jueves, 26 de septiembre de 2013

Entrevista a un profano

PROYECTO DE ENTREVISTA A UN PROFANO POSTULANTE A LA MASONERÍA, CON POSIBLES RESPUESTAS.

¿Cuál es tu nombre?.......... Jorge Pérez Pérez
¿Cuál es tu domicilio?.......... Calle de la sombrilla Nº 69 Colonia de los Paraguas
Xalapa, Veracruz 91000
¿A qué te dedicas?.......... Licenciado en derecho
¿Cuál es tu estado civil?.......... Casado
¿Tienes hijos?.......... Si, 3


Para nada. En realidad, por mucho que se diga que la masonería es una sociedad secreta, no es así. La Gran Logia Unida Mexicana está inscrita en el Registro de sociedades, aparece por ejemplo, en las guías telefónicas y es fácil localizarla. En mi caso, yo no conocía a nadie que fuera masón; carecía pues de padrino para que me presentase. Lo que hice fue dirigirme a ellos por correo electrónico, solicitando una entrevista para aclarar diferentes puntos y dudas. Me contestaron al cabo de unos días solicitándome un número de teléfono de contacto. Pasado un tiempo, recibí una llamada ofreciéndome una cita. Quedé con un miembro de la Institución en la cafetería de un hotel y mantuvimos una larga y agradable charla en la cual contestó a todas las preguntas y dudas que yo tenía. Dejé pasar algún tiempo y finalmente me decidí, llamé por teléfono a mi entrevistador y le comenté que quería solicitar mi entrada a su logia. A partir del momento de la solicitud formal, se abre el procedimiento de admisión. Varía según las logias y según (lo que nosotros llamamos) ritos: puede haber dos, tres, cuatro entrevistas, en sitios diferentes e incluso con formatos diferentes. Estas entrevistas se llaman aplomaciones. Después de las entrevistas se realizan votaciones en la logia para saber si se admite o no al candidato. El proceso es lento; normalmente dura en torno a los tres-cuatro meses, aunque conozco casos de alrededor de un año. En mi caso fueron tres meses.


Nada de nada. Salvo si particular es: ser mayor de edad, sociable, de buena reputación y creer en un Ser Supremo. ¡Ah, sí! Me explicaron que debía de aportar una cuota de entrada. Creo que hoy está sobre los 1,500.00 pesos.

¡Qué va! ¡Hombre! La cuota de entrada se paga sólo una vez. Luego tenemos unas cuotas mensuales que no suelen sobrepasar los 200 pesos. Intenta comparar esto con cualquier otra actividad: socio de algún Club como Leones, Rotarios, el Britania, etc. incluso el gimnasio de mi mujer que paga 900.00 pesos mensuales. ¡Hombre! lo que sí sucede es que si no tienes medios económicos o no pasas una buena situación económica, no es el momento de pedir tu ingreso ni en ésta ni en ninguna otra asociación.


No te equivoques. Para ser masón tienes que poder responder afirmativamente a la pregunta de si crees en Dios o Gran Arquitecto del Universo, como nosotros le llamamos. Pero no es el Dios de ninguna religión, es el Dios de cada uno. Si una persona es católica, será el Dios de su catecismo; si una persona es judía, será Yahveh y si es creyente pero “cree en algo a su manera” pues será ese su Dios, su Gran Arquitecto, pero nadie le va a pedir que lo defina. Se trata de respetar las creencias de cada uno. Me hace gracia pues hay un montón de escritores “listos” que hablan y definen al Dios de los masones y explican en qué creemos. ¡Y esa gente vende libros! Por otra parte, en la masonería regular tenemos prohibido hablar de religión.


Por supuesto. No hay nada incompatible. La masonería es compatible con la religión de cada uno. Si no se define el Gran Arquitecto del Universo es precisamente para que en él tenga cabida toda religión. Fíjate que además, los orígenes de la masonería son profundamente cristianos. Su origen, no lo olvidemos, es el de los constructores de las catedrales, catedrales que son edificaciones sagradas. Así no hay nada en la masonería que vaya en contra del cristianismo. En mi Logia hay católicos practicantes y no practicantes. En mi caso, si bien no soy practicante, soy católico y mis tres hijos han hecho la primera comunión puesto que creo que han de tener al menos las mismas posibilidades que yo he tenido y conocer la religión de su familia y cuando sean mayores, con conocimiento de causa y con completa libertad, sabrán que hacer. Creo que la frase que mejor define mi manera de pensar es la que recoge Humberto Eco en El nombre de la Rosa: “el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda”. Las dudas resueltas fortalecen las ideas.


Es difícil contestar a esta pregunta de forma breve. Lo intentaré. Primero, diré que formo parte de una Hermandad Iniciática. La palabra hermandad (o su sinónimo, fraternidad) representa algo muy importante para mí. Se trata de un privilegio que me es concedido por una comunidad y un trato especial, benevolente, que genera unos lazos profundos entre todos los que forman esta unión. Por otro lado, la palabra "iniciática" evoca el concepto de experiencia, diría incluso que de experiencia personal.
Con esto te diría que para mí, la masonería es un camino, una experiencia que comparto con otros hermanos con los que me encuentro en este camino. Ellos van a destinos diferentes del mío, incluso no tienen por qué llevar la misma dirección, pero están, ahí, realizando su propio camino. Para mí, este camino supone no olvidar mi deber de crecer como ser humano.


Eso no son más que tonterías. La masonería ni es, ni puede ser anticlerical. No, la masonería no es anticlerical; otra cosa es que haya masones que defiendan posiciones que sí lo sean; pero las defienden como personas, no como masones (y no es que esté dándoles la razón). Lo mismo que hay masones que pueden tener esta posición, otros tenemos ideas diferentes. Como ya te he comentado, en mi logia hay hermanos católicos practicantes también. En cuanto a lo de ser de extrema izquierda… ¡Déjame que me ría¡ Primero te repito que durante nuestros trabajos no podemos hablar precisamente ni de política ni de religión; y eso es así porque en masonería de lo que se trata es de subir al escalón superior y dirigirnos a aquéllas zonas en las que estamos todos de acuerdo. Buscamos la unión, no el conflicto o el enfrentamiento. Te contaré que entre mis hermanos, por conversaciones mantenidas fuera de nuestros trabajos, sé que alguno es votante de partidos de izquierdas y algún otro de partidos de derechas, pero también te puedo decir que hay otros con los que jamás he mantenido una conversación sobre política y soy incapaz de saber en qué sentido votan… No me importa, ni me interesa.


En masonería no hay doctrina. En masonería no se te dice lo que tienes que pensar, ni se piensa por ti. La masonería transmite valores como la libertad, la tolerancia, la igualdad, la justicia o la fraternidad pero no adoctrina. No hay libros específicos que leer en dónde venga marcado un presunto pensamiento masónico. La masonería es una experiencia que reúne a personas que quieren crecer, que sienten la necesidad o voluntad de intentar ser mejores, pero en masonería se entra ya con una cultura, una experiencia, una vivencia, unas ideas y cada uno deberá crecer en su propio entorno y profundizar en su propio “yo”. Las circunstancias de cada uno son personales y no son transferibles y cada uno tiene que recorrer su propio camino, diferente normalmente, al de sus hermanos en la Orden.


El objetivo último de la masonería es el perfeccionamiento y el progreso de la sociedad. Esa mejora se hace mediante el crecimiento de sus miembros. Si cada uno de nosotros nos preocupamos por trabajar nuestra propia piedra, como decimos, por luchar contra nuestras imperfecciones y progresar como seres humanos, forzosamente eso ha de hacer mejor a nuestro entorno y por ende, a la sociedad. Hay instituciones que creen que es factible la intervención de una obediencia masónica como agente social, para la mejora de la sociedad; nosotros no lo vemos así, creemos que la masonería es atemporal y que no debe de intervenir directamente en cuestiones seculares. Este enfoque es el enfoque clave de la masonería tradicional y regular.


Para contestarte parafrasearé a un ilustre masón francés, Alec Mellor, que dice que masonería hoy es un ideal y que es preferible hablar de Obediencias. Se puede dividir la masonería moderna en dos corrientes principales: la original y tradicional, liderada por la Gran Logia Unida de Inglaterra y la que corresponde a las obediencias que se han ido separando de los postulados iniciales y cuya cabeza es el Gran Oriente de Francia. Ambas tienen un ideal y un objetivo común: la mejora del ser humano y de la sociedad. Personalmente, me parecen todas dignas, sin embargo ésta falta de "organización" me plantea dudas, lógicamente te doy mi visión, desde luego subjetiva, pero quiero ser sincero y con sinceridad voy a responderte. Tengo serias dudas en cuanto a la viabilidad de la existencia de diferentes obediencias:

Primero: si la masonería tiene originalmente unas reglas y se asume en las constituciones, no cambiarlas ¿Por qué hay obediencias que las cambian? Porque quizá crean que tal o tal regla ¿ya no vale? Y ¿cuáles son las reglas que no valen? ¿Quién lo decide? ¿No es subjetivo? Es más, existen contradicciones evidentes entre las obediencias que han abandonado los principios tradicionales. Unas eliminan ciertas reglas y dejan otras, mientras que otras obediencias respetan las segundas y eliminan las primeras. ¿Existe una masonería a la carta en dónde cada uno o cada obediencia elimina aquéllas reglas que no le gustan? ¿Sigue siendo masonería una vez transformadas las reglas? Son muchas las preguntas que me llevan a pensar que no se pueden cambiar unilateralmente las reglas. La masonería es lo que es (cf. Constituciones de Anderson) y desde luego que hay puntos que personalmente creo que deben de evolucionar, pero las reglas originales están ahí y el separarnos de ellas implica decisiones subjetivas que nos alejan del modelo inicial.

Por otra parte, me pregunto cómo puede hacer una persona o institución ajena a la masonería para saber diferenciar entre una organización masónica y otra que no lo es pero aparenta serlo (no me estoy refiriendo a las obediencias irregulares en general). ¿Puede llegar cualquiera y fundar una obediencia porque sí? La masonería regular (asociada a la Gran Logia Unida de Inglaterra) salvo raras excepciones, sólo reconoce una única obediencia por país. Puede que no sea correcto al no reconocer otras expresiones de la masonería, pero al menos genera garantías de cara a terceros, de cara al resto de la sociedad. Así, la sociedad, los profanos, el estado, saben que sólo existe una Gran Logia regular por país y qué organización es la representante de la masonería regular en el territorio (en España, la Gran Logia de España, GLE). Las obediencias llamadas irregulares reconocen también a otras obediencias pero no siempre se reconocen todas entre sí. Nos podemos encontrar con casos de personas que fundan una organización que llaman masónica y que sólo es reconocida por algunas obediencias y no por otras… ¿Quién puede crear una obediencia masónica? La masonería regular tiene sus normas que sirven por ejemplo, para que no se creen organizaciones fraudulentas o para que un masón enfadado con sus hermanos no cree una obediencia de la nada porque le venga en gana o crea subjetivamente que es la mejor solución para arreglar un conflicto. Pero de nuevo si las obediencias irregulares no siguen siempre las normas, la situación es complicada. Lo que quiero expresar es que si bien es fácil saber qué es la masonería regular y cuál es la organización masónica regular de cada país (sigue un orden en sus relaciones internacionales y no hay duplicidades posibles), definir a las demás obediencias es muy complicado pues es difícil establecer los límites de lo aceptable y de lo no aceptable y supongo que estarás de acuerdo conmigo con que no todo es aceptable.


En realidad pienso que ha sido un cúmulo de cosas. Por supuesto, uno comparte todos los ideales de la masonería pues son el fundamento de nuestra sociedad. ¿Quién no va a estar de acuerdo con la tolerancia, la justicia, la igualdad, la libertad, etc. y todos los valores que defienden los masones? A partir de ahí existen otros factores, que variarán según las personas. En mi caso sentía la necesidad de aprender más, de profundizar. En los momentos de mi adhesión a la Orden estaba también dando vueltas a la posibilidad de reinscribirme en la Universidad, aunque fuera a distancia, para reemprender de nuevo otra carrera, no por tener un título adicional, sino por colmar esa necesidad de seguir aprendiendo. Reconozco que sentía en mí la necesidad de buscar algo más, algo que no sabía entonces definir. Por otra parte, resulta atractivo formar parte de una Orden histórica, de la que han formado parte tantísimos ilustres personajes. Igualmente, se espera encontrar personas que defiendan esos ideales y con los que se pueda convivir o más bien, compartir reuniones en una atmósfera que nos ayude a progresar. Recuerdo también que me seducía la posibilidad de formar parte de una organización en dónde fuera un vagón más y no la locomotora cómo me ha ido sucediendo a menudo (que cuando yo dejaba de tirar, se paraban las cosas). Finalmente, creo que sin saberlo, el hecho de pertenecer a un grupo, de formar parte de algo, también me atraía. Ahora bien, todo esto no es más que lo que a mí me ha sucedido o pasado por la cabeza; si ahora mismo le preguntaras a otro masón, seguro que te contaba otra experiencia y te explicaba otras razones.



Pues requiere el tiempo que le puedas y quieres dedicar. Para que entiendas, yo estoy en una logia que se reúne cada viernes del mes, de enero a mediados de diciembre, nada más. Cuando entras, te comprometes a acudir a las convocatorias y nada más. Solamente cabe añadir, que cuando eres aprendiz te convocan igualmente a los talleres de instrucción. No nos olvidemos que la masonería es un medio y no un fin. Así, en cuanto a prioridades para un masón, han de venir en el siguiente orden: primero familia, luego trabajo y sólo al final, masonería. A partir de esto cada uno ocupa su tiempo libre como quiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario