hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos, ricos y pobres pudiésemos vivir como hermanos
Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos.Si tan sólo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras, que hace dos mil años, dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones: “Amaos… amaos los unos a los otros”Pero desgraciadamente ustedes entendieron mal, confundieron los términos, ¿y qué es lo que han hecho?, ¿qué es lo que hacen?: “Armaos los unos contra los otros”
….He dicho...

jueves, 26 de febrero de 2015

Por qué las naciones protestantes son ricas y las católicas pobres

Por qué las naciones protestantes son ricas y las católicas pobres.

lutero
América del Norte es protestante y rica y la del Sur católica y pobre. En Europa, con sus matices, ocurre igual. Incluso en el Hemisferio Sur; compara Australia con Filipinas. Si consultas la lista de los diez países del mundo con mayor renta per cápita, los diez con mayor bienestar social, los diez más democráticos, los diez más transparentes o los diez menos corruptos, verás que siete u ocho son protestantes. El protestantismo genera libertad y prosperidad. Veamos ahora por qué:
1) Educación. Con la Reforma Protestante del siglo XVI, el teólogo Martín Lutero planteó la necesidad de que la gente leyera la Biblia, y para ello se tuvo que hacer una gran campaña de alfabetización para instruir a un pueblo inculto. Pero en los países católicos con que el cura supiera leer ya era más que suficiente. Así, en el siglo XVIII en Inglaterra y Holanda la alfabetización alcanzaba ya al 70% de la población, mientras que en España o Portugal no llegaba ni siquiera al 10%.
2) Ciencia. Los países reformados, volcados en la lectura la Biblia, empezaron a interesarse por el estudio del mundo, de la naturaleza y de las estrellas, inspirados sin duda por libros como GénesisSalmos y otros textos sacros. No es de extrañar que en estas naciones comenzaran a surgir científicos como setas. Pero en los países del sur de Europa la Inquisición quemaba en mitad de la plaza a los científicos por herejes y usaba sus trabajos para engrosar su catálogo de libros prohibidos.
3) Mentira. Para los protestantes la mentira es un pecado muy grave ya que se cita en los Diez Mandamientos junto al homicidio, el adulterio o el robo. Así, en Alemania, un político suele dimitir si se demuestra que ha mentido. En Estados Unidos puedes ir a prisión si entregas un cheque sin fondos. Pero en los países católicos, como Italia o Malta, es un pecado venial, un pecadillo, por tanto la mentira inunda la política, la administración y las finanzas y no puedes confiar en nadie.
4) Robo. En los países reformados se entendió claramente que el robo era muy grave, que todos los hombres eran iguales y que por tanto la propiedad privada era un derecho inalienable de todos los hombres, pero en los países de la Contrarreforma, mucho más apegados al Antiguo Régimen, la propiedad privada era un privilegio de la Corona, la nobleza y la Iglesia Católica. No en vano el comunismo triunfó en la católica Cuba. Nadie habría apoyado a Fidel Castro en Canadá.
5) Ética en el trabajo. Mientras que en los países católicos el trabajo es un castigo de Dios -al ser expulsado Adán del paraíso- y los oficios manuales tienen menos prestigio que los intelectuales, en los protestantes el trabajo no es malo: de hecho, Adán ya trabajaba en el Huerto del Edén (Génesis 2:15); ser barrendero es tan digno como ser cirujano y trabajar con excelencia y de forma ética también es una forma de honrar al Señor. Max Weber lo resumió: trabajo, ahorro y esfuerzo.
6) Capitalismo. Para la Iglesia Católica la riqueza es un estigma y la pobreza un signo de humildad y sencillez. El protestantismo, por su parte, entiende que el problema no es el dinero en sí sino el amor al dinero (1 Timoteo 6:10) y que de hecho ser rico no es incompatible con ser un buen creyente; ahí están los casos deJoséMoisésDaniel Job, entre otros.  No es casualidad que el capitalismo, la banca y los negocios hayan alcanzado sus máxima expresión en los países de la Reforma. 
7) Democracia. En las naciones protestantes se apostó  por la libertad y la democracia, y por una separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Destaca Suiza, con su envidiable democracia directa. Por contra, los países del sur de Europa y las repúblicas iberoamericanas se ahogaron en un sinfín de monarquías absolutistas, fascismos, guerras civiles y golpes de estado que las condenaron a la pobreza y el atraso. El Vaticano es aún hoy la última teocracia de Europa.
8) Separación de iglesia-estado. Mientras que en las naciones protestantes se buscó dividir los poderes para que se contrapesen, la Iglesia Católica trata hasta la fecha de que el poder civil se someta al religioso. Así, Holanda pronto permitió la libertad de culto, en Escandinavia se desarrolló el parlamentarismo y Estados Unidos nació como un estado laico. En cambio, hasta hace muy poco en España se paseaba a Francisco Franco bajo palio y aún hoy en México manda el señor obispo.
9) Imperio de la ley. Para el teólogo Juan Calvino la ley -es decir, la Biblia- tenía la primacía pero para los católicos la primacía recaía en una institución (la Iglesia Católica), fuera de la cual no hay salvación y que era la encargada de interpretar la Biblia. Para la Reforma todos los ciudadanos son iguales, mientras que para la Iglesia Católica no sólo todos no eran iguales, sino que había incluso algunos que estaban dispensados de cumplir la ley (por ejemplo, con las famosas bulas).
10) Valores bíblicos. En resumen, las naciones protestantes se han inclinado por los principios bíblicos y las católicas por tradiciones humanas, muchas de las cuales no sólo son extrabíblicas sino incluso abiertamente antibíblicas. Es el contraste entre los valores del Libro versus los valores de ritos, procesiones e imágenes. Es la bendición que comporta para un pueblo apegarse a la Palabra versus la miseria, la hecatombe y la desolación que siempre aguardan fuera de Dios.
 Post Scriptum:
Los países católicos son en general pobres y los pocos que son ricos constituyen la excepción que confirma la regla. Y, curiosamente, son los menos católicos de todos. Así pues, Irlanda, Bélgica, Luxemburgo, Liechtenstein o Austria son países muy desarrollados pero lo son gracias a la influencia de los protestantes estados vecinos. Igualmente, Francia o Mónaco son ricos en gran medida porque la Revolución Francesa y el laicismo limitaron mucho el poder de la Iglesia Católica allí.

lunes, 23 de febrero de 2015

ESOTERISMO Y EXOTERISMO

ESOTERISMO Y EXOTERISMO
Señalamos ocasionalmente, en el curso de nuestras consideraciones preliminares, la distinción muy generalmente conocida que existe, en ciertas escuelas filosóficas de la Grecia antigua, si no en todas, entre lo que se llama el esoterismo y el exoterismo, es decir entre dos aspectos de una misma doctrina, uno más interior y el otro más exterior: éste es todo el significado literal de estos dos términos.
El exoterismo, que comprende lo que, era más elemental, más fácilmente comprensible, y por consiguiente susceptible de estar al alcance de todos de una manera más amplia, se expresa sólo en la enseñanza escrita, tal como nos ha llegado más o menos completamente; el esoterismo, más profundo y de orden más elevado, y que por lo mismo se dirige como tal a los solos discípulos regulares de la escuela, preparados especialmente para comprenderlo, era objeto de una enseñanza puramente oral, sobre la naturaleza de la cual no se han podido conservar evidentemente datos muy precisos.
Por otra parte, debe entenderse bien que, puesto que se trataba de la misma doctrina bajo dos aspectos diferentes, y como en dos grados de enseñanza, estos dos aspectos de ningún modo podían ser opuestos o contradictorios, sino que más bien debían ser complementarios: el esoterismo desarrollaba y completaba, dándole un sentido más profundo que no estaba contenido allí sino como virtualmente, lo que el exoterismo exponía bajo una forma demasiado vaga, demasiado simplificada, y a veces más o menos simbólica, por más que el símbolo tuviese muy a menudo, en los griegos, ese aire del todo literario y poético que lo hace degenerar en simple alegoría. Ni hay que decir, por otra parte; que el esoterismo podía, en la misma escuela, subdividirse a su vez en varios grados de enseñanza más o menos profundos, pasando los discípulos sucesivamente de uno a otro según su estado de preparación, y pudiendo ir más o menos lejos según la extensión de sus aptitudes intelectuales; pero esto es casi todo lo que se puede decir seguramente sobre el particular.
Esta distinción del esoterismo y el exoterismo no se ha mantenido en absoluto en la filosofía moderna, que en realidad no es en el fondo más de lo que es exteriormente, y que, para lo que enseña, no tiene necesidad de un esoterismo cualquiera, puesto que todo lo que es verdaderamente profundo se escapa del todo a su punto de vista limitado. Ahora se plantea la cuestión de saber si esta concepción de los dos aspectos complementarios de una doctrina fue particular de Grecia; a decir verdad, habría algo de extraño en que una división que parece tan natural en su principio hubiese permanecido tan excepcional, y, de hecho, no es así.
Muy al principio, se podrían encontrar en Occidente, desde la Antigüedad, ciertas escuelas generalmente muy cerradas, más o menos mal conocidas por este motivo, y que por lo demás no eran escuelas filosóficas, cuyas doctrinas no se expresaban fuera sino bajo el velo de ciertos símbolos que debían parecer muy oscuros a los que no tenían la llave de ellos; y estas llaves sólo se les daba a los adherentes que habían adquirido ciertos compromisos, y cuya discreción había sido probada suficientemente, al mismo tiempo que se habían asegurado de su capacidad intelectual.
Este caso, que implica manifiestamente que debe tratarse de doctrinas bastante profundas para ser del todo extrañas a la mentalidad común, parece haber sido frecuente sobre todo en la Edad Media y es una de las razones por las cuales, cuando se habla de la intelectualidad de esta época, hay que hacer siempre reservas sobre lo que pudo existir fuera de lo que nos es conocido de manera cierta; es evidente en efecto que, en esto como en el esoterismo griego, han debido perderse muchas cosas porque sólo se enseñaron oralmente, lo que es también, como lo hemos indicado, la explicación de la pérdida casi total de la doctrina druídica.
Entre estas escuelas, a las que acabamos de hacer alusión, podemos mencionar como ejemplo a los alquimistas, cuya doctrina era sobre todo de orden cosmológico; pero la cosmología debe tener siempre por fundamento cierto conjunto más o menos extenso de concepciones metafísicas. Podría decirse que los símbolos contenidos en los escritos alquimistas constituyen aquí el exoterismo, en tanto que su interpretación reservada constituye el esoterismo; pero la parte del exoterismo es entonces muy reducida, y como en suma no tiene razón de ser verdadera sino con relación al esoterismo y con vistas a éste, se puede uno preguntar si conviene también aplicar estos dos términos. En efecto, esoterismo y exoterismo son esencialmente correlativos, puesto que estas palabras son de forma comparativa, de manera que, allí donde no hay exoterismo, no hay motivo del todo para hablar tampoco de esoterismo; esta última denominación no puede pues, si se pretende guardar su sentido propio, servir para designar indistintamente toda doctrina cerrada, para uso exclusivo de una élite intelectual.
Se podría, sin duda, pero en una acepción mucho más amplia, considerar un esoterismo y un exoterismo en una doctrina cualquiera, si se distingue en ella la concepción y la expresión, siendo la primera por completo interior, mientras que la segunda no es más que su exteriorización; se puede también, en rigor, pero apartándose del sentido habitual, decir que la concepción representa el esoterismo, y la expresión el exoterismo, y esto de manera necesaria, que resulta de la naturaleza misma de las cosas. Si se entiende de este modo, hay particularmente en toda doctrina metafísica algo que será siempre esotérico, y es la parte de inexpresable que contiene esencialmente, como lo hemos explicado, toda concepción verdaderamente metafísica; es algo que cada uno puede concebir por sí mismo, con ayuda de las, palabras y los símbolos que sirven simplemente de punto de apoyo a su concepción, y su comprensión de la doctrina será mas o menos completa y profunda según la medida en que la concebirá efectivamente.
También en las doctrinas de otro orden, cuyo alcance no se extiende hasta lo que es verdadera y absolutamente inexpresable, y que es el “misterio” en el sentido etimológico de la palabra, no es menos cierto que la expresión nunca está por completo adecuada a la concepción, de manera que, en una proporción bastante menor, se produce aquí algo análogo: el que comprende realmente es siempre el que sabe ver más lejos que las palabras y se podría decir que el “espíritu” de una doctrina cualquiera es de naturaleza esotérica, mientras que su “letra” es de naturaleza exotérica. Esto sería principalmente aplicable a todos los textos tradicionales, que ofrecen lo más a menudo una pluralidad de sentidos más o menos profundos; correspondiendo a otros tantos puntos de vista diferentes; pero en lugar de tratar de penetrar estos sentidos, se prefiere por lo común entregarse a fútiles investigaciones de exégesis y de “crítica de los textos”, según los métodos laboriosamente establecidos por la erudición alemana; y este trabajo, por fastidioso que sea y por más paciencia que exija, es mucho más fácil que el otro, ya que por lo menos está al alcance de todas las inteligencias.
Un ejemplo notable de la pluralidad de sentidos nos la suministra la interpretación de los caracteres ideográficos que constituyen la escritura china; todos los significados de que son susceptibles estos caracteres se pueden agrupar en torno de tres principales, que corresponden a los tres grados fundamentales del conocimiento, y de los cuales el primero es de orden sensible; el segundo de orden racional y el tercero de orden intelectual puro o metafísico; de modo que, para limitarnos a un caso muy simple, un mismo signo podrá emplearse analógicamente para designar a la vez el sol, la luz y la verdad, y sólo la naturaleza del texto permite reconocer, para cada aplicación, cuál de estas acepciones es la que conviene adoptar, de donde los múltiples errores de los traductores occidentales. Esto hará comprender cómo el estudio de los ideogramas, cuyo alcance escapa por completo a los europeos, puede servir de base para una verdadera enseñanza integral, permitiendo desarrollar y coordinar todas las concepciones posibles en todos los órdenes; este estudio podrá, pues, desde puntos de vista diferentes, proseguirse en todos los grados de enseñanza, del más elemental al más elevado, dando lugar cada vez a nuevas posibilidades de concepción, y es un instrumento maravillosamente apropiado para la exposición de una doctrina tradicional.
Volvamos ahora a la cuestión de saber si la distinción del esoterismo y el exoterismo, entendida esta vez en su sentido preciso, puede aplicarse a las doctrinas orientales. Desde luego, en el Islamismo la tradición es de esencia doble, religiosa y metafísica, como va lo hemos dicho; se puede aquí calificar muy exactamente de exotérico el lado religioso de la doctrina, que es en efecto el más exterior y el que está al alcance de todos, y de esotérico su lado metafísico, que constituye su sentido profundo y que es considerado como la doctrina de la “élite”; y esta distinción conserva bien su sentido propio, puesto que son dos aspectos de una sola y misma doctrina. Hay que notar, con este motivo, que existe algo análogo en el Judaísmo, en el cual el esoterismo está representado por lo que se llama “Qabbalah”, palabra cuyo sentido primitivo no es otro que el de “tradición”, y que se aplica al estudio de los significados más profundos de los textos sagrados, mientras que la doctrina exotérica o vulgar se atiene a su significado más exterior y más literal; sólo que esta “Qabbalah” es, de manera general, menos puramente metafísica que el esoterismo musulmán, y sufre también, en cierta medida, la influencia del punto de vista propiamente religioso, en lo cual es comparable a la parte metafísica de la doctrina escolástica, insuficientemente liberada de consideraciones teológicas.
En el Islamismo, por el contrario. la distinción de los dos puntos de vista es casi siempre muy neta, fuera del caso de algunas escuelas que están más o menos teñidas de misticismo y cuya ortodoxia es por lo demás menos rigurosa que la de las otras escuelas esotéricas; esta distinción permite ver mejor que en cualquiera otra parte, por las relaciones del exoterismo y del esoterismo, cómo reciben un sentido profundo las concepciones teológicas por la transposición metafísica.
Si pasamos a las doctrinas más orientales, la distinción del esoterismo y del exoterismo no se puede ya aplicar de la misma manera, y aun hay algunas a las que no es de ningún modo aplicable. Sin duda, en lo que se refiere a China, se podría decir que la tradición social, que es común a todos, aparece como exotérica, mientras que la tradición metafísica, doctrina de la “élite”, es esotérica por lo mismo. Sin embargo, esto no sería rigurosamente exacto sino a condición de considerar estas dos doctrinas con relación a la tradición primordial de la cual se derivan una y otra; pero, a decir verdad, están separadas con demasiada precisión; a pesar de esta fuente común, para que se las pueda considerar como las dos faces de una misma doctrina, lo que es necesario para poder hablar propiamente de esoterismo y exoterismo.
Una de las razones de esta separación está en la ausencia de esa especie de dominio mixto al cual da lugar el punto de vista religioso, donde se unen, en la medida en que son susceptibles, el punto de vista intelectual y el punto de vista social, por otra parte, en detrimento del primero; pero esta ausencia no siempre tiene consecuencias tan marcadas al respecto, como lo demuestra el ejemplo de la India, donde tampoco hay nada de propiamente religioso, y donde todas las ramas de la tradición forman sin embargo un conjunto único e indivisible.
Precisamente nos queda por hablar aquí de la India, y en ella es menos posible considerar una distinción como la del esoterismo y el exoterismo, porque la tradición tiene en efecto demasiada unidad para presentarse, no sólo en dos cuerpos de doctrina separados, sino también bajo dos aspectos complementarios de este género. Todo lo que se puede distinguir realmente es la doctrina esencial, que es toda metafísica, y sus aplicaciones de diversos órdenes, que constituyen como otras tantas ramas secundarias con relación a ella; pero es evidente que esto no equivale de ningún modo a la distinción de que se trata.
La misma doctrina metafísica no ofrece otro esoterismo que el que se puede encontrar en ella en el sentido muy amplio que hemos mencionado, y que es natural e inevitable en toda doctrina de este orden: todos pueden ser admitidos para recibir la enseñanza en todos sus grados, con la única reserva de estar intelectualmente calificados para obtener un beneficio efectivo; hablamos solamente aquí, como es natural, de la admisión en todos los grados de la enseñanza, pero no en todas las funciones, para las cuales se pueden necesitar otras condiciones; pero, necesariamente, entre los que reciben esta misma enseñanza doctrinal, como acontece con los que leen un mismo texto, cada uno lo comprende y se lo asimila más o menos completamente, más o menos profundamente, según la extensión de su propias posibilidades intelectuales, Por ello es del todo impropio hablar de “Brahmanismo esotérico”, como han querido hacerlo algunos, que han aplicado sobre todo esta denominación a la enseñanza contenida. en los Upanishads; es verdad también que otros, hablando por su parte de ‘”budismo esotérico”, han obrado peor aún, pues no han presentado bajo esta etiqueta más que concepciones eminentemente fantásticas que no dependen ni del Budismo auténtico ni de ningún esoterismo verdadero.
En un manual de historia de las religiones al cual hicimos ya alusión, y en el que por lo demás se encuentran, aunque se distingue por el espíritu con el que fue redactado, muchas confusiones comunes en esta clase de obras, sobre todo la que consiste en tratar como religiosas cosas que en realidad no lo son de ningún modo; hemos señalado, a este propósito, la siguiente observación: “un pensamiento indio encuentra rara vez su equivalente exacto fuera de la India; o, para hablar menos ambiciosamente, ciertas maneras de considerar las cosas, que en otras doctrinas son esotéricas, individuales, extraordinarias, en el Brahmanismo y en la India son vulgares, generales, normales.” (Christus, cap. VII, pág. 359, nota).
Esto es justo en el fondo, pero exige sin embargo algunas reservas, porque no se podría calificar de individuales, lo mismo en la India que en otra parte, concepciones que, siendo de orden metafísico, son por el contrario esencialmente supra-individuales; por otra parte, estas concepciones encuentran su equivalente, aunque bajo formas distintas, dondequiera que existe una doctrina verdaderamente metafísica, es decir, en todo el Oriente, y sólo en Occidente no hay nada en efecto que les sea equivalente, ni siquiera de muy lejos.
Lo que es verdad, es que las concepciones de este orden en ninguna parte están difundidas tan generalmente como en la India, porque no se encuentra en otra parte un pueblo que tenga tan generalmente en el mismo grado las aptitudes requeridas, aunque éstas sean frecuentes sin embargo en todos los orientales, y principalmente en los chinos, entre los cuales la tradición metafísica ha guardado a pesar de esto un carácter mucho más cerrado. Lo que debió contribuir sobre todo en la India para el desarrollo de semejante mentalidad, es el carácter puramente tradicional de la unidad hindú: no se puede participar realmente en esta unidad sino en la medida en que se asimila uno la tradición, y, como esta tradición es de esencia metafísica, se podría decir que, si todo hindú es naturalmente metafísico, es que debe serlo en cierto modo por definición.

7 herramientas

Las siete herramientas de medición y ejecución especulativa
Desde los albores de la Humanidad, en las primeras fases evolutivas del homo sapiens, el ser humano aceleró dicha evolución intelectual y material, mediante el uso de instrumentos y herramientas.
Cuando consiguió controlar su utilización para fines concretos, desarrolló fórmulas nuevas de vida. El uso de arcos, flechas, lanzas, entre otras cosas, le permitió obtener mejores resultados en la caza; actividad imprescindible para su supervivencia. El manejo de arados, palas, azadas y otros, le permitió desarrollar la agricultura, con lo que se abandonaba el nomadismo como regla de vida y se establecía el sedentarismo en los lugares adecuados para su devenir vital.
Es notorio e incuestionable que la evolución humana está íntima y solidariamente ligada al uso consciente de útiles y herramientas. Todos los instrumentos inventados o descubiertos por el hombre, han facultado un salto evolutivo en sus formas materiales de vida.
De vivir en cuevas o a la intemperie, el ser humano pasó a la construcción de chozas o habitáculos para diverso uso, utilizando los materiales naturales disponibles en su entorno inmediato. El siguiente salto cualitativo fue el uso de materiales prefabricados para alcanzar el mismo objetivo. La diferencia estriba en que de esta segunda forma, su imaginación y posibilidades de desarrollo avanzaron espectacularmente.
Comenzando por realizar simples cubículos para su refugio, pero aplicando su intelecto en continuo desarrollo y usando los instrumentos adecuados, el hombre alcanzó el punto de llegar a construir monumentales pirámides y majestuosas catedrales.
La sofisticación y complejidad de instrumental necesario para la ejecución de tan magnas empresas, se fundamenta tan solo en SIETE elementos primarios.
Estos son: La Escuadra, El Compás, El Nivel, y La Plomada como elementos de planteamiento y medición. El Mazo, El Cincel y La Paleta como herramientas útiles de ejecución.

La Escuadra ofrece una relación angular.
El Compás facilita la determinación de distancias.
El Nivel corrobora la horizontalidad.
La Plomada establece la verticalidad.
Con estos cuatro elementos se puede determinar, con absoluta precisión, la posición de cualquier punto geométrico en el espacio, y por extensión la de cualquier recta y la de cualquier plano.
Entrando en abstracción geométrico-matemática, estableciendo un sistema de referencia, cualquier punto en el espacio se fija mediante coordenadas cartesianas o bien mediante coordenadas polares. Las primeras son situación horizontal (abcisas), y situación vertical (ordenadas). Léase NIVEL y PLOMADA. Las segundas son distancia a un origen predeterminado y ángulo sobre una recta de referencia. Léase COMPÁS y ESCUADRA.
Respecto a las herramientas, con el Mazo se golpea y con el Cincel se dirige el impacto para obtener el fin deseado. Con la Paleta se restaura, se añade y se complementa el resultado obtenido por la acción de la percusión.
La Francmasonería Universal tiene como último fin u objetivo la construcción y finalización de un Templo Moral y de Conocimiento que acoja a toda la Humanidad. Para ello utiliza instrumentos y herramientas.
Con el devenir de los tiempos, la Masonería ha pasado de ser Operativa a ser Especulativa o Simbólica, es decir, que en la actualidad los elementos de trabajo masónico son simbólicos.
Veamos una posible analogía de los siete elementos básicos:
ESCUADRA: Angulo de 90º, ni agudo, ni obtuso, llamado también ángulo recto. Equivalencia, RECTITUD.
COMPÁS: Fijado un punto, se establece otro, otro, otro y así sucesivamente, todos equidistantes del fijado en primer lugar. Equivalencia, EQUIDISTANCIA.
NIVEL : Línea horizontal. Equivalencia, IGUALDAD.
PLOMADA : Línea vertical. Equivalencia, APLOMO. Rectitud en sus actos, Equidistancia con todos los seres humanos, Igualdad en el afecto y Aplomo en sus manifestaciones. Cuatro virtudes que enmarcan la vida de un masón.
MAZO: Herramienta que transforma energía en arrancar imperfecciones. Equivalencia, VOLUNTAD.
CINCEL: Útil con el que se dirige a un determinado punto preestablecido la energía desplegada por el Mazo. Equivalencia, RAZÓN.
PALETA: Elemento que restaña, contornea y pule la irregularidades. Equivalencia, TOLERANCIA.
Voluntad para mejorar, Razón para discernir y Tolerancia para compartir. Tres herramientas que, armónicamente conjugadas, y debidamente utilizadas, facultan al masón a pulir su Piedra Bruta a fin que su Piedra Cúbica llegue a formar parte del Templo Universal.

No se puede diseñar una construcción tan sólo con la escuadra y el nivel. O tan sólo con el nivel, la plomada y el compás. Hace falta usar los cuatro elementos para una satisfactoria concepción. Y del mismo modo, no se puede construir lo diseñado a falta de alguna de las tres herramientas.
Los ocho elementos citados, en conjunto, armónica y proporcionalmente empleados, son imprescindibles para alcanzar el fin último de la masonería. No sobra ni falta ninguno. Están todos los que son y son todos los que están. Están a disposición del masón que desee andar por el camino hacia la Luz del Conocimiento.

El Silencio

“Entrar en el silencio es excelente practica; es entrar realmente en el silencio interno del alma, en el sagrado santuario donde mora el Espíritu Divino en su plenitud. Con el abuso de este poder interno tras fines egoístas y destructivos y para forzar nuestra voluntad humana sobre la vida, con el objeto de hacerla conforme a lo que nosotros pensamos que debería ser, se comete un crimen que solo puede redundar en fracaso final y en desastre”.
Al escuchar sobre armas de destrucción masiva enseguida nos imaginamos las armas nucleares, los virus, por mencionar algunas. Pero nunca nos imaginamos y mucho menos mencionamos a la más destructiva de todas, la que acaba y corroe los cimientos de las instituciones, organismos, familias, gobiernos, individuos etc., etc. etc. Me estoy refiriendo en este espacio a la LENGUA HUMANA. Si, así como lo escribí en mayúscula, lengua humana. Amigos y Hermanos, es sabido por todos que el hablar es el mayor don que nos ha concedido el Ser Supremo y lo hacemos gracias a este gran y maravilloso órgano llamado lengua. La lengua es un músculo extraordinario, el cual nos permite emitir sonidos que los otros seres vivos no pueden emitir. Pero ¿Como la estamos utilizando? ¿La estamos utilizando para exaltar o para dañar a los seres que nos rodean? Ciertamente, este órgano tan necesario puede servir para ayudar cuando se utiliza de buena manera;  pero también puede servir para destruir, denigrar y enterrar la moral y la virtud de algunos hacia otros. Los que la utilizan para destruir son seres  inescrupulosos, irrespetuosos de la dignidad humana y llegan a convertirse a su vez en irrespetuosos de su misma dignidad, ya que, al caer en ese mundo de infamias e intrigas se transforman en seres despreciables y no dignos de llamarse seres humanos. Dicen que “La lengua es el castigo del cuerpo” ¿Será cierta esta afirmación? Personalmente pienso que sí.
Reflexionemos sobre esto y no caigamos en esta práctica tan usada por muchos. Cuando sientas que vas a caer en ella, busca la manera de llevar a cabo la práctica del SILENCIO, esta es la mejor arma para acallar esa otra mala práctica que daña y corroe al propio corazón. En cuanto al que escucha al practicante de esa “técnica de hablar mal de otro” se convierte en uno más del  montón y practicante involuntario del mismo.
Pero no todo es malo relacionado con este órgano, lo que sucede es que muchos no la saben usar y la transforman en destructiva, no sabiendo que se están destruyendo a sí mismos, ya que llegara el tiempo en que los seres que lo rodean tratarán de ignorarlos y los aislaran de lo social por dañinos y destructores. Pero hablemos de lo bueno y dejemos para la reflexión lo escrito anteriormente.
Ahora bien, una de las mayores virtudes del ser humano es el respeto hacia su prójimo y ese respeto se gana siendo solidario, sincero, humilde, amable, condescendiente. Quien anhele entrar al reino de la sabiduría debe despojarse primeramente de las dañinas costumbres que entorpecen el camino hacia la elevación. Los prejuicios, opiniones y comentarios preconcebidos dificultan el camino hacia la verdadera sabiduría. Las ideas prejuiciosas tienen siempre influencias trastornadas que trancan la puerta de entrada hacia los pasillos que conducen a la verdad. Estas malas prácticas, en lugar de ayudar activamente al progreso del entorno, son estorbos que impiden los círculos del progreso. Sin embargo, su labor es infecunda, pues mientras estos se quedan atrás rotos y vencidos, el carro triunfal de la verdad avanza sin detenerse en su camino.

domingo, 22 de febrero de 2015

EL MARTILLO DE LAS BRUJAS

EL MARTILLO DE LAS BRUJAS 
El Papa Inocencio VIII , entre otras acciones, nombró cardenal al hermano de trece años de su nuera y mató a tres niños de diez años sacándoles la sangre para hacerse una transfusión que no evitó su propia muerte. Este Papa promulga, en 1484, la bula Summis desiderantes affectibus. Con ella, la iglesia reconoce la existencia de la brujería.
Inocencio manda a Alemania a dos monjes dominicos: Jacon Sprenger y Heinrich Kramer. Ellos se encargarán de realizar la primera caza de brujas de la historia.
En 1487, los dos domínicos, expertos en brujería, publican el libro que será dogma para la iglesia y los inquisidores: El “Malleus Malleficarum” o “Martillo de las brujas”.
Los autores explican cómo Dios permite que el Demonio, a través de sus secuaces, los brujos, realice malas acciones en este mundo. La razón por la que Dios lo deja hacer a voluntad es porque, de esta manera, evita males mayores. El Demonio podría destruir el mundo. Dejándole hacer males pequeños, en comparación con la destrucción completa del planeta, el Demonio se entretiene y no se acuerda de hacer cosas más terribles.
La obra describe el modo en que las brujas hacen un pacto con el Demonio. Esto lo prueban en forma absoluta ya que lo han afirmado las propias brujas mientras las torturaban. Ellas han relatado sus hechizos, pactos y actos sexuales con el Demonio.
Por supuesto, Sprenger y Kramer, con total conocimiento del tema, exponen el modo de reconocer a una bruja, de combatirla y cómo se debe proceder. Los inquisidores no deben temer nada porque están protegidos de todo maleficio por decisión divina. Los jueces están autorizados a prometer el perdón a cambio de la confesión. Después de la confesión, se las quema vivas para acabar con el mal. Para saber quién es una bruja alcanza con que algún vecino la acuse. Tampoco es imprescindible una acusación formal. Basta con los rumores. Si se dicen cosas sobre alguien, por algo será.
El libro explica que las brujas producen dos clases de actos: los reales y los irreales. No es cierto que las brujas se conviertan en animales, como lobos o cerdos. Se trata de una ilusión que realiza el Demonio. Pero son reales los vuelos a través de largas distancias, el poder estar en dos lugares al mismo tiempo, las tormentas provocadas, las sequías, el dejar impotentes a los hombres, enfermar de muerte a quien quieran perjudicar. Lo que los autores dicen no poder afirmar en forma terminante es si las brujas tienen hijos con los demonios. Sugieren que es así pero que carecen de la adecuada documentación para aseverarlo sin dudas.
Las pruebas para saber si se trataba de una bruja eran varias. Las más usadas fueron: la prueba del agua que tenía dos variantes: en una, se debía sacar un objeto de un recipiente lleno de agua hirviendo; en la otra, el agua estaba fría y se sumergía al acusado en un pozo, cabeza abajo; si no moría ahogado en unos diez minutos, era inocente. Otra prueba era la de la aguja. Se encontraba una marca del demonio en el cuerpo del acusado (una verruga o un antojo de nacimiento) y se lo pinchaba con un hierro; de sangrar, no era bruja. También, se usaba la prueba del fuego. La bruja tenía que tomar un hierro al rojo y sostenerlo entre sus manos varios minutos o pararse encima del fuego.
Desde la bula de Inocencio y la edición del “Malleus Malleficarum” hasta avanzado el siglo XVIII, se calcula que murieron más de doscientas mil mujeres acusadas de brujería. Muchas fueron asesinadas por la iglesia durante las torturas. La mayoría de los asesinatos fueron en la hoguera.
El “Malleus Maleficarum” ha sido fuente de inspiración para muchos regímenes autoritarios a lo largo de la historia. Contando con la aprobación de la iglesia, que siempre ve con buenos ojos a quienes siguen sus doctrinas reales, se limitaron a cambiar el término “brujas” por “subversivos” y utilizar los métodos de tortura que la iglesia católica les enseñó.

Fundadores de la Gran Logia de Inglaterra

No cabe duda de que la Masonería Operativa y la Masonería especulativa convivieron durante algunos años. De lo que tampoco cabe duda alguna es de la reunión que cuatro Logias de Londres celebraron un día de 1717 y de donde surgió el germen de la futura Gran Logia Unida de Inglaterra.

Tratar de conocer la vida y obra de todos los fundadores de la Gran Logia daría para escribir todo un libro; como no es mi intención hacer eso, me limitaré a dar información sobre el primer gran maestro, sus vigilantes y posteriormente sobre quienes le dieron el impulso que la hizo, en cierto modo, despegar, se trata de George Payne, Desaguliers y James Anderson. Empecemos pues nuestra parte biográfica….y algo me dice que sólo eso ya dará para una entrada bien larga en este vuestro blog..

Anthony Sayer.
Elegido como primer Gran Maestro de la Logia de Londres en 1717, pertenecía a la Logia Rummer and Grapes. No se conocen muchos datos de su persona, nació el año 1672 y murió 1742. Era esquirre, es decir paje o escudero, lo cual equivalía al nivel más bajo de la nobleza inglesa, lo cual, para la época ya no estaba nada mal.
Se sabe que era un gentleman pero poco más sobre su vida excepto que pasó por periodos difíciles y solicitó ayuda o caridad el 21 de noviembre de 1724, el 21 de abril de 1730 y el 17 de abril de 1741 y recibiendo la ayuda de Arms Lodge el 2 de febrero de 1736 y el 3 de marzo de 1740. Se ha escrito que el día de su muerte su cortejo fue acompañado por masones “del más alto grado e importancia” y que fue enterrado “como Dios manda”.

 Joseph Elliot y Jacob Lamball
Si poco se sabe de Anthony Sayer, mucho menos de los dos Vigilantes. Se conoce que Joseph Elliot era Capitán, por lo que probablemente fue iniciado en una de las muchas Logias militares que eran comunes en el ejército Británico. Jacob  Lamball era carpintero por lo que quizás fuera uno de los pocos operativos que aún quedaban en las Logias inglesas.

George Payne
Nacido el 1685, murió el 23 de Enero de 1757 sin descendencia pues todos los hijos que tuvo con su mujer Anne Martha Batson no les sobrevivieron. Parece ser que vivió en New Palace Yard, Westminster.
Era anticuario de profesión y desde el momento de su elección dio un impulso vigoroso a todos los trabajos y mostró un celo y una actividad extraordinaria. Amplió las Columnas, se dedicó a reunir y compilar documentos y manuscritos referidos a la historia, usos y reglamentos de la antigua masonería Operativa  y redactó las treinta y nueve Ordenanzas Generales. El fue quien le encomendó a Jaime Anderson la revisión de sus trabajos con el fin de que aquellas Antiguas Ordenanzas se adecuaran a la nueva organización, lo que daría lugar finalmente a las Constituciones de Anderson.
Payne propuso con su sucesor en el cargo  John duque de Montague, aunque el duque no parecía haber mostrado gran interés anteriormente por la Orden. Esta elección fue muy fructífera ya que mucha gente ilustre se acercó a la Orden gracias a la presencia del Duque como Gran Maestro, contribuyendo de esta forma al crecimiento de las Columnas y del prestigio ante la sociedad de la masonería.
Los trabajos de Payne sirvieron como base para la redacción de los reglamentos de la Masonería Moderna, dando una cohesión y uniformidad a la Orden.

Desaguliers
John Theophilus Desaguliers nació en la Rochelle el 13 de Marzo de 1683 y murió en  Londres el  29 de Febrero de 1744).
Su familia era hugonota (protestante) y tuvo que escapar a Inglaterra cuando el tenía 11 años como consecuencia de la revocación del Edicto de Nantes. No debemos olvidar que Francia era Católica; pero el Edicto de Nantes, ahora revocado, permitía a los protestantes practicar su fe sin ser perseguidos por el Estado.
El año 1718 terminó sus estudios en Oxford como doctor en leyes. Miembro da Royal Society desde 1714 como filósofo natural, asistió a Sir Isaac Newton en sus experimentos. Fue el único miembro de la Royal Society que recibió la medalla Copley, máximo reconocimiento emitido por la Royal Society,  tres veces: 1734: “Por los diferentes experimentos presentados a la Sociedad ” en 1736: “Por los experimentos realizados durante el año” y en 1741: “Por los experimentos dedicados a descubrir las propiedades de la electricidad “
Para hacerse una idea de su importancia baste decir que otros grandes científicos como Stephen Hawkings, Niels Bohr o Albert Einstein recibieron la medalla Copley.
La reputación de Desaguliers como científico no se debió solo a la concesión de las tres  medallas citadas sino también a su obra publicada, siendo la más reconocida “A Course of Experimental Philosophy”, obra en dos volúmenes, el primero de los cuales vio la luz el mismo año en que se le concedió la primera medalla (1734). El segundo volumen vería la luz 10 años más tarde. Es esta inmensa obra trata temas como la teoría y practica mecánica bajo las bases de la física de Newton.
Como miembro de la Masonería podemos decir que fue elegido como tercero Gran Maestro de la Gran Logia de Inglaterra en 1719 y fue Diputado Gran Maestro en 1723 y 1725. Desaguliers, al igual que George Payne fue un celoso coleccionista de manuscritos masónicos antiguos. Aunque fue el Dr. James Anderson quien presentó los primeros Reglamentos Generales, estes fueron realizados durante el mandato de Desaguliers y de Payne y fueron finalmente compilados bajo la supervisión de Desaguliers.

James Anderson
El reverendo presbiteriano James Anderson (1678-1739),  nació casi con toda seguridad en Aberdeen, Escocia y se traslado a Londres en algún momento antes de asumir el control de una capilla presbiteriana en la calle Swallow, Picadilly, hacia 1709-1710 donde trabajó hasta 1734. Fue capellán del conde de Buchan.
El 29 de septiembre de 1721 el Gran Maestro de la Gran Logia de Londres le ordenó “digerir las viejas constituciones góticas en un nuevo y mejor método”. La primera edición de las constituciones, incluyendo las cargas de un francmasón, fue publicada en 1723, teniendo una primera modificación en 1738. En otros textos aparece que el encargo de las “Constituciones” tenía por objeto modificar el Reglamento  en base a lo recopilado por Payne y Desaguliers en los  años anteriores. Pero no entraremos ahora en detalles sobre la Constitución de Anderson ya que eso se tratará en el tema siguiente de este pequeño trabajo.
No se conoce con exactitud la fecha en que se inició, pero lo más probable es que esta tuviese lugar en la Logia de Aberdeen. Existen varias similitudes entre su nombre y ciertas entradas en los libros de la Logia que hacen pensar que se trata de la misma persona. Lo que sí se sabe es que fue Maestro de una Logia en 1722, justo un año antes de que sus Constituciones viesen la luz por primera vez y que fue Gran Oficial de la Logia de Londres en Westminster.

Las siete Leyes Fundamentales del Universo

Las siete Leyes Fundamentales del Universo

1.- El Principio del Mentalismo.
“Todo es mental”, que es lo mismo que decir que “uno puede crear lo que cree”. Si creemos en cosas positivas, atraeremos y crearemos condiciones y circunstancias positivas a nuestro alrededor. Pero si por el contrario, nos dejamos arrastrar por el negativismo y estamos todo el tiempo pensando en cosas negativas, las atraemos y las materializamos en nuestra vida, y alrededor nuestro.
Todo es consecuencia de una actitud mental y de un acto de voluntad. Si creemos, creamos. Nuestra mente es creadora. Es una parte ínfima de la esencia universal, pero semejante a ella. Como dicen las Sagradas Escrituras: “Dioses sois, hijos del Altísimo”. Debemos aprender a orientar y administrar de manera positiva esa divinidad.
En éste principio se debe trabajar la concentración, la voluntad y la sabiduría. Para memorizar más fácilmente éste principio, lo relacionamos y ubicamos con el vórtice, chakra o rueda de energía de nuestra coronilla (encima de la cabeza)…..

2.- El Principio de Correspondencia.
“Así como es arriba así es abajo, y viceversa”, esto significa que las mismas leyes que organizan el macrocosmos (el Universo), regulan el microcosmos, que es el universo interior de cada uno. Si queremos conocer cómo funciona el universo,
pues debemos empezar por conocernos primero a nosotros mismos…..
Si iniciamos el proceso del autoconocimiento sabremos como se mueve todo, y cómo podemos modificarlo. Si queremos que nuestra pareja cambie, que cambien nuestros hijos, o que cambie nuestra familia, el vecino y hasta el mundo, debemos empezar por cambiar nosotros, porque somos como un espejo mágico, en donde todo y todos se reflejan. Si queremos que esa imagen cambie tenemos que hacer magia interior para reflejarlo en el exterior. Es a través nuestro que se inicia la reacción en cadena, porque como ya dijimos antes, somos dioses creadores, arquitectos de nuestra propia realidad…..
En éste principio se debe trabajar el despertar de la conciencia, el discernimiento y la intuición. Esta ley la relacionamos con el vórtice de la frente, el entrecejo, y la ubicamos para memorizarla en esa posición.

3- El Principio de Vibración.
“Todo vibra, todo esta en movimiento”, todo se mueve hacia un cambio, hacia su propia transformación; pero también este principio tiene que ver con el poder del sonido que se manifiesta en nosotros a través de la palabra, como “La Magia del Verbo”. Esto quiere decir que “uno concreta lo que decreta”.
En el evangelio de San Juan dice: “En el principio era el Verbo (la palabra), y la palabra era Dios, y la palabra estaba al lado de Dios, y por la palabra todas las cosas fueron hechas”. Qué importante entonces es la palabra si se le asigna ese poder de materializar intenciones…..
Debemos tener mucho cuidado con las cosas que decimos porque la palabra es creadora, y tiene su propia carga vibratoria que puede contaminar el ambiente o lo puede elevar vibratoriamente. Decía un adagio árabe: “Habla solo cuando tus palabras sean más dulces que tu silencio”. De tal manera que si no tenemos nada bueno que decir, debemos aprender a guardar silencio.
La palabra es la que da forma a las cosas. Por la palabra se puede construir o destruir. La palabra es una llave que puede abrir puertas entre las dimensiones, así como puede aperturar las conciencias y los corazones de los semejantes, pero sólo si se emplea adecuadamente.
En éste principio se debe trabajar con la respiración, el auto-control, la inteligencia, la auto-observación, la prudencia y la pureza. La ubicación de este principio sería a la altura de la garganta.

4.- El Principio de Polaridad.
“A toda fuerza se le opone otra contraria de igual intensidad”. Uno mide la importancia de las cosas que realiza en la vida por el grado de dificultad que se genera como reacción contraria. La vida se encarga continuamente de ponernos a prueba para fortalecer nuestra voluntad y convicción, pero muchas de estas pruebas son consecuencia de la misma acción generada con nuestras decisiones y actitudes previas. Los cristales se forman en el interior de la Tierra debido a grandes presiones. Exactamente igual ocurre en el ser humano que se va perfeccionando a través de presiones, pruebas y dificultades que se le van presentando en el camino de la vida.
El problema en la vida no es cuando hay problemas, sino cuando no los hay, porque entonces debemos pensar que lo que estamos haciendo no tiene mayor trascendencia, o es que en cualquier momento se darán las dificultades que se encuentran como represadas, y hay que estar preparado para ello.
En el libro del Quijote, su autor Miguel de Cervantes pone en boca del famoso hidalgo: “Ladran los perros Sancho, señal de que avanzamos”. En ésta ley se debe trabajar la perseverancia, la paciencia, la tolerancia y la convicción. Este principio lo ubicamos a la altura del vórtice del corazón.

5.- El Principio del Ritmo.
“Todo va y viene. Nada permanece igual para siempre”. Todo esta sujeto a fluctuaciones, todo cambia, todo esta sujeto a variaciones y a permanentes modificaciones; todo se mueve como un péndulo. No siempre estaremos bien, ni siempre mal. “Cuanto más oscura esta la noche, señal es que el día esta más cerca”. Todo en la vida esta sujeto a ritmos que pueden llegar a ser controlados por nuestra voluntad y conciencia. Nuestra vida puede y debe ser dirigida por nuestra voluntad y conciencia, procurando lo mejor, aprendiendo previamente a reconocer qué es lo mejor. En esta ley se deberá trabajar la voluntad, la fe, la paciencia, la constancia y la esperanza. Este principio lo ubicamos a la altura del Plexo Solar, ligeramente por encima del ombligo.

6.- El Principio de Causa y Efecto.
“Toda causa tiene su efecto. Todo efecto tiene una causa; todo obedece a leyes universales”. Nada ocurre porque sí, todo es producto de una razón o motivo, y además, todo apunta en una dirección.
Dicen las Sagradas Escrituras: “Haz con otros como quisieras que hicieran contigo, no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. He aquí la regla de oro en el comportamiento de nuestra vida para construir una atmósfera alrededor nuestro de paz y armonía.
Los seres humanos somos el resultado de nuestras existencias pasadas, nadie está improvisado en el camino. Todo en nuestra vida es consecuencia de las necesidades de nuestro actual aprendizaje y de las decisiones, pensamientos y actos con los que sembramos nuestro camino a lo largo de nuestras existencias, incluyendo la presente. La cosecha de nuestra vida es el producto de la siembra de nuestras acciones.
Esta ley universal es la base del concepto de la reencarnación, de la existencia de las vidas sucesivas como proceso de aprendizaje y crecimiento. En ésta sexta ley se ha de trabajar el servicio con discernimiento, bondad y con decisión. Este principio lo ubicamos a la altura de los órganos sexuales.

7.- El Principio de Generación.
“Todo tiene su principio masculino y femenino, su positivo y su negativo; todo busca su complementación. Los opuestos son necesarios para el crecimiento de ambos”. Todo en el universo busca su complementación, así la luz y la oscuridad, lo bueno y lo malo.
Con el tiempo uno llega a darse cuenta que hasta lo malo en la vida no es tan malo, porque hace que lo bueno sea más bueno. ¿Quién sabría valorar la luz del día si antes no pasa por las tinieblas de la noche? . En esta séptima ley habremos de trabajar la comprensión, la tolerancia, el respeto y el amor. Este principio lo relacionamos y ubicamos con el primer chakra ubicado en el cóccix.

¿Cómo accionar las Leyes y Principios Universales?.
Cada vez que nosotros hacemos una oración, o un ejercicio de canalización de energías, o nos imaginamos que nos protegemos creando mentalmente una cúpula de protección, o hacemos una cadena de sanación o de irradiación al planeta, o hacemos una imposición de manos a alguien, o deseamos algo con fe estamos accionando las Leyes y Principios Universales.

¿Cómo y cuando se pueden poner en práctica las 7 Leyes y Principios Universales?.
Cada vez que realizamos con convicción las prácticas de respiración, relajación, concentración y meditación, orientadas hacia un fin determinado estamos accionando las leyes y los principios universales. Por ello es muy importante la capacidad y seguridad (convicción) que lleguemos a desarrollar mediante ejercicios y prácticas para enfocar nuestra atención, y la energía en tal o cual dirección, para tal o cual resultado.