Diez preguntas sobre la masonería
1. ¿Qué es la Masonería?
Es una de las más antiguas sociedades iniciáticas del mundo. Esotéricamente, inculca sus enseñanzas a sus miembros a través del Simbolismo, practicado a través del ceremonial.
Exotéricamente, es una extraordinaria asociación sustentada en principios morales que hace de personas libres y buenas, seres humanos útiles y provechosos a su familia, a su comunidad, a su nación y al mundo.
Desde el punto de vista esotérico (en su proyección interna), la Masonería es la Orden Iniciática más importante de Occidente. Busca hacer de seres humanos libres de telarañas morales, culturales, sociales, etc. y de modo de vivir honesto y bueno, personas capaces de trabajar por su constante superación en todos los aspectos, a través de una moral laica basada en el Simbolismo, como requisito indispensable para convertirse en agentes transformadores de su entorno familiar, social, comunitario y nacional. En este sentido, los Francmasones nos consideramos constructores del Templo dedicado al perfeccionamiento moral de la humanidad, cimentado en los históricos principios de Libertad, Fraternidad e Igualdad.
Desde el punto de vista exotérico (en su proyección externa o social), la Francmasonería es una organización discreta, no secreta, que cree posible el progreso individual y colectivo basado en el respeto, la democracia, la justicia y la solidaridad entre los seres humanos. Por ello, como organización de la Sociedad Civil, es una institución establecida sobre bases humanitarias y científicas que lucha por el bienestar y el progreso de sus miembros y de la comunidad en general.
2. ¿Quiénes son los Masones?
Son gente buena, y honesta libre de prejuicios y fantasmas culturales, sociales políticos, religiosos, preocupada por el bienestar de los demás.
3. ¿Es la Masonería una sociedad secreta?
La Masonería no es una organización secreta sino discreta, más por fines didácticos, dado que su estructura de aprendizaje es gradual; e históricos, a causa de las persecuciones de que ha sido objeto ella y sus miembros, por parte de organizaciones y personas intolerantes, fundamentalistas, que en muchos lugares y momentos ha pretendido dominar a los demás por la ignorancia y el temor, y que por lo mismo consideran a la Masonería y a los masones como contrarios a sus malsnanos principios y fines.
Sin embargo, en su tarea de contribución al mejoramiento social, cada masón en su actividad cotidiana, en la casa, en la fábrica, en el taller, en la oficina, en el mercado, en la escuela, etc. tiene el compromiso para consigo mismo y los demás de proclamar y poner en práctica los nobles principios y fines de la Francmasonería.
Por su parte, las Logias y Obediencias (federaciones de Logias) a menudo realizan actividades a las que invitan a todas las personas que interesadas de alguna manera en conocer más y de primera mano sobre los Principios, Fines y organización de la Masonería y de las diferentes manifestaciones de su actividad hacia la comunidad.
4. ¿Por qué tienen secretos los Masones?
Los masones guardan discreción sobre la manera de reconocerse en la vida cotidiana, así como sobre lo que se trata en cada sesión, por razones históricas fundamentalmente, como un medio de protección contra la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición de algunas personas y sectas intolerantes y fundamentalistas, vicios estos tres a los cuales la Masonería ha rechazado desde sus orígenes.
5. ¿La Masonería es una religión?
Fundada en el principio de Libertad que desde su fundación norma su pensar, sentir y actuar, la Masonería considera las cuestiones metafísicas como del dominio exclusivo de la conciencia de cada individuo. Por ello, toda persona y por ende todo masón, es libre de creer o no creer en un principio creador, respeta las creencias religiosas de cada quien pues no las mezcla con los asuntos propios de la Orden. De ahí que pueda verse en una misma logia a personas que creyentes o practicantes de diversos cultos o creencias, conviviendo en perfecta armonía y colaborando al fin común del progreso de la humanidad.
6. ¿En qué creen los Masones?
Creen en elevados criterios morales. Creen en la honestidad en todos los actos de la vida. Creen que es posible convivir en un clima abierto pero al mismo tiempo respetuoso, fraternal, y colaborar en la construcción del Templo de una Humanidad cada vez mejor, más libre y justa.
7. ¿Qué hacen los Masones en sus reuniones?
Dan y reciben de sus iguales enseñanzas muy útiles a su perfeccionamiento individual y colectivo y refuerzan sus lazos de unión fraternal.
8. Ser Masón, proporciona algunas ventajas de orden económico?
A los masones les está prohibido utilizar su condición para obtener ascensos o prebendas personales (de hecho, ahora en muchos países por la influencia de doctrinas intolerantes y sectarias ser masón llega a resulta un impedimento para lograrlo). Lo que si existe entre masones es un apoyo incondicional y solidario; un espíritu de ayuda mutua que se debe practicarse en los hechos de manera desinteresada, primero hacia sus confraternos y luego hacia todo aquel que lo necesite.
9. ¿Son los Masones algo así como los Rotarios o los Leones?
En algunos aspectos existen similitudes, porque todos llevan a cabo actividades filantrópicas. De hecho esas organizaciones como otras más han surgido o sido fundadas por miembros de la Francmasonería. Sin embargo, se distingue de aquellas por su sentido iniciático.
10.- ¿Es muy costoso pertenecer a la Masonería?
Lógica y naturalmente, los masones deben contribuir solidariamente al mantenimiento de sus Logias y Obediencias, pero el monto y los términos de las aportaciones establecidas en sus reglamentos se prevén de tal manera que puedan ser cubiertas por todos y cada uno, sin implicar nunca un perjuicio para sí o para su familia.
viernes, 22 de julio de 2016
Mitos y leyendas
Se ha relacionado la masonería con una serie de leyendas sobre su origen o posibles escuelas filosóficas o esotéricas, la mayoría de estos orígenes son erróneos y no tienen la menor base histórica que los sustente.
No obstante, y sobre todo durante el S. XVIII, muchas logias masónicas incorporaron símbolos y elementos de estas tradiciones al bagaje cultural y simbólico de la masonería. Por este motivo hay una generalizada confusión de los orígenes reales o al menos históricamente contrastados.
Los orígenes míticos más comunes con los que se relaciona a la masonería son:
Los colegios romanos: En
las zonas conquistadas por el Imperio Romano, se constituyan los
llamados colegios romanos, estos tenían la función de transmitir la cultura
romana en las nuevas provincias. Tuvieron cierto relieve los colegios
que de alguna manera se relacionaban con lo que hoy podríamos denominar
“industria de guerra”. Serían los tignarii (carpinteros); los aerarii (obreros del bronce y del cobre)
y tibicines (tocadores de flauta) o cornicines (de trompeta). Cada
oficio formaba una centuria, dividida interiormente entre jóvenes y
ancianos (júniores-seniores). Otros cinco colegios de artesanos no
formaban centurias y no tenían derechos electorales.
La escuela pitagórica: Fue una escuela fundada por Pitágoras alrededor del año 500 adC, Se considera que allí se establecieron las bases de la matemáticas como la ciencia.
Se trataba de una sociedad casi religiosa donde el secreto era
mantenido bajo juramento. No se trataba de una hermandad sino más bien
una comunidad de familias. Todo el conocimiento era transmitido
verbalmente.
Los misterios de Eleusis: Eran ritos iniciativos, que se celebraban en épocas de cosecha bajo la advocación de las diosas Deméter y Perséfone, los ritos,
así como las creencias de sus iniciados, eran guardados en un celoso
secreto, con componentes religiosos por que tenían recompensa en una
vida futura y el poder de comunicarse con la divinidad.
La tradición Egipcia: Este
origen mítico, pretende hacer evolucionar los constructores de las
pirámides en una especie de corriente oculta de transmisión de técnicas
profesionales que hubieran llegado a la edad media y eclosionarían de
nuevo en las sociedades de constructores.
Los misterios mitraicos: Eran parte de una religión,
el mitraismo que apareció en oriente medio en el siglo II a.C., su
funcionamiento era de transmisión oral de iniciado a iniciado y tuvo una
fuerte implantación entre las tropas romanas. Fue una gran competidora
del cristianismo hasta que fue declarada ilegal en el año 391 de nuestra
era por el emperador Teodosio.
Esoterismo cristiano: Algunos autores
han querido ver en diversas leyendas bíblicas un origen de la
masonería. Desde teorías que plantean que los hermanos Caín o Abel son
en realidad una imagen de dos tipos de sociedad, una tosca e iletrada
representada por Caín y una ilustrada y refinada representada por Abel
siendo este el “primer” masón hasta teorías que relacionan la masonería
con la Orden del Temple,
pasando por una teoría de un cristianismo esotérico fundado por el
apóstol Juan en contraposición con el cristianismo de Pablo.
Corrientes esotéricas: Incluso, entre los masones,
no es infrecuente encontrar a quien especula sobre los significados
esotéricos de los ritos y símbolos. Pero ¿Es la masonería esotérica en
sí misma? Si nos referimos a la pura concepción del termino esotérico
(del gr. esoterikós) que significa interior y a su acepción moderna de
oculto o reservado, quizás si pudiésemos decir que la masonería es
esotérica, pues todos conservamos un silencio en base a los ‘secretos’ que nos son confiados.
Si nos referimos a la concepción de la palabra
esotérica como contraposición antagónica de exotérico (del gr.
exoterikós) que significa exterior o en su acepción moderna de accesible
a todo el mundo. No cabe duda que la masonería es esotérica. Nuestra
Orden se basa precisamente en la reserva de nuestros símbolos que
adquieren en el interior de las logias un significado mucho más profundo
que lo que a primera vista y exotéricamente tienen.
Este uso de los símbolos es precisamente
lo que nos diferencia de cualquier otra asociación fraternal. Y debido a
la reserva que hacemos de ellos frente a la sociedad, nos convertimos,
por definición, en una sociedad esotérica. Siguiendo con la comprensión
de las palabras que usamos, si por una cuestión semántica, y también
real, la masonería es esotérica, los miembros somos Iniciados, ya que
hemos sido instruidos en el camino del estudio de una serie de símbolos,
que son, como decía antes, de corte esotérico… Pero ¿va más allá la
masonería en su esoterismo? Mi opinión
personal es que no. Los propios usos y costumbres de la masonería son
los que hacen de ella lo que es, sin más, sin ir más lejos.
¿Por que entonces la discusión racionalismo vs. esoterismo?. A mi juicio es un problema de mezcla de conceptos
no aclarados y mal repetidos que hoy en día, las personas que se
acercan a nosotros, o no saben que somos (la mayoría) o los que saben
algo, nos ven como una sociedad poseedoras de misterios mágicos que
obviamente no tenemos.
La lucha por desvincularnos del tópico que relaciona la masonería con toda suerte de adivinadores, grupos
místicos y otras agrupaciones con creencias irracionales es compleja y
dura pero necesaria. Es importante decir bien claro que la masonería no
tiene nada que ver con estos grupos. El racionalismo y la absoluta
libertad de conciencia son pilares masónicos.
jueves, 21 de julio de 2016
Baphomet ¿ Luz u Oscuridad ?
Baphomet ¿ Luz u Oscuridad ?
Existe un dios de la Luz, denominado Baphomet, Lucifer, Iblis, Prometeo…, que aparece a lo largo de los tiempos entre los templarios, los rosacruces, los illuminati, la masonería, resultando el verdadero conductor de la iniciación
Los templarios medievales y actuales tuvieron y tienen como dios de la Luz a Baphomet, la “cabeza parlante”. El mismo dios de la Luz en varias expresiones (Baphomet, Lucifer…) ha sido importante para los Illuminati de todos los tiempos. Dan Brown, en Ángeles y Demonios (Umbriel, 2004), así lo explica, aunque envuelto en sus fantasías. Los rosacruces y sus ramas Golden Dawn y Thelema tienen muy en cuenta a Baphomet. Finalmente, la masonería moderna igualmente incorporó e incorpora en sus rituales y enseñanzas, aunque cada vez menos, al dios de la Luz en sus expresiones de Iblis, Baphomet, Lucifer… Recordemos que el general Albert Pike, en uno de los grandes tratados masónicos, Morals and Dogma of the Ancient and Accepted Scottish Rite of Freemasonry, escribía: “LUCIFER, ¡El Portador de la Luz! ¡Extraño y misterioso nombre, dado al Espíritu de las Tinieblas! ¡Lucifer, el Hijo de la mañana! ¿Él es quien lleva la Luz, y con sus resplandores intolerables ciega a las Almas débiles, sensuales o egoístas? ¡No lo dudéis, porque las Tradiciones están llenas de Revelaciones e Inspiraciones divinas, y la Inspiración no es de una Edad, ni de un credo. Platón y Filón también estaban inspirados”.
En resumen, se puede decir que existe un dios de la Luz, denominado Baphomet, Lucifer, Iblis, Prometeo…, que aparece entre los templarios, los Illuminati, los rosacruces, la masonería…, portando la Luz y la iniciación.
El Sistema de iniciación denominado Rojismo y sus órdenes (Orden Illuminati y Societas OTO) centran la iniciación en el dios de la Luz Baphomet, como se ha visto en la presente obra. Por tanto, nada mejor que conocerlo un poco mejor.
La figura de Baphomet ha estado sujeta en repetidas ocasiones ha interpretaciones poco rigurosas. El fallecido Montague Summers, presunto experto en demonología y brujería, derivaba la palabra del término griego Baph Metis, bautismo de Luz. La ocultista Madeline Montalbán, fundadora de la Orden de la Estrella de la Mañana, defendía la hipótesis de que el nombre se derivaba de la exótica palabra Bfmaat, que significaba “el Abridor de la Puerta”. Y el ocultista francés Eliphas Lévi aseguraba en sus obras que el secreto de tan misterioso nombre se descubría al invertir sus letras. No seré yo quien entre en la polémica. Para mí, la apreciación más correcta es que Baphomet significa bautismo de Luz y Sabiduría.
En cualquier caso, siguiendo el excelente dibujo que realizó Eliphas Lévi, encontramos los símbolos que demuestran que Baphomet es, sin duda, el dios de la Luz y la iniciación.
Lévi dibujó a Baphomet con cabeza de cabra, rasgos andróginos y símbolos iniciáticos, sentado sobre un cubo. Entre los cuernos de la entidad dibujó un pentragrama y una antorcha. En su cuerpo añadió unos pechos femeninos y un falo con forma de vara de Hermes, un brazo masculino y otro femenino y una mano hacia arriba y otra mano hacia abajo, señalando una luna creciente y otra menguante. Cada brazo tenía una palabra en latín: solve y coagula.
Repasemos los símbolos citados desde la simbología. La piedra bruta simboliza al masón en estado bruto, el Aprendiz. El cubo de seis caras (cuadrados) simboliza al masón en estado elevado, el Compañero. El cuadrado, que se relaciona con el cubo, es el símbolo del mundo y de la naturaleza. En él encontramos el nombre de dios en hebreo, YHVH, los cuatro elementos, las cuatro estaciones. Tenemos, pues, a un Baphomet sentado sobre el mundo, el dios de la Creación.
La antorcha simboliza la Luz divina y es llevada por aquél que porta la Luz a la humanidad. Baphomet es, por tanto, según la simbología, el dios que porta la Luz. ¿No concuerda esta explicación con la condición de dios de la iniciación de Baphomet?
El pentagrama o estrella de cinco puntas ha sido utilizado desde los albores de la humanidad. Los pitagóricos lo denominaban Pentalfa y algunos iniciados lo vinculan a Sirio, el primer dios que, tal vez, conoció la humanidad. Kenneth Grant, jefe de la OTO inglesa y último discípulo de Aleister Crowley, apuntaba que “para los egipcios Sirio fue expresado por el jeroglífico de los dientes y la serpiente, siendo ella la madre primordial que parió a los siete planetas conocidos como los determinadores del tiempo”. Se podría añadir que Sirio está representada también por el perro y es la “estrella de la mañana”, la estrella que da origen a la Creación… Baphomet, por todo ello, se presenta con un símbolo ligado al primer dios, a la Luz Primordial.
El estado derecho del pentagrama simboliza el triunfo del espíritu sobre la materia; el estado inverso, por contra, simboliza lo contrario. El pentagrama de Baphomet aparece en su estado derecho, porque su figura es divina e iniciática, no material como es el caso de Satanás. De hecho, las sectas satánicas actuales utilizan el pentagrama en inversión.
El resto de simbología de Baphomet, sin embargo, debe observarse desde el hermetismo y sus siete principios herméticos. Los símbolos de Baphomet se muestran ligados a los siete principios herméticos. Eso prueba una vez más que éste es el dios de la Luz y la iniciación.
El hermetismo invita a descubrir todos los misterios del Universo y Baphomet posee su ciencia desvelada en símbolos.
Veamos la relación entre los siete principios herméticos y Baphomet.
1. PRINCIPIO DE MENTALISMO.
Las palabras solve y coagula de Baphomet, en alusión a la facilidad para disolver y crear, simbolizan el “todo es mente, el Universo es mental”.
2. PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.
Una mano hacia arriba y otra mano hacia abajo de Baphomet simbolizan el “como es arriba, es abajo”.
3. PRINCIPIO DE VIBRACIÓN.
Las citadas manos y la vara de Hermes en vibración simbolizan el “nada está inmóvil, todo vibra”.
4. PRINCIPIO DE POLARIDAD.
Las dos direcciones de las manos, la luna negra y la luna blanca, los pechos femeninos y el falo masculino de Baphomet, simbolizan el “todo es doble”.
5. PRINCIPIO DE RITMO.
Las fases lunares representadas por las dos lunas simbolizan el “todo fluye y refluye, avanza y retrocede, sube y baja”.
6. PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO.
Las palabras solve y coagula de Baphomet simbolizan el “toda causa provoca un efecto y todo efecto parte de una causa”.
7. PRINCIPIO DE GENERACIÓN.
Los pechos femeninos y el falo masculino, los dos tipos de brazo de Baphomet, simbolizan el “todo es masculino y femenino”.
Cuando el iniciado culmina la iniciación en el Rojismo, mediante el tantra y la cábala, se transforma en el andrógino divino, en el andrógino alquímico, en el propio dios, descubriendo que puede transformar su realidad y toda la realidad que lo envuelve. Es entonces cuando ha superado todas las fases de la alquimia y la última fase Obra al Rojo. Se puede decir que es entonces cuando, gracias a Baphomet y a una ruta iniciática unida a él, ha descubierto su poder real. Y es que sin Baphomet la iniciación no puede ser completada, porque falta conocimiento, Luz y una ruta iniciática que exalta al hombre a su condición de dios, al HOMO EST DEUS.
La Filosofía Rojista, la psicología científica, etc., realizarán el resto en el Sistema…
Por todos estos motivos, los iniciados de alto grado que hemos experimentado esa fase alquímica, la Obra al Rojo, tenemos el deber de exaltar la figura del dios de la Luz, en el proceso iniciático, abandonando cualquier duda al respecto.
Como conclusión, cabe decir que, en el psicoanálisis, la figura del dios de la Luz tiene su importancia para Freud. De manera no sistemática, a lo largo de su obra y su correspondencia, Freud elaboró un psicoanálisis aplicado al dios de la Luz, que él denominó Satán, ya que como hebreo así lo conocía en su tradición. Primero, decubrió que éste era una representación del inconsciente. Después, lo asoció al padre malo. Acepto lo primero, porque es cierto que existe una relación entre el inconsciente y el dios de la Luz Baphomet. Con el tantra y la cábala, el iniciado penetra su inconsciente y descubre a Baphomet en su interior. Pero discrepo de lo segundo. El padre malo no es Satán, sino el dios esclavista; para mí el dios de la Luz sería el abuelo, con quien pacta el hijo que lucha contra su padre (dios esclavista), en pleno proceso de rebelión.
Existe un dios de la Luz, denominado Baphomet, Lucifer, Iblis, Prometeo…, que aparece a lo largo de los tiempos entre los templarios, los rosacruces, los illuminati, la masonería, resultando el verdadero conductor de la iniciación
Los templarios medievales y actuales tuvieron y tienen como dios de la Luz a Baphomet, la “cabeza parlante”. El mismo dios de la Luz en varias expresiones (Baphomet, Lucifer…) ha sido importante para los Illuminati de todos los tiempos. Dan Brown, en Ángeles y Demonios (Umbriel, 2004), así lo explica, aunque envuelto en sus fantasías. Los rosacruces y sus ramas Golden Dawn y Thelema tienen muy en cuenta a Baphomet. Finalmente, la masonería moderna igualmente incorporó e incorpora en sus rituales y enseñanzas, aunque cada vez menos, al dios de la Luz en sus expresiones de Iblis, Baphomet, Lucifer… Recordemos que el general Albert Pike, en uno de los grandes tratados masónicos, Morals and Dogma of the Ancient and Accepted Scottish Rite of Freemasonry, escribía: “LUCIFER, ¡El Portador de la Luz! ¡Extraño y misterioso nombre, dado al Espíritu de las Tinieblas! ¡Lucifer, el Hijo de la mañana! ¿Él es quien lleva la Luz, y con sus resplandores intolerables ciega a las Almas débiles, sensuales o egoístas? ¡No lo dudéis, porque las Tradiciones están llenas de Revelaciones e Inspiraciones divinas, y la Inspiración no es de una Edad, ni de un credo. Platón y Filón también estaban inspirados”.
En resumen, se puede decir que existe un dios de la Luz, denominado Baphomet, Lucifer, Iblis, Prometeo…, que aparece entre los templarios, los Illuminati, los rosacruces, la masonería…, portando la Luz y la iniciación.
El Sistema de iniciación denominado Rojismo y sus órdenes (Orden Illuminati y Societas OTO) centran la iniciación en el dios de la Luz Baphomet, como se ha visto en la presente obra. Por tanto, nada mejor que conocerlo un poco mejor.
La figura de Baphomet ha estado sujeta en repetidas ocasiones ha interpretaciones poco rigurosas. El fallecido Montague Summers, presunto experto en demonología y brujería, derivaba la palabra del término griego Baph Metis, bautismo de Luz. La ocultista Madeline Montalbán, fundadora de la Orden de la Estrella de la Mañana, defendía la hipótesis de que el nombre se derivaba de la exótica palabra Bfmaat, que significaba “el Abridor de la Puerta”. Y el ocultista francés Eliphas Lévi aseguraba en sus obras que el secreto de tan misterioso nombre se descubría al invertir sus letras. No seré yo quien entre en la polémica. Para mí, la apreciación más correcta es que Baphomet significa bautismo de Luz y Sabiduría.
En cualquier caso, siguiendo el excelente dibujo que realizó Eliphas Lévi, encontramos los símbolos que demuestran que Baphomet es, sin duda, el dios de la Luz y la iniciación.
Lévi dibujó a Baphomet con cabeza de cabra, rasgos andróginos y símbolos iniciáticos, sentado sobre un cubo. Entre los cuernos de la entidad dibujó un pentragrama y una antorcha. En su cuerpo añadió unos pechos femeninos y un falo con forma de vara de Hermes, un brazo masculino y otro femenino y una mano hacia arriba y otra mano hacia abajo, señalando una luna creciente y otra menguante. Cada brazo tenía una palabra en latín: solve y coagula.
Repasemos los símbolos citados desde la simbología. La piedra bruta simboliza al masón en estado bruto, el Aprendiz. El cubo de seis caras (cuadrados) simboliza al masón en estado elevado, el Compañero. El cuadrado, que se relaciona con el cubo, es el símbolo del mundo y de la naturaleza. En él encontramos el nombre de dios en hebreo, YHVH, los cuatro elementos, las cuatro estaciones. Tenemos, pues, a un Baphomet sentado sobre el mundo, el dios de la Creación.
La antorcha simboliza la Luz divina y es llevada por aquél que porta la Luz a la humanidad. Baphomet es, por tanto, según la simbología, el dios que porta la Luz. ¿No concuerda esta explicación con la condición de dios de la iniciación de Baphomet?
El pentagrama o estrella de cinco puntas ha sido utilizado desde los albores de la humanidad. Los pitagóricos lo denominaban Pentalfa y algunos iniciados lo vinculan a Sirio, el primer dios que, tal vez, conoció la humanidad. Kenneth Grant, jefe de la OTO inglesa y último discípulo de Aleister Crowley, apuntaba que “para los egipcios Sirio fue expresado por el jeroglífico de los dientes y la serpiente, siendo ella la madre primordial que parió a los siete planetas conocidos como los determinadores del tiempo”. Se podría añadir que Sirio está representada también por el perro y es la “estrella de la mañana”, la estrella que da origen a la Creación… Baphomet, por todo ello, se presenta con un símbolo ligado al primer dios, a la Luz Primordial.
El estado derecho del pentagrama simboliza el triunfo del espíritu sobre la materia; el estado inverso, por contra, simboliza lo contrario. El pentagrama de Baphomet aparece en su estado derecho, porque su figura es divina e iniciática, no material como es el caso de Satanás. De hecho, las sectas satánicas actuales utilizan el pentagrama en inversión.
El resto de simbología de Baphomet, sin embargo, debe observarse desde el hermetismo y sus siete principios herméticos. Los símbolos de Baphomet se muestran ligados a los siete principios herméticos. Eso prueba una vez más que éste es el dios de la Luz y la iniciación.
El hermetismo invita a descubrir todos los misterios del Universo y Baphomet posee su ciencia desvelada en símbolos.
Veamos la relación entre los siete principios herméticos y Baphomet.
1. PRINCIPIO DE MENTALISMO.
Las palabras solve y coagula de Baphomet, en alusión a la facilidad para disolver y crear, simbolizan el “todo es mente, el Universo es mental”.
2. PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.
Una mano hacia arriba y otra mano hacia abajo de Baphomet simbolizan el “como es arriba, es abajo”.
3. PRINCIPIO DE VIBRACIÓN.
Las citadas manos y la vara de Hermes en vibración simbolizan el “nada está inmóvil, todo vibra”.
4. PRINCIPIO DE POLARIDAD.
Las dos direcciones de las manos, la luna negra y la luna blanca, los pechos femeninos y el falo masculino de Baphomet, simbolizan el “todo es doble”.
5. PRINCIPIO DE RITMO.
Las fases lunares representadas por las dos lunas simbolizan el “todo fluye y refluye, avanza y retrocede, sube y baja”.
6. PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO.
Las palabras solve y coagula de Baphomet simbolizan el “toda causa provoca un efecto y todo efecto parte de una causa”.
7. PRINCIPIO DE GENERACIÓN.
Los pechos femeninos y el falo masculino, los dos tipos de brazo de Baphomet, simbolizan el “todo es masculino y femenino”.
Cuando el iniciado culmina la iniciación en el Rojismo, mediante el tantra y la cábala, se transforma en el andrógino divino, en el andrógino alquímico, en el propio dios, descubriendo que puede transformar su realidad y toda la realidad que lo envuelve. Es entonces cuando ha superado todas las fases de la alquimia y la última fase Obra al Rojo. Se puede decir que es entonces cuando, gracias a Baphomet y a una ruta iniciática unida a él, ha descubierto su poder real. Y es que sin Baphomet la iniciación no puede ser completada, porque falta conocimiento, Luz y una ruta iniciática que exalta al hombre a su condición de dios, al HOMO EST DEUS.
La Filosofía Rojista, la psicología científica, etc., realizarán el resto en el Sistema…
Por todos estos motivos, los iniciados de alto grado que hemos experimentado esa fase alquímica, la Obra al Rojo, tenemos el deber de exaltar la figura del dios de la Luz, en el proceso iniciático, abandonando cualquier duda al respecto.
Como conclusión, cabe decir que, en el psicoanálisis, la figura del dios de la Luz tiene su importancia para Freud. De manera no sistemática, a lo largo de su obra y su correspondencia, Freud elaboró un psicoanálisis aplicado al dios de la Luz, que él denominó Satán, ya que como hebreo así lo conocía en su tradición. Primero, decubrió que éste era una representación del inconsciente. Después, lo asoció al padre malo. Acepto lo primero, porque es cierto que existe una relación entre el inconsciente y el dios de la Luz Baphomet. Con el tantra y la cábala, el iniciado penetra su inconsciente y descubre a Baphomet en su interior. Pero discrepo de lo segundo. El padre malo no es Satán, sino el dios esclavista; para mí el dios de la Luz sería el abuelo, con quien pacta el hijo que lucha contra su padre (dios esclavista), en pleno proceso de rebelión.
miércoles, 20 de julio de 2016
Tolerancia
Declaración de principios sobre la tolerancia
Proclamada y firmada el 16 de noviembre de 1995
Los Estados Miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura congregados en París con motivo de la 28ª reunión de la Conferencia General, del 25 de octubre al 16 de noviembre de 1995,
Preámbulo
Teniendo presente que la Carta de las Naciones Unidas declara “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, … a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, … y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos”.
Recordando que en el Preámbulo de la Constitución de la UNESCO, aprobada el 16 de noviembre de 1945, se afirma que la “paz debe basarse en la solidaridad intelectual y moral de la humanidad”,
Recordando asimismo que en la Declaración Universal de Derechos Humanos se afirma que “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión” (Artículo 18), “de opinión y de expresión” (Artículo 19) y que la educación “favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos” (Artículo 26),
Tomando nota de los siguientes instrumentos internacionales pertinentes:
* el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
* el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
* la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, * la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio,
* la Convención sobre los Derechos del Niño,
* la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, su Protocolo de 1967 y sus instrumentos regionales,
* la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer,
* la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes,
* la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y de discriminación fundadas en la religión o en las creencias,
* la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas,
* la Declaración sobre las medidas para eliminar el terrorismo internacional,
* la Declaración y Programa de Acción de Viena de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos,
* la Declaración de Copenhague sobre el Desarrollo Social y el Programa de Acción de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social,
* la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales (de la UNESCO),
* la Convención y la Recomendación relativas a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza (de la UNESCO),
Teniendo presentes los objetivos del Tercer Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, el Decenio de las Naciones Unidas para la Educación en la Esfera de los Derechos Humanos y el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo,Teniendo en cuenta las recomendaciones de las conferencias regionales organizadas en el marco del Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia de conformidad con la Resolución 27 C/5.14 de la Conferencia General de la UNESCO, así como las conclusiones y recomendaciones de otras conferencias y reuniones organizadas por los Estados Miembros en el marco del programa del Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia,
Alarmada por la intensificación actual de los actos de intolerancia, violencia, terrorismo, xenofobia, nacionalismo agresivo, racismo, antisemitismo, exclusión, marginación y discriminación perpetrados contra minorías nacionales, étnicas, religiosas y lingüísticas, refugiados, trabajadores migrantes, inmigrantes y grupos vulnerables de la sociedad, así como por los actos de violencia e intimidación contra personas que ejercen su derecho de libre opinión y expresión – todos los cuales constituyen amenazas para la consolidación de la paz y de la democracia en el plano nacional e internacional y obstáculos para el desarrollo,
Poniendo de relieve que corresponde a los Estados Miembros desarrollar y fomentar el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin distinciones por raza, género, lengua, origen nacional, religión o discapacidad, así como en el combate contra la intolerancia,
adoptan y proclaman solemnemente la siguiente Declaración de Principios sobre la Tolerancia
Resueltos a adoptar todas las medidas positivas necesarias para fomentar la tolerancia en nuestras sociedades, por ser ésta no sólo un preciado principio, sino además una necesidad para la paz y el progreso económico y social de todos los pueblos,
Declaramos lo que sigue:
Artículo 1 Significado de la tolerancia
1.1 La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz.
1.2 Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás. En ningún caso puede utilizarse para justificar el quebrantamiento de estos valores fundamentales. La tolerancia han de practicarla los individuos, los grupos y los Estados.
1.3 La tolerancia es la responsabilidad que sustenta los derechos humanos, el pluralismo (comprendido el pluralismo cultural), la democracia y el Estado de derecho. Supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos.
1.4 Conforme al respeto de los derechos humanos, practicar la tolerancia no significa tolerar la injusticia social ni renunciar a las convicciones personales o atemperarlas. Significa que toda persona es libre de adherirse a sus propias convicciones y acepta que los demás se adhieran a las suyas. Significa aceptar el hecho de que los seres humanos, naturalmente caracterizados por la diversidad de su aspecto, su situación, su forma de expresarse, su comportamiento y sus valores, tienen derecho a vivir en paz y a ser como son. También significa que uno no ha de imponer sus opiniones a los demás.
Artículo 2 La función del Estado
2.1 En el ámbito estatal, la tolerancia exige justicia e imparcialidad en la legislación, en la aplicación de la ley y en el ejercicio de los poderes judicial y administrativo. Exige también que toda persona pueda disfrutar de oportunidades económicas y sociales sin ninguna discriminación. La exclusión y la marginación pueden conducir a la frustración, la hostilidad y el fanatismo.
2.2 A fin de instaurar una sociedad más tolerante, los Estados han de ratificar las convenciones internacionales existentes en materia de derechos humanos y, cuando sea necesario, elaborar una nueva legislación, que garantice la igualdad de trato y oportunidades a todos los grupos e individuos de la sociedad.
2.3 Para que reine la armonía internacional, es esencial que los individuos, las comunidades y las naciones acepten y respeten el carácter multicultural de la familia humana. Sin tolerancia no puede haber paz, y sin paz no puede haber desarrollo ni democracia.
2.4 La intolerancia puede revestir la forma de la marginación de grupos vulnerables y de su exclusión de la participación social y política, así como de la violencia y la discriminación contra ellos. Como confirma el Artículo 1.2 de la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales, “todos los individuos y los grupos tienen derecho a ser diferentes”.
Artículo 3 Dimensiones sociales
3.1 En el mundo moderno, la tolerancia es más esencial que nunca. Nuestra época se caracteriza por la mundialización de la economía y una aceleración de la movilidad, la comunicación, la integración y la interdependencia; la gran amplitud de las migraciones y del desplazamiento de poblaciones; la urbanización y la transformación de los modelos sociales. El mundo se caracteriza por su diversidad, la intensificación de la intolerancia y de los conflictos, lo que representa una amenaza potencial para todas las regiones. Esta amenaza es universal y no se circunscribe a un país en particular.
3.2 La tolerancia es necesaria entre los individuos, así como dentro de la familia y de la comunidad. El fomento de la tolerancia y la inculcación de actitudes de apertura, escucha recíproca y solidaridad han de tener lugar en las escuelas y las universidades, mediante la educación extraescolar y en el hogar y en el lugar de trabajo. Los medios de comunicación pueden desempeñar una función constructiva, facilitando un diálogo y un debate libres y abiertos, difundiendo los valores de la tolerancia y poniendo de relieve el peligro que representa la indiferencia al ascenso de grupos e ideologías intolerantes.
3.3 Como se afirma en la Declaración de la UNESCO sobre la Raza y los Prejuicios Raciales, es preciso adoptar medidas, donde hagan falta, para garantizar la igualdad en dignidad y derechos de los individuos y grupos humanos. A este respecto se debe prestar especial atención a los grupos vulnerables socialmente desfavorecidos para protegerlos con las leyes y medidas sociales en vigor, especialmente en materia de vivienda, de empleo y de salud; respetar la autenticidad de su cultura y sus valores y facilitar su promoción e integración social y profesional, en particular mediante la educación.
3.4 A fin de coordinar la respuesta de la comunidad internacional a este reto universal, se deben realizar y crear, respectivamente, estudios y redes científicos apropiados, que comprendan el análisis, mediante las ciencias sociales, de las causas fundamentales y de las medidas preventivas eficaces, así como la investigación y la observación destinadas a prestar apoyo a los Estados Miembros en materia de formulación de políticas y acción normativa.
Artículo 4 Educación
4.1 La educación es el medio más eficaz de prevenir la intolerancia. La primera etapa de la educación para la tolerancia consiste en enseñar a las personas los derechos y libertades que comparten, para que puedan ser respetados y en fomentar además la voluntad de proteger los de los demás.
4.2 La educación para la tolerancia ha de considerarse un imperativo urgente; por eso es necesario fomentar métodos sistemáticos y racionales de enseñanza de la tolerancia que aborden los motivos culturales, sociales, económicos, políticos y religiosos de la intolerancia, es decir, las raíces principales de la violencia y la exclusión. Las políticas y los programas educativos deben contribuir al desarrollo del entendimiento, la solidaridad y la tolerancia entre los individuos, y entre los grupos étnicos, sociales, culturales, religiosos y lingüísticos, así como entre las naciones.
4.3 La educación para la tolerancia ha de tener por objetivo contrarrestar las influencias que conducen al temor y la exclusión de los demás, y ha de ayudar a los jóvenes a desarrollar sus capacidades de juicio independiente, pensamiento crítico y razonamiento ético.
4.4 Nos comprometemos a apoyar y ejecutar programas de investigación sobre ciencias sociales y de educación para la tolerancia, los derechos humanos y la no violencia. Para ello hará falta conceder una atención especial al mejoramiento de la formación del personal docente, los planes de estudio, el contenido de los manuales y de los cursos y de otros materiales pedagógicos, como las nuevas tecnologías de la educación, a fin de formar ciudadanos atentos a los demás y responsables, abiertos a otras culturas, capaces de apreciar el valor de la libertad, respetuosos de la dignidad y las diferencias de los seres humanos y capaces de evitar los conflictos o de resolverlos por medios no violentos.
Artículo 5 Compromiso para la acción
Nos comprometemos a fomentar la tolerancia y la no violencia mediante programas e instituciones en los ámbitos de la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación.
Artículo 6 Día Internacional para la Tolerancia
A fin de hacer un llamamiento a la opinión pública, poner de relieve los peligros de la intolerancia y reafirmar nuestro apoyo y acción en pro del fomento de la tolerancia y de la educación en favor de ésta, proclamamos solemnemente Día Internacional para la Tolerancia el día 16 de noviembre de cada año.
Proclamada y firmada el 16 de noviembre de 1995
Los Estados Miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura congregados en París con motivo de la 28ª reunión de la Conferencia General, del 25 de octubre al 16 de noviembre de 1995,
Preámbulo
Teniendo presente que la Carta de las Naciones Unidas declara “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, … a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, … y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos”.
Recordando que en el Preámbulo de la Constitución de la UNESCO, aprobada el 16 de noviembre de 1945, se afirma que la “paz debe basarse en la solidaridad intelectual y moral de la humanidad”,
Recordando asimismo que en la Declaración Universal de Derechos Humanos se afirma que “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión” (Artículo 18), “de opinión y de expresión” (Artículo 19) y que la educación “favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos” (Artículo 26),
Tomando nota de los siguientes instrumentos internacionales pertinentes:
* el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
* el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
* la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, * la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio,
* la Convención sobre los Derechos del Niño,
* la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, su Protocolo de 1967 y sus instrumentos regionales,
* la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer,
* la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes,
* la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y de discriminación fundadas en la religión o en las creencias,
* la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas,
* la Declaración sobre las medidas para eliminar el terrorismo internacional,
* la Declaración y Programa de Acción de Viena de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos,
* la Declaración de Copenhague sobre el Desarrollo Social y el Programa de Acción de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social,
* la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales (de la UNESCO),
* la Convención y la Recomendación relativas a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza (de la UNESCO),
Teniendo presentes los objetivos del Tercer Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, el Decenio de las Naciones Unidas para la Educación en la Esfera de los Derechos Humanos y el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo,Teniendo en cuenta las recomendaciones de las conferencias regionales organizadas en el marco del Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia de conformidad con la Resolución 27 C/5.14 de la Conferencia General de la UNESCO, así como las conclusiones y recomendaciones de otras conferencias y reuniones organizadas por los Estados Miembros en el marco del programa del Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia,
Alarmada por la intensificación actual de los actos de intolerancia, violencia, terrorismo, xenofobia, nacionalismo agresivo, racismo, antisemitismo, exclusión, marginación y discriminación perpetrados contra minorías nacionales, étnicas, religiosas y lingüísticas, refugiados, trabajadores migrantes, inmigrantes y grupos vulnerables de la sociedad, así como por los actos de violencia e intimidación contra personas que ejercen su derecho de libre opinión y expresión – todos los cuales constituyen amenazas para la consolidación de la paz y de la democracia en el plano nacional e internacional y obstáculos para el desarrollo,
Poniendo de relieve que corresponde a los Estados Miembros desarrollar y fomentar el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin distinciones por raza, género, lengua, origen nacional, religión o discapacidad, así como en el combate contra la intolerancia,
adoptan y proclaman solemnemente la siguiente Declaración de Principios sobre la Tolerancia
Resueltos a adoptar todas las medidas positivas necesarias para fomentar la tolerancia en nuestras sociedades, por ser ésta no sólo un preciado principio, sino además una necesidad para la paz y el progreso económico y social de todos los pueblos,
Declaramos lo que sigue:
Artículo 1 Significado de la tolerancia
1.1 La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz.
1.2 Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás. En ningún caso puede utilizarse para justificar el quebrantamiento de estos valores fundamentales. La tolerancia han de practicarla los individuos, los grupos y los Estados.
1.3 La tolerancia es la responsabilidad que sustenta los derechos humanos, el pluralismo (comprendido el pluralismo cultural), la democracia y el Estado de derecho. Supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos.
1.4 Conforme al respeto de los derechos humanos, practicar la tolerancia no significa tolerar la injusticia social ni renunciar a las convicciones personales o atemperarlas. Significa que toda persona es libre de adherirse a sus propias convicciones y acepta que los demás se adhieran a las suyas. Significa aceptar el hecho de que los seres humanos, naturalmente caracterizados por la diversidad de su aspecto, su situación, su forma de expresarse, su comportamiento y sus valores, tienen derecho a vivir en paz y a ser como son. También significa que uno no ha de imponer sus opiniones a los demás.
Artículo 2 La función del Estado
2.1 En el ámbito estatal, la tolerancia exige justicia e imparcialidad en la legislación, en la aplicación de la ley y en el ejercicio de los poderes judicial y administrativo. Exige también que toda persona pueda disfrutar de oportunidades económicas y sociales sin ninguna discriminación. La exclusión y la marginación pueden conducir a la frustración, la hostilidad y el fanatismo.
2.2 A fin de instaurar una sociedad más tolerante, los Estados han de ratificar las convenciones internacionales existentes en materia de derechos humanos y, cuando sea necesario, elaborar una nueva legislación, que garantice la igualdad de trato y oportunidades a todos los grupos e individuos de la sociedad.
2.3 Para que reine la armonía internacional, es esencial que los individuos, las comunidades y las naciones acepten y respeten el carácter multicultural de la familia humana. Sin tolerancia no puede haber paz, y sin paz no puede haber desarrollo ni democracia.
2.4 La intolerancia puede revestir la forma de la marginación de grupos vulnerables y de su exclusión de la participación social y política, así como de la violencia y la discriminación contra ellos. Como confirma el Artículo 1.2 de la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales, “todos los individuos y los grupos tienen derecho a ser diferentes”.
Artículo 3 Dimensiones sociales
3.1 En el mundo moderno, la tolerancia es más esencial que nunca. Nuestra época se caracteriza por la mundialización de la economía y una aceleración de la movilidad, la comunicación, la integración y la interdependencia; la gran amplitud de las migraciones y del desplazamiento de poblaciones; la urbanización y la transformación de los modelos sociales. El mundo se caracteriza por su diversidad, la intensificación de la intolerancia y de los conflictos, lo que representa una amenaza potencial para todas las regiones. Esta amenaza es universal y no se circunscribe a un país en particular.
3.2 La tolerancia es necesaria entre los individuos, así como dentro de la familia y de la comunidad. El fomento de la tolerancia y la inculcación de actitudes de apertura, escucha recíproca y solidaridad han de tener lugar en las escuelas y las universidades, mediante la educación extraescolar y en el hogar y en el lugar de trabajo. Los medios de comunicación pueden desempeñar una función constructiva, facilitando un diálogo y un debate libres y abiertos, difundiendo los valores de la tolerancia y poniendo de relieve el peligro que representa la indiferencia al ascenso de grupos e ideologías intolerantes.
3.3 Como se afirma en la Declaración de la UNESCO sobre la Raza y los Prejuicios Raciales, es preciso adoptar medidas, donde hagan falta, para garantizar la igualdad en dignidad y derechos de los individuos y grupos humanos. A este respecto se debe prestar especial atención a los grupos vulnerables socialmente desfavorecidos para protegerlos con las leyes y medidas sociales en vigor, especialmente en materia de vivienda, de empleo y de salud; respetar la autenticidad de su cultura y sus valores y facilitar su promoción e integración social y profesional, en particular mediante la educación.
3.4 A fin de coordinar la respuesta de la comunidad internacional a este reto universal, se deben realizar y crear, respectivamente, estudios y redes científicos apropiados, que comprendan el análisis, mediante las ciencias sociales, de las causas fundamentales y de las medidas preventivas eficaces, así como la investigación y la observación destinadas a prestar apoyo a los Estados Miembros en materia de formulación de políticas y acción normativa.
Artículo 4 Educación
4.1 La educación es el medio más eficaz de prevenir la intolerancia. La primera etapa de la educación para la tolerancia consiste en enseñar a las personas los derechos y libertades que comparten, para que puedan ser respetados y en fomentar además la voluntad de proteger los de los demás.
4.2 La educación para la tolerancia ha de considerarse un imperativo urgente; por eso es necesario fomentar métodos sistemáticos y racionales de enseñanza de la tolerancia que aborden los motivos culturales, sociales, económicos, políticos y religiosos de la intolerancia, es decir, las raíces principales de la violencia y la exclusión. Las políticas y los programas educativos deben contribuir al desarrollo del entendimiento, la solidaridad y la tolerancia entre los individuos, y entre los grupos étnicos, sociales, culturales, religiosos y lingüísticos, así como entre las naciones.
4.3 La educación para la tolerancia ha de tener por objetivo contrarrestar las influencias que conducen al temor y la exclusión de los demás, y ha de ayudar a los jóvenes a desarrollar sus capacidades de juicio independiente, pensamiento crítico y razonamiento ético.
4.4 Nos comprometemos a apoyar y ejecutar programas de investigación sobre ciencias sociales y de educación para la tolerancia, los derechos humanos y la no violencia. Para ello hará falta conceder una atención especial al mejoramiento de la formación del personal docente, los planes de estudio, el contenido de los manuales y de los cursos y de otros materiales pedagógicos, como las nuevas tecnologías de la educación, a fin de formar ciudadanos atentos a los demás y responsables, abiertos a otras culturas, capaces de apreciar el valor de la libertad, respetuosos de la dignidad y las diferencias de los seres humanos y capaces de evitar los conflictos o de resolverlos por medios no violentos.
Artículo 5 Compromiso para la acción
Nos comprometemos a fomentar la tolerancia y la no violencia mediante programas e instituciones en los ámbitos de la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación.
Artículo 6 Día Internacional para la Tolerancia
A fin de hacer un llamamiento a la opinión pública, poner de relieve los peligros de la intolerancia y reafirmar nuestro apoyo y acción en pro del fomento de la tolerancia y de la educación en favor de ésta, proclamamos solemnemente Día Internacional para la Tolerancia el día 16 de noviembre de cada año.
Sin líderes
En los últimos tiempos, hemos visto proliferar por el todo el planeta numerosas muestras de lo que ocurre cuando los gobiernos nacionales, las organizaciones regionales e internacionales carecen de líderes aptos para ejercer su función.
Al efecto, diferentes continentes han sentido la cruel mordida del terrorismo; demagogos ineptos han resultado elegidos para gobernar en ciertos países de nuestro continente; se producen crisis
económicas planetarias que ya se han vuelto cíclicas; y hasta en el
país más poderoso del mundo, la actual contienda electoral ha
evidenciado la ausencia de un liderazgo efectivo.
Si esto es una realidad absolutamente
evidente en el ámbito político-económico de nuestra época, ¿Qué queda
para una Institución que durante cerca de tres siglos ha marcado pautas
en el comportamiento social y político seguido por la sociedad
occidental? Obviamente, me estoy refiriendo a la Masonería.
El origen, desarrollo
y estabilidad de las instituciones, se miden por la calidad de los
dirigentes que la representan, gobiernan y la guían. Cuando una
Organización de la significación político-social de la Francmasonería
entra en crisis, ello indica que hay una causa oculta detrás de dicho hecho, esa causa es la falta de liderazgo.
La Masonería de origen cubana radicada en el exilio, por décadas ha sentido el embate de diversos factores de índole eminentemente masónicos; entre ellos podemos identificar:
- Los conceptos de Regularidad y Reconocimiento.
- El cambio en los valores ético-morales y en las concepciones políticas de los nuevos inmigrantes cubanos.
- Limitar el crecimiento de las instituciones masónicas del exilio, a los nuevos a inmigrantes cubanos
Concepto de Regularidad y Reconocimiento. Considero que este es el menos importante de las incidencias antes mencionadas. ¿Por qué?
- Porque las organizaciones masónicas de origen cubano (hoy en transición a convertirse en hispanas) no son las únicas que se encuentran sometidas a dicha práctica. Lo mismo ocurre a la Masonería femenina y a la Mixta que radica en el Condado Miami Dade, Estado de la Florida.
- Porque existen diversos conceptos de Regularidad en la Masonería internacional.
- Porque la Masonería dependiente de la línea ideológico-doctrinal de la Gran Logia Unida de Inglaterra, ha denotado un decrecimiento evidente en el mundo actual, incluyendo al propio Reino Unido y a los EEUU.
Este punto puede obviarse sacando a
nuestras instituciones del auto-aislamiento en que nos hemos impuesto
por casi seis décadas, procurando adherirse a instituciones masónicas
internacionales que respeten nuestros conceptos jurídico-doctrinales y
nuestras tradiciones conceptuales masónicas. Esta acción ampliaría
nuestra esfera de influencia, posibilitando llevar nuestro mensaje a
foros masónicos internacionales.
En cambio, una mayor relevancia tienen
los aspectos 2 y 3; o sea, el cambio en los valores ético-morales y en
las concepciones políticas de los nuevos inmigrantes cubanos y limitar
el crecimiento de las instituciones masónicas del exilio, a los nuevos a
inmigrantes cubanos. Precisamente, es en estos elementos en los cuales
radica la causa del escaso crecimiento que denotan las instituciones
masónicas radicadas en el exilio.
¿Cómo enfrentar aspectos de tanta trascendencia para existencia y persistencia de la Institución “Orgánica de la Moralidad”?
lunes, 11 de julio de 2016
lo que todo masón y no masón debe saber
Advertencia masónica: lo que todo masón y no masón debe saber
En nuestra fraternidad hay mitos y mitómanos, como menciona el Hno. Víctor Guerra, de España, pero también han habido (y hay aún) hermanos con muy buena voluntad pero muy mal informados, como refiere el Hno. John Hamill, de Inglaterra.
Frente a ello, considero que la masonería, en la actualidad,
necesita una advertencia. Esta advertencia debería estar dirigida a
todo masón, en especial a los recién iniciados, y a quienes sin ser masones desean estudiarla, y orientada en tres aspectos fundamentales para todo miembro de nuestra fraternidad, es decir, en lo simbólico, en lo histórico y en lo bibliográfico.
Advertencia simbólica
El valor simbólico y
alegórico de los elementos masónicos no se pierde en el origen de los
tiempos. Su estructuración, por así decirlo, definitiva, no tiene más
que unos poco cientos de años.
La masonería se
define así misma como “un sistema peculiar de moralidad, velado por
alegorías e ilustrado por símbolos”. Ahora bien, el término moralidad en
dicho concepto, contrario a lo que muchos masones hispanohablantes
creen, no hace referencia directamente a normas de comportamiento, sino
más bien a una forma teatral secular de finales de la edad media en la cual los personajes representan conceptos abstractos, como por ejemplo vicios o virtudes, lo cual es claro para un masón anglófono.
Con ello, podemos
decir, de forma más clara, que la masonería es una forma teatralizada
de enseñanzas morales donde las sensaciones, pasiones, sentimientos,
vicios y virtudes interactúan con el hombre e, incluso en algunos casos,
dialogan como si se trataran de seres vivos, con el objetivo de
comprender y conocer la naturaleza humana y, principalmente, de que uno
mismo se conozca. En la moralidad masónica, estos conceptos abstractos
participan en la ceremonia llevando nombres, por ejemplo, de primer
vigilante, segundo diácono, Hiram Abif, etc.
En su desarrollo,
la masonería trabaja con elementos muy variados, tomados,
principalmente, de los albañiles ingleses de la edad media, del
cristianismo, así como también de diversas menciones bíblicas. Con el
tiempo empezó a tomar prestado elementos caballerescos, judíos,
musulmanes y cívicos. En todos los aspectos, solo con atribuciones
simbólicas y alegóricas. Si bien muchos masones y no masones han dado
orígenes remotos, ocultistas y mágicas a los mismos, incluso con un
supuesto secreto para unos pocos elegidos, sin contar una mezcla algo
extraña con viajes astrales, cábala, angeolología y/o, aunque sea
sorprendente, ovnis, esto se ha debido a un entendimiento demasiado
superficial de nuestra fraternidad, dejando de lado lo más importante:
ser una mejor persona cada día adaptando los símbolos masónicos a
nuestras vidas.
Advertencia histórica
En la actualidad no se conoce con certeza el origen de la masonería.
Con el surgimiento institucional de nuestra fraternidad, a inicios del siglo XVIII, se publicó la primera historia oficial de la masonería, la cual fue redactada por el Dr. James Anderson, un clérigo presbiteriano especialista en genealogías.
La narración de
esta primera compilación limita más con lo fantasioso y legendario que
con lo realmente histórico, pero estructurada con lo que en aquellos
días se conocía de lo que podría considerarse historia universal y de
los manuscritos masónicos medievales. El problema en ésto radica en que
si bien esa forma de presentar históricamente a la masonería es de hace
tres siglos, muchos hermanos y personas interesadas en la masonería
siguen mostrando nuestra historia de la misma manera, sin considerar la
gran cantidad estudios serios que se vienen realizando desde la segunda
mitad del siglo XIX y, peor aún, mezclándolos con los tópicos más extravagantes existentes.
Este tema necesita
ser tratado con seriedad y liberándolo de todos aquellos aspectos que
confunden tanto a algunos hermanos como a personas interesadas en la
masonería. Para ello es necesario precisar ciertas que deberían ser
parte de la cultura general de todo masón.
La masonería no proviene de los templarios
ni viceversa y su única relación con ellos nace con los grados
caballerescos que se inventan durante el siglo XVIII; su relación con el
rosacrucismo es similar. Así también, no existe relación alguna entre
la masonería y el gnosticismo, tanto para el que existió en la
antigüedad como para el que surgió en el siglo pasado. Sucede lo mismo
con otras organizaciones y grupos que existieron y quienes a veces se le han atribuido el origen de la masonería.
La masonería, como una organización simbólica
con un trasfondo similar al actual y de la cual se supone habríamos
heredado secretos, símbolos y algún conocimiento místico, no existió en
el antiguo Egipto,
ni en Sumeria, ni en Fenicia, ni en Israel, ni en Grecia, ni en ningún
pueblo de la antigüedad en ninguna parte del mundo. Incluso los collegia artificium romanos, a quienes muchos autores
han mencionado como nuestros ancestros directos, habían dejado de
existir, especialmente en Bretaña, mucho tiempo antes de la aparición de
la grandes catedrales.
Si bien nuestro
único vínculo con el pasado son los albañiles ingleses de la edad media,
y muchas veces se ha dicho que las primeras logias
especulativas habían trabajado antes como operativas, los últimos
estudios apuntan a que el origen de nuestra fraternidad se encuentra
desligado de todo nexo con alguna institución del pasado, es decir, fue
una institución totalmente nueva cuando apareció. Al parecer, algunos gentlemen masons,
masones caballeros en español, también conocidos como masones
aceptados, crearon en algún momento del siglo XVII grupos con elementos
tomados de la albañilería pero sin relación alguna con logias
operativas. Ésto puede rastrearse en dos aspectos concretos: primero, en
la desconfianza de los masones operativos escoceses de la logia de Edimburgo con la visita del Dr. John Theophilus Desaguliers en 1721 como Gran Maestro de los masones de Londres,
y, segundo con el hecho que en Inglaterra existieron logias operativas
hasta principios del siglo XX con un sistema organizativo, simbólico, de
grados y ceremonial distinto a la masonería que nosotros conocemos.
Advertencia bibliográfica
Se ha escrito mucho en masonería. Existen una gran diversidad de libros y de autores, pero podemos agruparlos en:
-Enciclopedias
-Rituales
-Ceremonias
-Manuales
-Historia
-Biografías
-Antimasonería
-Publicaciones administrativas
-Tomos ilustrados
-Publicaciones periódicas
-Rituales
-Ceremonias
-Manuales
-Historia
-Biografías
-Antimasonería
-Publicaciones administrativas
-Tomos ilustrados
-Publicaciones periódicas
En cada uno de
ellos los dos aspectos previamente mencionados (lo simbólico y lo
histórico) han sido plasmados para una difusión masiva del conocimiento y
contenido masónico.
Muchos libros
masónicos contienen errores de interpretación, históricos, simbólicos,
de personas, de nombres, e incluso de lo que significa ser masón,
todo ello producto de un circulo vicioso de malas referencias
bibliográficas que terminan produciendo documentos con poca veracidad o
pobre calidad del contenido. En un proceso documental,
se resumiría en datos erróneos que al interactuar entre sí generan
información errónea y que al tener utilidad son un conocimiento erróneo.
Sin hacer este
trabajo más extenso, publicaciones masónicas de calidad se encuentran
principalmente en inglés y en francés, destacando las publicaciones
anuales de la logia de investigación Quatuor Coronati No. 2076, de Londrés. En el mundo hispanohablante, las publicaciones de Víctor Guerra García son buenas para conocer la masonería de ritualística de tipo moderna y de Alberto Moreno Moreno sobre la de ritualística de tipo antigua, así como también son publicaciones de calidad las de la editorial Masónica.es.
Conclusión
La masonería es un
campo en el cual la diversidad del contenido existente puede generar
cierta confusión entre algunos hermanos, así como en personas ajenas y
poco entendidas en el tema. Es importante al revisar algún contenido
masónico tener una visión crítica y no dejarnos simplemente maravillar
por lo que podamos encontrar pues no necesariamente puede ser verdad.
sábado, 9 de julio de 2016
En qué consiste el secreto masónico
En qué consiste el secreto masónico
Para efectos de este trazado, hemos de distinguir la “discreción” del “secreto” propio de la doctrina masónica.
La discreción se refiere al sigilo que los masones debemos guardar respecto de las cosas formales de la Orden, por ejemplo los asuntos tratados en Logia y sus métodos de reconocimiento, sus ceremonias y otras cuestiones de forma, no de fondo.
El secreto, en cambio, está en dirección de las enseñanzas y de los hallazgos de vida interior que el adepto va descubriendo por sí mismo durante el proceso de su desbastamiento personal mediante el trabajo iniciático.
En efecto, la disciplina de no revelar las confesiones y comunicaciones que la Orden considera como íntimas es, en realidad, una prueba de discreción que atesora la buena fe de los adeptos, así como su disposición a desarrollar, en sí mismos, una habilidad iniciática y espiritual.
De sobra hemos sostenido y aceptado que al mundo profano nada tiene que ocultarle la Masonería, puesto que ningún asunto tratado en las Logias es contrario ni al orden moral y jurídico, ni tampoco a la estabilidad social y política del Estado.
En consecuencia, el estatus del secreto masónico nada tiene que ver con revelaciones extraordinarias o fantásticas de las que el mundo profano, e incluso el masónico, pudieran sorprenderse.
Si este fuera el verdadero sentido del secreto masónico, entonces todos nos moriríamos de risa, y nos veríamos en extremo ridículos e infantiles si con gran acuciosidad asumiéramos que esa fuera la naturaleza primigenia y fundamental del susodicho secreto masónico.
¡Imaginémonos cómo nos veríamos los masones hoy en día, si pensáramos que los profanos no saben cómo nos saludamos o qué palabritas nos decimos para reconocernos! ¡Vaya ingenuidad!
En este caso estaríamos no muy lejos del secreto que obligadamente guardan los socios de las sociedades mercantiles respecto de sus asuntos internos, los bancos, los ejércitos, los médicos y los psicoanalistas respecto de sus pacientes o los sacerdotes respecto de la confesión, o incluso los gobiernos respecto de los secretos de Estado.
Este tipo de confidencias nada tiene que ver con la naturaleza del secreto masónico y si así fuera, entonces seríamos verdaderamente ridículos en vanagloriarnos del tal secreto.
El secreto masónico tiene relación con la naturaleza iniciática del adepto. Ciertamente es la Ceremonia de Iniciación el primer paso a su develo, pero éste solo representa un protocolo de admisión.
La verdadera iniciación constituye un desarrollo progresivo que procede de dentro del individuo y que avanza hacia fuera de él, tal y como sucede con la transformación de una semilla o de un germen en una planta u organismo completo, que potencialmente existía en aquéllos de manera latente.
La Iniciación masónica supone un proceso de crecimiento espiritual del sujeto, un progreso que le permite transformar radicalmente su sentido de la vida y su percepción de la realidad, y la razón de esto es que en los rituales y ceremonias masónicas yacen ocultas las fuerzas relacionadas con el desarrollo de los aspectos divinos del hombre si y solo si el propio sujeto logra percibirlas.
Cuando el recipiendario del ceremonial iniciático modifica su percepción de la realidad, cuando esto ocurre, es decir, cuando la venda que le cubre sus ojos cae permitiéndole ver la Luz, entonces el iniciado es ya otro hombre, un hombre “renacido” dotado ahora de cualidades que le corresponderá a él ir desarrollando hasta alcanzar la verdadera iniciación.
Tal desarrollo espiritual es iniciático por método y por naturaleza, ya que ocurre ocultamente en el interior del individuo. Es entonces cuando el masón se hace efectivamente poderoso, pues ha logrado el poder de dominarse a sí mismo, entendiendo que el poder masónico no es para dominar a los demás.
De esta manera, la Orden Masónica se propone, realmente, buscar y poner en evidencia la latente y potencial perfección espiritual del ser humano, y considera que tal perfección se halla en su interior como semilla, esperando un proceso de afloración y desarrollo.
En este sentido, el verdadero secreto de la masonería no tiene nada que ver con la forma, sino con el fondo, y están ciertamente ocultos en sus símbolos, ritos y ceremonias, signos, tocamientos y palabras, marchas y baterías, que no pueden ser revelados ni por los mismos masones ni por los libros, ni de boca a oído, y no por causa de un juramento fatal, sino simple y llanamente por la naturaleza misma del secreto.
Los secretos masónicos se hallan dentro de los símbolos; es decir, la existencia material de éstos no es, en sí misma, ningún secreto, pero sí lo es el significado que tiene para cada uno, y más aún, el efecto transformador que opera en la personalidad del iniciado.
¡He ahí el asunto! Por lo tanto, las verdades masónicas son esotéricas porque se hallan ocultas para el profano que carece de ojos para ver, y sólo se revelan a quienes con hábil y atrevida mano saben buscarlas.
Por esta razón, los secretos de la Masonería no pueden ser conocidos más que por la experiencia propia de los masones y esta experiencia les conduce a vivencias en los mundos superiores; es decir, más allá del cuerpo físico del hombre.
En conclusión, los verdaderos secretos masónicos se adquieren por experiencia vivencial e íntima; en cambio, los “secretitos”, que tanto ocupan a los masones formalistas se adquieren leyendo, viendo o repitiendo como loros lo que otros dicen.
Deducimos entonces que el secreto de la Masonería es el secreto de la realización humana, y esta es necesariamente una realización holística.
Por lo tanto, el secreto masónico nada tiene que ver ni con conspiraciones ni con ingenuidades y menudencias infantiles, y si esto fuese cierto, entonces serían “secretitos” y no secretos.
El secreto masónico se relaciona, en cambio, con una filosofía de formación humana muy profunda y esencialmente espiritual.
Para efectos de este trazado, hemos de distinguir la “discreción” del “secreto” propio de la doctrina masónica.
La discreción se refiere al sigilo que los masones debemos guardar respecto de las cosas formales de la Orden, por ejemplo los asuntos tratados en Logia y sus métodos de reconocimiento, sus ceremonias y otras cuestiones de forma, no de fondo.
El secreto, en cambio, está en dirección de las enseñanzas y de los hallazgos de vida interior que el adepto va descubriendo por sí mismo durante el proceso de su desbastamiento personal mediante el trabajo iniciático.
En efecto, la disciplina de no revelar las confesiones y comunicaciones que la Orden considera como íntimas es, en realidad, una prueba de discreción que atesora la buena fe de los adeptos, así como su disposición a desarrollar, en sí mismos, una habilidad iniciática y espiritual.
De sobra hemos sostenido y aceptado que al mundo profano nada tiene que ocultarle la Masonería, puesto que ningún asunto tratado en las Logias es contrario ni al orden moral y jurídico, ni tampoco a la estabilidad social y política del Estado.
En consecuencia, el estatus del secreto masónico nada tiene que ver con revelaciones extraordinarias o fantásticas de las que el mundo profano, e incluso el masónico, pudieran sorprenderse.
Si este fuera el verdadero sentido del secreto masónico, entonces todos nos moriríamos de risa, y nos veríamos en extremo ridículos e infantiles si con gran acuciosidad asumiéramos que esa fuera la naturaleza primigenia y fundamental del susodicho secreto masónico.
¡Imaginémonos cómo nos veríamos los masones hoy en día, si pensáramos que los profanos no saben cómo nos saludamos o qué palabritas nos decimos para reconocernos! ¡Vaya ingenuidad!
En este caso estaríamos no muy lejos del secreto que obligadamente guardan los socios de las sociedades mercantiles respecto de sus asuntos internos, los bancos, los ejércitos, los médicos y los psicoanalistas respecto de sus pacientes o los sacerdotes respecto de la confesión, o incluso los gobiernos respecto de los secretos de Estado.
Este tipo de confidencias nada tiene que ver con la naturaleza del secreto masónico y si así fuera, entonces seríamos verdaderamente ridículos en vanagloriarnos del tal secreto.
El secreto masónico tiene relación con la naturaleza iniciática del adepto. Ciertamente es la Ceremonia de Iniciación el primer paso a su develo, pero éste solo representa un protocolo de admisión.
La verdadera iniciación constituye un desarrollo progresivo que procede de dentro del individuo y que avanza hacia fuera de él, tal y como sucede con la transformación de una semilla o de un germen en una planta u organismo completo, que potencialmente existía en aquéllos de manera latente.
La Iniciación masónica supone un proceso de crecimiento espiritual del sujeto, un progreso que le permite transformar radicalmente su sentido de la vida y su percepción de la realidad, y la razón de esto es que en los rituales y ceremonias masónicas yacen ocultas las fuerzas relacionadas con el desarrollo de los aspectos divinos del hombre si y solo si el propio sujeto logra percibirlas.
Cuando el recipiendario del ceremonial iniciático modifica su percepción de la realidad, cuando esto ocurre, es decir, cuando la venda que le cubre sus ojos cae permitiéndole ver la Luz, entonces el iniciado es ya otro hombre, un hombre “renacido” dotado ahora de cualidades que le corresponderá a él ir desarrollando hasta alcanzar la verdadera iniciación.
Tal desarrollo espiritual es iniciático por método y por naturaleza, ya que ocurre ocultamente en el interior del individuo. Es entonces cuando el masón se hace efectivamente poderoso, pues ha logrado el poder de dominarse a sí mismo, entendiendo que el poder masónico no es para dominar a los demás.
De esta manera, la Orden Masónica se propone, realmente, buscar y poner en evidencia la latente y potencial perfección espiritual del ser humano, y considera que tal perfección se halla en su interior como semilla, esperando un proceso de afloración y desarrollo.
En este sentido, el verdadero secreto de la masonería no tiene nada que ver con la forma, sino con el fondo, y están ciertamente ocultos en sus símbolos, ritos y ceremonias, signos, tocamientos y palabras, marchas y baterías, que no pueden ser revelados ni por los mismos masones ni por los libros, ni de boca a oído, y no por causa de un juramento fatal, sino simple y llanamente por la naturaleza misma del secreto.
Los secretos masónicos se hallan dentro de los símbolos; es decir, la existencia material de éstos no es, en sí misma, ningún secreto, pero sí lo es el significado que tiene para cada uno, y más aún, el efecto transformador que opera en la personalidad del iniciado.
¡He ahí el asunto! Por lo tanto, las verdades masónicas son esotéricas porque se hallan ocultas para el profano que carece de ojos para ver, y sólo se revelan a quienes con hábil y atrevida mano saben buscarlas.
Por esta razón, los secretos de la Masonería no pueden ser conocidos más que por la experiencia propia de los masones y esta experiencia les conduce a vivencias en los mundos superiores; es decir, más allá del cuerpo físico del hombre.
En conclusión, los verdaderos secretos masónicos se adquieren por experiencia vivencial e íntima; en cambio, los “secretitos”, que tanto ocupan a los masones formalistas se adquieren leyendo, viendo o repitiendo como loros lo que otros dicen.
Deducimos entonces que el secreto de la Masonería es el secreto de la realización humana, y esta es necesariamente una realización holística.
Por lo tanto, el secreto masónico nada tiene que ver ni con conspiraciones ni con ingenuidades y menudencias infantiles, y si esto fuese cierto, entonces serían “secretitos” y no secretos.
El secreto masónico se relaciona, en cambio, con una filosofía de formación humana muy profunda y esencialmente espiritual.
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