sábado, 22 de agosto de 2015

TOURSELF
            En medio de las candentes arenas del desierto, como el espejismo de un oasis de frescas aguas y ondulantes palmeras, bañada por frescos riachuelos provenientes de los ríos Tigris y  Éufrates, orgullosa se levanta la perla de oriente, la Ciudad de Bagdad. Con brillo de oro se elevan al cielo sus torres y minaretes y sus plazas y callejas empedradas, ven el diario deambular de caravanas de camellos, que acuden a la ciudad con la población más cosmopolita de la tierra, mercaderes con un sinfín de productos pregonan durante todo el día los bienes que ofrecen al pueblo, curanderos que aseguran tener las mejores pomadas y brebajes para la cura de las más raras dolencias, faquires recostados en sus camas de clavos, tragando sables, o antorchas encendidas, encantadores de serpientes que con sus flautas de encantadora melodía adormecen en un dulce letargo a las temibles cobras, adivinos con bolas de cristal y cartas del Tarot, magos y prestidigitadores, hombres cultos empapados en las ciencias, poetas que cantan sus odas de amor y literatos que narran las peripecias del harem del sultán Al Raschid, cual cuento de las mil y una noches.

            Cuando el primer rayo del sol despunta en el arenoso horizonte y apenas sobre el fondo de un cielo azul claro, puro y brillante, la rosada aurora confunde el oro del astro rey con el azul, en ese momento, el momento del primer suspiro de Alá, se escucha el melodioso canto del salmista, que desde el más alto minarete, invita a los fieles a orar y ofrecer las obras del día a aquél por quien todo fue hecho. El pueblo desenrolla sus esteras y se arrodilla con la vista hacia la sagrada ciudad de La Meca, inclinan la cabeza hasta el suelo y agradecen al dispensador de todos los bienes un nuevo día a su servicio, después de terminadas las oraciones, desparrámanse por plazas y callejas, los hombres van a su labor, las mujeres en busca de vituallas y los chiquitines en medio del bullicio de sus risas y algarabía se entretienen en juegos infantiles.

La plaza mayor, de la que parten siete calles e infinidad de callejuelas, esa que tiene un gran estanque donde se vuelca el agua dulce, fresca y cristalina de sus 33 fuentes, es el corazón de la ciudad, en ella se encuentra el mayor centro de cambio, compra y trueque de mercaderías, a ella acuden comerciantes, vendedores y compradores de todas las regiones cercanas a la gran ciudad, en busca de todo aquello que la voluptuosidad humana desea tener en propiedad.

            Ahí, en medio del centro de cambio, en una tienda de piel de camello, sobre una alfombra persa que otrora luciese vivos colores y ahora pálida, raída y muy limpia, envuelto en un fino vapor de incienso que recuerda la madera del Sándalo y la corteza de la Canela, y hace pensar el la sutileza de la Gloria de Alá, Yourself, un viejo Sufí, con su túnica y turbante, blancos como la nieve, de nariz aguileña y de luenga barba blanca, que se confunde con la blancura del ropón, y ojos grises en los que brilla la comprensión de la vida, profundos por la experiencia de los años y tiernos por el amor a sus semejantes, inicia las actividades del día, dándole gracias al señor por un día más de vida que le brindará nuevas oportunidades, desdobla su esterilla tan rápidamente como su cansado cuerpo se lo permite, se pone de rodillas, inclina el cuerpo hasta tocar el suelo con su frente en señal de humildad, reconocimiento y acatamiento y canta las loas al Señor Alá.

            Yourself, el viejo Sufí, se gana la vida vendiendo toda clase de baratijas, mas al decir de cuantos le conocen, está loco o no tiene entendimiento, convirtiéndose en la burla de sus compradores, quienes, muchos de ellos, como Saddam, que al comprar sus artículos le ha pagado con moneda falsa que en un principio vio con recelo pero que aceptó sin ninguna protesta.

            Algunos otros, como Barush, después del regateo de precio, que ha fijado a su conveniencia, ha afirmado haberle pagado sin haberlo hecho, y él, aceptó su palabra de buena gana y sin dudas.       En fin, otros, cuando por el azar rompen el artículo comprado, le argumentan que así se los ha dado y él de buena voluntad les cambia el artículo o les devuelve el dinero que supuestamente han pagado por el.

            El tiempo pasó y se llevó con las horas, las energías de nuestro buen amigo cuyas fuerzas fueron menguando. Un día sintiendo próxima la hora de su desprendimiento de la materia, de rodillas sobre su vieja alfombra y cubriéndose los ojos con las palmas de las manos, se dirigió al Todopoderoso en su última oración de súplica:
"...Ay, Señor, Dios mío, fuente de toda bondad y magnificencia, mira a este pecador que tantas veces ha ofendido a sus hermanos en el pensamiento, creyendo que le pagaban con moneda falsa, cuando, ¿quién son yo?, inculto e iletrado, para darme por conocedor de todas las monedas que circulan por el mundo; o cuando creía que no me habían pagado por mis mercaderías, cuando estas gentes de buena fe, ya lo habían hecho; o aún peor, cuando a cambio de sus monedas honradas les daba artículos defectuosos"
"...Ay, Señor, Dios mío, mírame, YO SOY la única moneda falsa, el único artículo defectuoso que tan caro ha costado a la humanidad, y a pesar de ello, mis hermanos en su infinita bondad, jamás me han juzgado en su corazón, por lo contrario, siempre han dado por sentado que no se lo que hago y disculpan mis impertinencias.."
"...Ay, Señor. Dios mío, no me juzgues con dureza, Señor, que no se parezca Tu corazón al mío y acepta aunque sea en un rincón de Tu paraíso, aunque alejado de Tu Presencia, a esta moneda falsa, a este artículo defectuoso"

            Expiró nuestro buen amigo, y en el momento de entregarse al Creador, se oyó una voz que le decía:

"....YOURSELF, ¿cómo es posible juzgar a quien no ha juzgado a los demás?, ven mi talento de oro, déjame tenerte por siempre en el hueco de la palma de mi mano”.
L\    I\    F\
Xalapa, Enríquez, Ver., 6 de noviembre de 2008, E\ V\


A\M\ SHUN KUGA
LA FE SIEMPRE CONFIA, LA ESPERANZA SIEMPRE INSISTE, EL AMOR SIEMPRE ES
FE NO ES CREER, FE ES CREAR
"¿Have you exercised your obligations today?"
"¿Vous avez exercé vos serments aujourd'hui?"
"¿Has practicado tus juramentos hoy?"

Canticum graduum David ecce quam bonum et quam decorum habitare fratres in uno
Sicut unguentum optimum in capite quod descendit in barbam, barbam Aaron quod descendit super oram vestimentorum eius
Sicut ros Hermon qui descendit super montana Sion quoniam ibi mandavit Dominus benedictionem vitam usque in aeternum



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