PROYECTO DE ENTREVISTA A
UN PROFANO POSTULANTE A LA MASONERÍA, CON POSIBLES RESPUESTAS.
¿Cuál es tu nombre?..........
Jorge Pérez Pérez
¿Cuál es tu domicilio?..........
Calle de la sombrilla Nº 69 Colonia de los Paraguas
Xalapa, Veracruz 91000
¿A qué te dedicas?..........
Licenciado en derecho
¿Cuál es tu estado
civil?.......... Casado
¿Tienes hijos?..........
Si, 3
Para nada. En realidad, por
mucho que se diga que la masonería es una sociedad secreta, no es así. La Gran
Logia Unida Mexicana está inscrita en el Registro de sociedades, aparece por
ejemplo, en las guías telefónicas y es fácil localizarla. En mi caso, yo no
conocía a nadie que fuera masón; carecía pues de padrino para que me
presentase. Lo que hice fue dirigirme a ellos por correo electrónico,
solicitando una entrevista para aclarar diferentes puntos y dudas. Me
contestaron al cabo de unos días solicitándome un número de teléfono de
contacto. Pasado un tiempo, recibí una llamada ofreciéndome una cita. Quedé con
un miembro de la Institución en la cafetería de un hotel y
mantuvimos una larga y agradable charla en la cual contestó a todas las
preguntas y dudas que yo tenía. Dejé pasar algún tiempo y finalmente me decidí,
llamé por teléfono a mi entrevistador y le comenté que quería solicitar mi
entrada a su logia. A partir del momento de la solicitud formal, se abre el
procedimiento de admisión. Varía según las logias y según (lo que nosotros
llamamos) ritos: puede haber dos, tres, cuatro entrevistas, en sitios
diferentes e incluso con formatos diferentes. Estas entrevistas se llaman
aplomaciones. Después de las entrevistas se realizan votaciones en la logia
para saber si se admite o no al candidato. El proceso es lento; normalmente
dura en torno a los tres-cuatro meses, aunque conozco casos de alrededor de un
año. En mi caso fueron tres meses.
Nada de nada. Salvo si
particular es: ser mayor de edad, sociable, de buena reputación y creer en un
Ser Supremo. ¡Ah, sí! Me explicaron que debía de aportar una cuota de entrada.
Creo que hoy está sobre los 1,500.00 pesos.
¡Qué va! ¡Hombre! La cuota de
entrada se paga sólo una vez. Luego tenemos unas cuotas mensuales que no suelen
sobrepasar los 200 pesos. Intenta comparar esto con cualquier otra actividad:
socio de algún Club como Leones, Rotarios, el Britania, etc. incluso el
gimnasio de mi mujer que paga 900.00 pesos mensuales. ¡Hombre! lo que sí sucede
es que si no tienes medios económicos o no pasas una buena situación económica,
no es el momento de pedir tu ingreso ni en ésta ni en ninguna otra asociación.
No te equivoques. Para ser
masón tienes que poder responder afirmativamente a la pregunta de si crees en
Dios o Gran Arquitecto del Universo, como nosotros le llamamos. Pero no es el
Dios de ninguna religión, es el Dios de cada uno. Si una persona es católica,
será el Dios de su catecismo; si una persona es judía, será Yahveh y si es
creyente pero “cree en algo a su manera” pues será ese su Dios, su Gran
Arquitecto, pero nadie le va a pedir que lo defina. Se trata de respetar las
creencias de cada uno. Me hace gracia pues hay un montón de escritores “listos”
que hablan y definen al Dios de los masones y explican en qué creemos. ¡Y esa
gente vende libros! Por otra parte, en la masonería regular tenemos prohibido
hablar de religión.
Por supuesto. No hay nada
incompatible. La masonería es compatible con la religión de cada uno. Si no se
define el Gran Arquitecto del Universo es precisamente para que en él tenga
cabida toda religión. Fíjate que además, los orígenes de la masonería son
profundamente cristianos. Su origen, no lo olvidemos, es el de los
constructores de las catedrales, catedrales que son edificaciones sagradas. Así
no hay nada en la masonería que vaya en contra del cristianismo. En mi Logia
hay católicos practicantes y no practicantes. En mi caso, si bien no soy
practicante, soy católico y mis tres hijos han hecho la primera comunión puesto
que creo que han de tener al menos las mismas posibilidades que yo he tenido y
conocer la religión de su familia y cuando sean mayores, con conocimiento de
causa y con completa libertad, sabrán que hacer. Creo que la frase que mejor
define mi manera de pensar es la que recoge Humberto Eco en El
nombre de la Rosa: “el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe
sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda”. Las dudas resueltas
fortalecen las ideas.
Es difícil contestar a esta
pregunta de forma breve. Lo intentaré. Primero, diré que formo parte de una
Hermandad Iniciática. La palabra hermandad (o su sinónimo, fraternidad)
representa algo muy importante para mí. Se trata de un privilegio que me es
concedido por una comunidad y un trato especial, benevolente, que genera unos
lazos profundos entre todos los que forman esta unión. Por otro lado, la
palabra "iniciática" evoca el concepto de experiencia, diría incluso
que de experiencia personal.
Con esto te diría que para mí,
la masonería es un camino, una experiencia que comparto con otros hermanos con
los que me encuentro en este camino. Ellos van a destinos diferentes del mío,
incluso no tienen por qué llevar la misma dirección, pero están, ahí,
realizando su propio camino. Para mí, este camino supone no olvidar mi deber de
crecer como ser humano.
Eso no son más que tonterías.
La masonería ni es, ni puede ser anticlerical. No, la masonería no es
anticlerical; otra cosa es que haya masones que defiendan posiciones que sí lo
sean; pero las defienden como personas, no como masones (y no es que esté
dándoles la razón). Lo mismo que hay masones que pueden tener esta posición,
otros tenemos ideas diferentes. Como ya te he comentado, en mi logia hay
hermanos católicos practicantes también. En cuanto a lo de ser de extrema
izquierda… ¡Déjame que me ría¡ Primero te repito que durante nuestros trabajos
no podemos hablar precisamente ni de política ni de religión; y eso es así
porque en masonería de lo que se trata es de subir al escalón superior y
dirigirnos a aquéllas zonas en las que estamos todos de acuerdo. Buscamos la
unión, no el conflicto o el enfrentamiento. Te contaré que entre mis hermanos,
por conversaciones mantenidas fuera de nuestros trabajos, sé que alguno es
votante de partidos de izquierdas y algún otro de partidos de derechas, pero
también te puedo decir que hay otros con los que jamás he mantenido una
conversación sobre política y soy incapaz de saber en qué sentido votan… No me
importa, ni me interesa.
En masonería no hay doctrina.
En masonería no se te dice lo que tienes que pensar, ni se piensa por ti. La
masonería transmite valores como la libertad, la tolerancia, la igualdad, la
justicia o la fraternidad pero no adoctrina. No hay libros específicos que leer
en dónde venga marcado un presunto pensamiento masónico. La masonería es una
experiencia que reúne a personas que quieren crecer, que sienten la necesidad o
voluntad de intentar ser mejores, pero en masonería se entra ya con una
cultura, una experiencia, una vivencia, unas ideas y cada uno deberá crecer en
su propio entorno y profundizar en su propio “yo”. Las circunstancias de cada uno
son personales y no son transferibles y cada uno tiene que recorrer su propio
camino, diferente normalmente, al de sus hermanos en la Orden.
El objetivo último de la
masonería es el perfeccionamiento y el progreso de la sociedad. Esa mejora se
hace mediante el crecimiento de sus miembros. Si cada uno de nosotros nos
preocupamos por trabajar nuestra propia piedra, como decimos, por luchar contra
nuestras imperfecciones y progresar como seres humanos, forzosamente eso ha de
hacer mejor a nuestro entorno y por ende, a la sociedad. Hay instituciones que
creen que es factible la intervención de una obediencia masónica como agente
social, para la mejora de la sociedad; nosotros no lo vemos así, creemos que la
masonería es atemporal y que no debe de intervenir directamente en cuestiones
seculares. Este enfoque es el enfoque clave de la masonería tradicional y
regular.
Para contestarte parafrasearé a
un ilustre masón francés, Alec Mellor, que dice que masonería hoy es un ideal y
que es preferible hablar de Obediencias. Se puede dividir la masonería moderna
en dos corrientes principales: la original y tradicional, liderada por la Gran
Logia Unida de Inglaterra y la que corresponde a las obediencias que se han ido
separando de los postulados iniciales y cuya cabeza es el Gran Oriente de
Francia. Ambas tienen un ideal y un objetivo común: la mejora del ser humano y
de la sociedad. Personalmente, me parecen todas dignas, sin embargo ésta falta
de "organización" me plantea dudas, lógicamente te doy mi visión,
desde luego subjetiva, pero quiero ser sincero y con sinceridad voy a
responderte. Tengo serias dudas en cuanto a la viabilidad de la existencia de
diferentes obediencias:
Primero: si la masonería tiene originalmente unas
reglas y se asume en las constituciones, no cambiarlas ¿Por qué hay obediencias
que las cambian? Porque quizá crean que tal o tal regla ¿ya no vale? Y ¿cuáles
son las reglas que no valen? ¿Quién lo decide? ¿No es subjetivo? Es más,
existen contradicciones evidentes entre las obediencias que han abandonado los
principios tradicionales. Unas eliminan ciertas reglas y dejan otras, mientras
que otras obediencias respetan las segundas y eliminan las primeras. ¿Existe
una masonería a la carta en dónde cada uno o cada obediencia elimina aquéllas
reglas que no le gustan? ¿Sigue siendo masonería una vez transformadas las
reglas? Son muchas las preguntas que me llevan a pensar que no se pueden
cambiar unilateralmente las reglas. La masonería es lo que es (cf.
Constituciones de Anderson) y desde luego que hay puntos que personalmente creo
que deben de evolucionar, pero las reglas originales están ahí y el separarnos
de ellas implica decisiones subjetivas que nos alejan del modelo inicial.
Por
otra parte, me
pregunto cómo puede hacer una persona o institución ajena a la masonería para
saber diferenciar entre una organización masónica y otra que no lo es pero
aparenta serlo (no me estoy refiriendo a las obediencias irregulares en
general). ¿Puede llegar cualquiera y fundar una obediencia porque sí? La
masonería regular (asociada a la Gran Logia Unida de Inglaterra) salvo raras
excepciones, sólo reconoce una única obediencia por país. Puede que no sea
correcto al no reconocer otras expresiones de la masonería, pero al menos
genera garantías de cara a terceros, de cara al resto de la sociedad. Así, la
sociedad, los profanos, el estado, saben que sólo existe una Gran Logia regular
por país y qué organización es la representante de la masonería regular en el
territorio (en España, la Gran Logia de España, GLE). Las obediencias llamadas
irregulares reconocen también a otras obediencias pero no siempre se reconocen
todas entre sí. Nos podemos encontrar con casos de personas que fundan una
organización que llaman masónica y que sólo es reconocida por algunas
obediencias y no por otras… ¿Quién puede crear una obediencia masónica? La
masonería regular tiene sus normas que sirven por ejemplo, para que no se creen
organizaciones fraudulentas o para que un masón enfadado con sus hermanos no
cree una obediencia de la nada porque le venga en gana o crea subjetivamente
que es la mejor solución para arreglar un conflicto. Pero de nuevo si las
obediencias irregulares no siguen siempre las normas, la situación es
complicada. Lo que quiero expresar es que si bien es fácil saber qué es la
masonería regular y cuál es la organización masónica regular de cada país
(sigue un orden en sus relaciones internacionales y no hay duplicidades
posibles), definir a las demás obediencias es muy complicado pues es difícil
establecer los límites de lo aceptable y de lo no aceptable y supongo que
estarás de acuerdo conmigo con que no todo es aceptable.
En realidad pienso que ha sido
un cúmulo de cosas. Por supuesto, uno comparte todos los ideales de la
masonería pues son el fundamento de nuestra sociedad. ¿Quién no va a estar de
acuerdo con la tolerancia, la justicia, la igualdad, la libertad, etc. y todos
los valores que defienden los masones? A partir de ahí existen otros factores,
que variarán según las personas. En mi caso sentía la necesidad de aprender
más, de profundizar. En los momentos de mi adhesión a la Orden estaba también
dando vueltas a la posibilidad de reinscribirme en la Universidad, aunque fuera
a distancia, para reemprender de nuevo otra carrera, no por tener un título
adicional, sino por colmar esa necesidad de seguir aprendiendo. Reconozco que
sentía en mí la necesidad de buscar algo más, algo que no sabía entonces
definir. Por otra parte, resulta atractivo formar parte de una Orden histórica,
de la que han formado parte tantísimos ilustres personajes. Igualmente, se
espera encontrar personas que defiendan esos ideales y con los que se pueda
convivir o más bien, compartir reuniones en una atmósfera que nos ayude a
progresar. Recuerdo también que me seducía la posibilidad de formar parte de
una organización en dónde fuera un vagón más y no la locomotora cómo me ha ido
sucediendo a menudo (que cuando yo dejaba de tirar, se paraban las cosas).
Finalmente, creo que sin saberlo, el hecho de pertenecer a un grupo, de formar
parte de algo, también me atraía. Ahora bien, todo esto no es más que lo que a
mí me ha sucedido o pasado por la cabeza; si ahora mismo le preguntaras a otro
masón, seguro que te contaba otra experiencia y te explicaba otras razones.
Pues requiere el tiempo que le
puedas y quieres dedicar. Para que entiendas, yo estoy en una logia que se
reúne cada viernes del mes, de enero a mediados de diciembre, nada más. Cuando
entras, te comprometes a acudir a las convocatorias y nada más. Solamente cabe
añadir, que cuando eres aprendiz te convocan igualmente a los talleres de
instrucción. No nos olvidemos que la masonería es un medio y no un fin. Así, en
cuanto a prioridades para un masón, han de venir en el siguiente orden: primero
familia, luego trabajo y sólo al final, masonería. A partir de esto cada uno
ocupa su tiempo libre como quiere.
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