PRESIDENTE DE FRANCIA FRANCOISE HOLLAND RINDE HOMENAJE A LOS MASONES
La recepción de los miembros de la Masonería por jefes de Estado y de
Gobierno es una práctica común en los países, con amplia tradición
democrática. Lo ocurrido en Francia merece, sin embargo, otra
consideración. El Presidente de la República Francesa, Francois
Hollande, ha acudido al Museo de la Masonería de París para rendir un
sentido homenaje a los valores de la Masonería en su Tricentenario con
un discurso que ha recorrido ya el mundo entero.
Sr. Ministro.
Sra Alcaldesa del IX Distrito. Señoras y Señores Grandes Maestros,
Señoras y Señores representantes de todas las Obediencias de la
Francmasonería francesa. Señoras y Señores.
Quisiera como de
costumbre agradeceros vuestra invitación y reconocer el magnífico
talento como orador del Gran Maestro, ya que también hay una tradición
en la francmasonería que es la de expresarse con ahínco, libremente pero
con toda la fuerza de las convicciones que lleváis dentro.
Es
verdad que esta es la primera vez que un Presidente de la República
Francesa en ejercicio franquea la puerta del número 16 de la calle
Cadet. Es un lugar cargado de historia, porque desde 1853, el Nº 16 de
la calle Cadet es la sede del Gran Oriente de Francia, la más antigua
obediencia masónica francesa todavía en actividad y la más importante,
de igual modo quiero ser prudente, de las logias masónicas.
Desde
hace más de un siglo y medio, iniciados y profanos se reencuentran
entre estas paredes para dialogar, para reflexionar, para conseguir una
República más fuerte, más humana, más fraternal y para hacer que ante
cualquier momento decisivo de nuestra historia, pudiera también
expresarse.
Estamos en los albores de un período importante de
nuestra vida pública y si bien no participáis directamente, podéis estar
seguros que las reflexiones que habéis aportado en los últimos meses
podrán encontrarse en el debate público de forma que inspirarán aquellos
textos que, en un futuro, serán las leyes de nuestro país.
La calle Cadet es también un lugar de memoria.
Hace diez años, cuando era Secretario de Estado para los Antiguos
Combatientes, ellos estaban aquí y se celebraba por vez primera un
Memorial para rendir homenaje a los masones muertos “víctimas de la
barbarie nazi y del régimen de Petain”. Sobre una pared estaba escrito
el nombre de las víctimas. Es la memoria dolorosa de la masonería
francesa, pues siempre ha sido perseguida por dictaduras que habían
comprendido que era en la Masonería donde se realizaban, donde se
construía los argumentos y respuestas a las medidas arbitrarias e
injustas que ponían en marcha. Cada vez que hay sombras oscuras en
nuestra historia, los francmasones eran perseguidos, y todavía lo son.
Pero hay también en este museo una memoria luminosa. Conserváis aquí
los preciosos recuerdos de tres siglos de Historia, de ideas, de
acciones llevadas a cabo por los francmasones de Francia, y también por
todo el mundo ya la Masonería está presente en todos los continentes.
Esta fraternidad es también la que vosotros lleváis.
Recorriendo
esta exposición –doy las gracias a quién me ha guiado- es a menudo el
camino que nace de la emancipación individual, es decir de la búsqueda
personal, del sentido que hace falta dar a la existencia, hacia las
libertades colectivas, es decir aquello que puede hacer avanzar el mundo
en el que estamos. Este movimiento, es aquel que empezó en 1717 hasta
nuestros días aquí, en el que celebramos el tricentenario de la
francmasonería.
La primera Obediencia moderna, la Gran Logia de
Londres, fue creada en 1717. Habéis recordado el hecho, tal vez raro, de
celebrar un tricentenario. Es un privilegio para vosotros pero también
por lo que me concierne ya que no tendré nunca la ocasión de estar allí,
cuando llegue, para el próximo centenario.
En el 2003, por el
275 aniversario de la fundación de la Masonería francesa, el presidente
Jacques Chirac había recibido numerosos centenares de miembros de todas
las Obediencias y de numerosos países en el Palacio del Eliseo. Desde
cierto ángulo, vengo a realizar lo mismo. Recibir a la francmasonería
como él dijo “una tradición filosófica que ha formado parte importante
en Francia y en el mundo de la difusión de las ideas republicanas”.
Es cierto que la francmasonería está íntimamente ligada a la historia
de Francia, antes incluso que a la República. No era por causa que los
francmasones fueran la fuerza secreta, oculta, el poder tras todos los
acontecimientos, más sencillo ya que muchos masones han jugado un papel
eminente en el nombre de una ética que los predispone a la acción, ya
que sus valores los conducían hacia el progreso,
En un principio,
y ustedes lo recordarán, había la voluntad de algunos espíritus
brillantes de asociar la razón científica de los sabios, el ideal
humanista de los filósofos y la aspiración a la trascendencia de los
artistas. Esta conjugación hizo finalmente vuestro ideario y vuestra
voluntad.
En una Francia todavía dominada por la monarquía
absoluta y la religión del Estado, las logias fueron pues a la vez un
refugio de tolerancia, y una escuela de democracia, incluido los
fundamentos de igualdad de las instituciones que serían su fuente. Se
hallaban en ellas los escritores más célebres como Montesquieu o
Voltaire que, si he comprendido bien, fue iniciado tardíamente, pero fue
para él fruto de una larga reflexión que debía conducirlo forzosamente a
esta elección.
La masonería, y lo corroboro, no ha hecho la
Revolución francesa, pero preparó su llegada. Muchos masones fueron, al
mismo tiempo, creadores de grandes textos de la Revolución, pero de
igual forma víctimas del devenir de los acontecimientos: las purgas del
Terror, la reglamentación del Imperio, la represión de la Restauración.
A lo largo del siglo XIX, los masones lucharon por la llegada de la
República. Es la época donde, en 1848, Víctor Schoelcher hace posible
adoptar la abolición de la esclavitud sobre la tierra de la República
francesa y dónde, en 1870, Adolphe Cremieux, hizo que los judíos de
Alger se convirtieran en ciudadanos franceses por entero.
La
mayor parte de las leyes de libertad adoptadas entre 1870 y 1914 fueron
pensadas y trabajadas en las logias: la autorización de los sindicatos,
el derecho de asociación, la libertad de prensa, han sido puntales de
progreso a menudo sostenido por los francmasones y, además, en la gran
lucha por la laicidad, los francmasones siempre han sido la vanguardia
para afirmar la neutralidad de la República, para establecer una escuela
libre de influencias exteriores, para pedir la separación
Iglesia-Estado y que sea plenamente reconocido al ciudadano su derecho a
creer o no creer.
Es muy importante recordar el texto fundador,
de retomar el espíritu que ha sido el de los legisladores de 1905, para
conocer bien aquello que nosotros tenemos que realizar hoy. Cuando me
pregunto o me preguntan si hace falta hacer otras leyes sobre la
laicidad, simplemente digo que es suficiente el aplicar estrictamente,
firmemente, el espíritu de las leyes y la letra de la ley de 1905.
No olvido nunca cuanto corresponde a la masonería el haber sido un
puente entre pueblos con las grandes figuras universales de Auguste
Bartholdi, que dio su impronta al ideal de libertad de los Estados
Unidos, he de decirlo en este momento ya que no estoy seguro que no
todos lo hubieran forzosamente comprendido o apreciado en su día, o aún
León Bourgeois, el fundador de la Sociedad de Naciones, cuyos ecos
todavía resuenan, y que son desafiados, pero contestados desde la
afirmación del derecho internacional, en la justicia que es su
consecuencia y en la capacidad de las instituciones internacionales para
poder intervenir sobre los grandes problemas del mundo, debemos
recordar que todavía es una inspiración para todos.
En fin, los francmasones han sido los promotores de la República social.
Quiero recordar aquí la obra de Jean Zay, reformador del sistema
educativo, defensor de la cultura, de las artes y de las ciencias.
Encontré en este museo un recorte de prensa, Le Matin, en el que al
mismo tiempo que anunciaba las represiones sobre los francmasones,
señalaba igualmente el arresto de Jean Zay, judío. Pues al mismo tiempo
que se abatía la represión sobre los masones, se abatía igualmente la
represión sobre los judíos, ya que era la mismo ánimo de aniquilarlos a
todos ellos, los que podían ser juzgados como enemigos de la patria.
Pienso también en Pierre Mendes-France, que ha encarnado toda su vida
esta gran idea de la moral en la política -yo pienso que es muy
importante recordar la moral en la política- y de la sinceridad en el
arte de gobernar. Y muchos de los francmasones han sido también
creadores en materia social –evoco a León Bourgeois- la protección
social en nuestro país. Las sociedades de socorro mutuo, que
prefiguraron el Estado del Bienestar y las cajas de seguro social, en el
período de entre guerras, que anunciaba la Seguridad Social, eso
también, han sido para muchos iniciados desde el principio por los
francmasones.
Después de 1940, la guerra, las persecuciones del
Estado Francés, tuvieron lugar las deportaciones y tras la Liberación,
la masonería había perdido una gran parte de sus miembros. Pero vuestro
movimiento, en todos los aspectos, ha sido capaz de elevarse, de retomar
el camino del progreso, de conquistar nuevos espacios de libertad y
desarrollar nuevas solidaridades.
La francmasonería asimismo obró
por restablecer la paz civil. Era en 1988, cuando en Nueva-Caledonia,
estaba en un momento convulso. Entonces, Michel Rocard mantuvo
comunicación personalmente con Roger Loray, el Gran Maestro del Gran
oriente de Francia para participar en el trabajo que finalizó con los
acuerdo de Matignon.
Incluso hoy en día, estáis trabajando como
nunca, comprometidos con la ciudadanía, no dudando nunca en aparecer
directamente para explicar, para decir qué es la Masonería y para hacer
llegar vuestras reflexiones.
Pero yo habría podido también evocar
la historia más sombría de todos aquellos que han querido cuestionaros
lo que sois, y que siempre han cultivado las mismas calumnias, los
mismos fantasmas en nombre de una conspiración que no ha perdido nada,
por desgracia, su vigencia. Basta con clicar sobre internet para
inmediatamente ver resurgir los conspiracionistas, es decir, todos
aquellos que piensan que estáis aquí a punto de preparar no se bien que
complot, no sé qué organización, no sé qué preparación. Todo eso es
perfectamente desconcertante, pero por desgracia, propagado, cultivado,
difundido y vosotros mismos tenéis que hacer frente a algunas amenazas
que han conducido a tener que reforzar vuestra seguridad aquí en la
calle Cadet y el Estado ha estado a vuesto lado para protegeros, ya que
queriendo atacar a la francmasonería, era la República quien estaba
directamente amenazada.
Es también la razón por la que sean
importantes las iniciativas tomadas en consideración para abrir a lo
grande las puertas de la francmasonería y hacer comprensible su sentido.
La Biblioteca Nacional de Francia ha organizado una exposición que ha
sido muy exitosa, permitiendo disipar las leyendas negras y comprender
mejor el significado de vuestro compromiso. Es la misma idea detrás de
la construcción de este museo de la francmasonería, ya que vuestro
mensaje de plena actualidad.
No diría que las batallas son las
mismas, pero al final de tres siglos, son siempre los mismos valores que
nos hacen falta promover , que nos hacen falta organizar, que nos hacen
defender en el seno de las sociedades que han cambiado tanto.
La
libertad en primer lugar, la libertad contra el oscurantismo, contra el
fanatismo, contra el fundamentalismo, la “libertad absoluta de
conciencia” en contra de los dogmas, la libertad de pensamiento contra
los que pretenden censurar y que no se olvide nunca cuando la editorial
Charlie Hebdo fue diezmada, hay dos años, dos de sus Hermanos estaban
entre las víctimas, Bernard Maris y Michel Renaud y evoco su memoria
hoy. La libertad, cuando nosotros mismos somos atacados en nuestro
propio suelo por parte de grupos terroristas. Hay que defender la
libertad en todo el mundo, en nombre del ideal que llevamos, es decir no
en someter o dominar, pero siempre para buscar la emancipación.
La igualdad. En el pasado, fue para garantizar la igualdad política de
todos los ciudadanos, independientemente de su origen, de sus
condiciones.
Hoy en día, es para impulsar otras formas de
igualdad: la igualdad entre mujeres y hombres – y yo la bienvenida al
progreso de la mezcla en algunas de sus creencias – pero la igualdad es
también social. Usted ha mencionado, Gran Maestro, la igualdad social,
la equidad territorial, la igualdad en el destino, la igualdad de
condiciones de acceso a las funciones más importantes de nuestro país y
hay mucho que hacer, frente a la discriminación, contra los efectos
sociales, también se enfrentan a este destino, todos los determinismos
que hacen que estén siempre en las mismas escuelas los mejores y por
desgracia, en otras escuelas, aquellas destinadas a ser relegado o
abandonados.
Este sentimiento de abandono, de pasotismo debe ser
absolutamente combatido, no sólo con palabras, sino con hechos. Esto es
lo que todos tenemos que hacer y en una sociedad amenazada por el
individualismo, sino también por el comunalismo, hay que defender un
valor que es casi natural que, a pesar de que es cultural, es de
hermandad, y es la práctica de la solidaridad
Como vosotros, hace
tiempo que me hecho esta pregunta: ¿Por qué se ha unido a la libertad,
la igualdad y la fraternidad? Tenía algunas respuestas, incluyendo las
horas más terribles que podría vivir como Presidente de la República,
donde se han producido ataques terroristas en nuestro propio suelo,
hombres y mujeres masacrados porque eran franceses y también porque
podrían ser judíos, ya que podrían ser policías o simplemente podría ser
periodistas o porque estaban allí, si no eran nada de todo eso.
Entonces resurgió en aquellos momentos la expresión de voluntad de estar
juntos, de solidaridad anónima, un valor excepcional y por lo tanto
fraternidad que implica el estar con los demás. Fraternidad, no es
simplemente una generosidad personal que hace que sea una acción
solitaria llevada a cabo de forma anónima, un acto que puede ser de
bienvenida, pero no es eso suficiente. La fraternidad es tener un
vínculo con la gente que desconoces, o que se conocen en el momento en
que nos enfrentamos al mismo tiempo a las mismas pruebas.
Aquí es
donde hay que defender la hermandad pues todo lo que separa, divide y
se opone es contraria a este valor de la fraternidad y si algunos
quieren tomar valores, capturar esos valores, diría “robar” esos
valores, deben ser ellos quienes actúen bajo su responsabilidad y la de
sus mentiras y explotación. No podemos defender la libertad si se
contradice la igualdad; no podemos defender la igualdad, si dividimos la
fraternidad.
Por estas razones sois ardientes defensores de la
laicidad, de su contenido, de su sentido y os negáis a ver que el
secularismo secuestrado por aquellos que sólo se la utiliza para
estigmatizar a una religión, pero que rápidamente olvidan cuando es
necesario defender la neutralidad del estado y su escuela.
La
laicidad es el marco que nos permite vivir juntos con respeto a nuestras
diferencias, pero pacíficamente reunidos en formar parte de la
República en todo lo que tiene que ver con las tareas en común.
Así desde 2012, me he asegurado de que podemos llevar este secularismo a
todas partes y especialmente en nuestras escuelas: la Carta de la
Laicidad que elimina, desde el comienzo de septiembre de 2013, todos los
signos de nuestras escuelas; la creación de una educación cívica y
moral a partir de septiembre de 2015; la introducción de la educación
secular de los hechos religiosos que hasta ahora nunca se había llevado a
cabo tras el resultado del informe de Régis Debray de 2002; la
formación de casi 100 000 profesores a la laicidad; y la inclusión en la
ley de los principios de servicio público de la laicidad y neutralidad.
Neutralidad.
La neutralidad del Estado, la imparcialidad de los funcionarios
públicos y nunca aceptaré nunca que se pueda poner en cuestión los
funcionarios en nuestra República con el pretexto de que aplique la ley y
se asegure de que la justicia pueda trabajar. Cuando se cuestiona la
neutralidad del Estado, es que estamos dispuestos a cuestionar los
principios de la laicidad, la independencia y la imparcialidad.
Independencia del poder judicial, la imparcialidad del Estado: son
valores muy importantes que deben ser recordadas aquí cuando son
desafiados.
Gran Maestro, entre muchas causas que movilizan la
masonería, reside también la defensa de la dignidad humana. Debido a que
los masones han considerado siempre al ser humano como tal, están a la
vanguardia de la lucha actual contra el dolor, por el derecho a morir
con dignidad. Hemos avanzado, no necesariamente en el punto en el que
hubierais deseado, pero es para que sigamos reflexionando y asegurar que
la legislación también puede progresar a medida que avanza, incluso
también en esas áreas.
También quiero pensar en los increíbles
cambios que con las nuevas tecnologías nos ha tocado vivir y esto el
transhumanismo o mayor capacidad de los seres humanos. Se trata de un
tema de enormes proporciones. ¿Hasta dónde podemos permitir el progreso?
Debido a que su avance nunca ha suscitado sospechas, debemos
promoverlo. ¿Cómo podemos dominar estas graves cuestiones éticas? Lo que
está en juego es la idea misma de la humanidad, del libre albedrío y la
libertad.
Mientras frente a estos cambios algunos aguardan con
esperanza, pero otros los temen, el aspecto de la masonería es una
brújula muy valiosa en este período y una luz que ayuda a comprender los
problemas y responderlos.
Señoras y Caballeros:
La Francmasonería no se basa en un dogma cerrado sino en una visión abierta. Es un método antes que una finalidad.
Vosotros habéis asegurado que la República haya sido lo que es hoy y el
sentido de mi presencia, que es simplemente un reconocimiento de
aproximación a lo que se ha aportado, generación tras generación, no
sólo por nosotros sino también por vosotros. La República cree en el
progreso. Cree en la mejora de la condición humana. Piensa que el
progreso personal también reaviva el progreso de la sociedad y es esta
es la esperanza que vosotros traéis desde hace tres siglos: una sociedad
más justa, el deseo de construir un mundo más fraterno.
Estamos,
como dije, en tiempos turbulentos a nivel internacional, donde el orden
que conocíamos, que no era sin trastornos, sin embargo se contuvo.
Período de agitación en Europa que queríamos – aunque para muchos no se
corresponde necesariamente con las expectativas – también parece estar
siendo derrotada.
También estamos en un momento crítico ya que
tenemos que hacer unas elecciones que harán que nuestro país puede
avanzar o retroceder en un sentido, si eso es una opción. Pero hay algo
peor que eso: hay quien podría poner en peligro, seguramente, los
ideales de la República, su organización y probablemente la forma en que
se ve al ser humano. Todo el mundo debe asumir la responsabilidad. Como
Presidente de la República, estoy hasta el próximo mayo y estoy
totalmente en esta lucha por la República, incluso más allá de las
sensibilidades por lo que podemos estar seguros de que todo se ha dicho,
por lo que ya hemos sido informados y no podemos haber pecado de
indiferencia o silencio.
A menudo se dice que el mal no es sólo
por aquellos que lo cometen, sino por aquellos que están en silencio
ante actos que pueden tener consecuencias. Así que sí cada uno tiene que
asumir la responsabilidad, pero yo sé que vosotros también sabéis lo
que hay que hacer.
La República, ya lo he dicho, sabe lo que se
os debe, y sé que siempre estaréis allí para defenderla. Y yo también lo
haré, incluso más allá de mi función, siempre dispuesto a asumir esa
responsabilidad.
Vive la République !Vive la France !
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