EL SENTIDO
POLÍTICO DE LA FRATERNIDAD
Shun Kuga
La Masonería se propone que
la humanidad identifique a toda otra persona como un hermano, no simplemente
como un igual, sino trasladar ese lazo espiritual que une a sus iniciados a
todos los seres humanos; y bien digo lazo espiritual, puesto que cuando el espíritu
es el que guía las conductas, se eleva por sobre todas las diferencias, los
antagonismos y las contradicciones, logrando esa síntesis superadora donde sólo
se conocen las identificaciones originarias, las esencias de las cosas y su
mancomunidad de origen. Los hombres seriamos hermanos porque tendríamos una
argamasa que nos une los unos a los otros y esa argamasa sería el Espíritu. Si
hablamos de la existencia de la conciencia fuera de nuestro cuerpo podemos
hablar de humanidad, en ese instante seríamos humanos ya que existiría un lazo
real entre todos los hombres.
Durante la revolución
norteamericana se usó por primera vez con un sentido político el trilema
masónico: LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD, aunque el mismo fue conocido por
haber sido adoptado como lema principal en la Revolución Francesa, en donde
Fraternidad significaba libertad e igualdad para todos.
En tiempos antiguos, la
fraternidad surge cuando son expulsados los hijos de la familia, cuando estos
forman su propio circulo, lejos del hogar, lejos de las mujeres. La fraternidad
era una familia sustitutiva, una mujer sustitutiva. En los ritos de pubertad
los muchachos son separados de sus madres y recibían una nueva madre mediante
una iniciación.
Iniciación es renacimiento,.
mediante el cual queda anulado el haber salido del vientre de la madre
"real" de uno y encuentra una nueva madre espiritual, donde ya no hay
padre. La fraternidad es, en sí, la madre. Somos los hijos de una viuda.
El mito freudiano de la
rebelión de los hijos contra el padre de la horda prehistórica, no es una
explicación de los orígenes, sino un arquetipo recurrente, es un mito de algo
que siempre ocurre.
Según Freud, este mito
representa el pasaje del hombre del estado de naturaleza al de la cultura. En
los orígenes, el padre inicial era el monarca absoluto de la horda, las hembras
son su propiedad, como ocurre actualmente con los animales, donde los más
fuertes tienen la posesión de las mismas. El destino de los hijos varones era
muy duro: si despertaban los celos del padre, eran muertos, castrados o
proscriptos. Estaban condenados a vivir reunidos en pequeñas comunidades y a
procurarse mujeres raptándolas.
El siguiente paso hacia la
modificación de esta primera forma de organización "social" fue que
los hermanos, desterrados y reunidos en una comunidad, se complotaron para
dominar al padre, lo mataron y devoraron su cadáver crudo.
En otros términos no sólo
odiaban y temían al padre, sino que también lo veneraban como modelo, y en
realidad cada uno de los hijos quería colocarse en su lugar. De tal manera, el
acto caníbal se nos torna comprensible como un intento de asegurarse la
identificación con el padre, incorporándose una porción del mismo.
Es de suponer que al
parricidio le sucedió una prolongada época en la cual los hermanos se
disputaron la sucesión paterna, que cada uno pretendía retener para sí.
Llegaron por fin a conciliarse, a establecer una especie de contrato social,
comprendiendo los riesgos de esa lucha, recordando la hazaña que habían
cumplido en común y dejándose llevar por los lazos afectivos anudados durante
la época de su proscripción.
Surgió así la primera forma
de una organización social basada en la renuncia a los instintos, en el
reconocimiento de obligaciones mutuas, en la implantación de determinadas
instituciones, proclamadas como inviolables (sagradas); en suma, los orígenes
de la moral y del derecho. Cada uno renunciaba al ideal de conquistar para sí
la posición paterna, de poseer a la madre y a las hermanas. Debían buscar sus
parejas fuera del clan familiar. Con ello se estableció el tabú del incesto y
el precepto de la exogamia. Finalmente reemplazan a la imagen paterna con un
contrato social en el que hay iguales derechos para todos.
Lo que estos mitos nos
muestran es una lucha entre el principio paternal de dominación y monopolio
sustentado por las Monarquías y los regímenes autoritarios, al que se opone el
principio fraternal de igualdad y división de poder sustentado por las
Repúblicas.
Nos enseña que para poder vencer al autoritarismo es necesario la fusión de todos los excluidos en ese objetivo. La fraternidad no es solo un bien en si mismo, sino que es la herramienta necesaria para luchar contra las dictaduras, los monopolios, y toda forma de dominación. Fue por ello imprescindible para poder vencer a la Monarquía durante la Revolución Francesa, y se convirtió en un icono de la misma.
Nos enseña que para poder vencer al autoritarismo es necesario la fusión de todos los excluidos en ese objetivo. La fraternidad no es solo un bien en si mismo, sino que es la herramienta necesaria para luchar contra las dictaduras, los monopolios, y toda forma de dominación. Fue por ello imprescindible para poder vencer a la Monarquía durante la Revolución Francesa, y se convirtió en un icono de la misma.
En nuestra región el
autoritarismo y el corporativismo han calado hondo, tenemos muchas
instituciones con esas características y no hay que olvidarse que la
metodología impuesta condiciona la ideología. No en vano ha habido tantos años
de tiranía y dictadura, con alto grado de aceptación de toda la sociedad.
Lo que me preocupa es que si
bien hemos tenido regimenes democráticos en los últimos años, no se han
modificado las instituciones haciéndolas más republicanas. Es probable que esto
se deba a que el marco en que se desenvuelve el sistema democrático, que son
los partidos políticos, está concebido por un sistema autoritario, por lo que
es prioritario la tarea de democratizar y hacer participativas todas las
instituciones de la república,
y principalmente a los partidos políticos.
y principalmente a los partidos políticos.
Para algunos de nosotros, la
peor consecuencia de este orden autoritario sustentado durante tantos años, es
que la sociedad en su conjunto ha adoptado formas corporativas de acción, donde
grupos poderosos actúan coercitivamente en defensa de sus intereses en desmedro
de los intereses generales, confundiendo la fraternidad en su sentido amplio y
humanitario, con una mafia que defiende los intereses de los amigos.
Si bien los orígenes de
Masonería fueron las corporaciones de constructores de la Edad Media, sabemos que
la masonería no actúa corporativamente, según el modelo antes descrito, y nadie
que integre la Orden espera la protección corporativa ante un desvío de su
conducta. Es en ese sentido, que la masonería constituye un ámbito en que la
sociedad debería encontrar las referencias necesarias para evolucionar,
culturalmente, hacia formas de desarrollo humano que impliquen la superación y
abandono del corporativismo como conducta social y política.
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