Toda organización posee un componente psicosocial que abarca el comportamiento de las personas como tales y de los grupos que éstas conforman. Atender este componente es una responsabilidad ineludible de los líderes, pues el bienestar se encuentra asociado directamente con la producción, el manejo de conflictos, la satisfacción y el logro de eficiencia organizacional.
En virtud de lo anterior es menester
nuestro considerar que encontrar la medida justa entre la vida personal,
la profesional y la masónica es clave para mantener la productividad,
la satisfacción y la eficiencia en las facetas de la vida arriba
mencionadas.
Existe de hecho cierta tendencia en las
organizaciones (sean privadas, publicas, sin ánimo de lucro,
comerciales, culturales, fraternales, humanistas, mercantiles, etc.) de
concientizarse sobre la importancia de la calidad de vida de sus
miembros con miras a su florecimiento a través de programas de bienestar
organizacional.
Esta tendencia surgió como consecuencia
del pesimismo, la depresión y el estrés que se maneja día a día al
interior de las organizaciones cuando el bienestar es atacado por
circunstancias exógenas, lo que repercute directamente en la felicidad y
florecimiento de sus miembros.
El propósito de liderar y organizar con bienestar puede resumirse mediante los siguientes principios de la administración:
• Principio de la unidad
de objetivo. Una organización es efectiva si facilita la contribución
de los individuos al logro de los objetivos de la institución.
• Principio de la eficiencia. Una
organización es eficiente si está estructurada para ayudar al logro de
los objetivos de la institución, con el mínimo de consecuencias o costes
adicionales (trabajo).
Ambos principios implican la existencia
de objetivos o metas de la institución que son formulados y
comprendidos, pero también implican un nexo causal entre el bienestar de
los miembros de la organización y la efectividad y eficacia de la
misma. Por tanto, se deben considerar aunados los conceptos de efectividad y eficiencia.
En la masonería el oficial responsable del bienestar de los hermanos y hermanas es el Hermano Hospitalario.
De acuerdo al Diccionario AKAL de la Francmasonería. 1997. Pag. 195. El hospitalario “es el oficial de la Logia
responsable de todas las acciones de beneficencia y socorro. Por ello
recoge y administra los recursos destinados a dichas funciones
(independientes de los que administra el Tesorero) y cuyos fondos no
pueden utilizarse para otra cosa que no sea el alivio y socorro de algún
necesitado.
El hospitalario representa el principio y
objeto de la fraternidad de la Orden, por lo que deberá obrar con su
conducta, pensamientos y palabras, con arreglo al “sacerdocio fraternal”
que desarrolla, y contribuir con su ejemplo y enseñanzas a la
instrucción de los hermanos en los principios de amor y fraternidad.
Para el hermano necesitado, el
Hospitalario debe ser el hombre humanitario que sufre con él, que le
escucha, consuela y visita frecuentemente; y si llegara el caso, estar
con el hermano que muere, ayudándole a hacerlo en paz. Para el
extranjero o hermanos visitantes debe reparar en todas sus necesidades
(facilitándoles alojamiento, información sobre lugares de su interés,
etc…) recibiéndolos a su llegada y despidiéndoles a su partida.”
Empero, las funciones y el quehacer del
Querido Hermano Hospitalario parecen diluirse en un mar turbulento, un
tsunami que ha destruido el bienestar de muchos masones
en gran parte del mundo, además poco podrá hacer el Hermano
Hospitalario si no existe una política de bienestar institucional, un
proyecto común a seguir que vincule a todos los Hospitalarios de todas
las logias, al Gran Hospitalario y al Gran Maestro.
Actualmente el peor de los males que atenta contra el bienestar de los miembros de una obediencia es el desempleo.
De acuerdo a Subgerencia Cultural del Banco de la República de Colombia.
(2015). El desempleo es uno de los problemas que más genera
preocupación en la sociedad actual. Las personas desempleadas o aquellas
que no tienen empleo u ocupación, deben enfrentarse a situaciones
difíciles por no tener ingresos con los cuales sostenerse a sí mismos y a
sus familias. Cuando el número de personas desempleadas crece por
encima de niveles que se podrían considerar como “normales”, una gran
preocupación aparece en toda la sociedad.
La definición precedente nos lleva a
reflexionar que desde hace varios años lo “normal” para la mayoría de
países de Latinoamérica y Europa es la crisis misma, un flagelo que socaba el macrocosmos social y el microcosmos logial.
Según McConnell, Campbell R. y Brue,
Stanley L., Economía, McGraw-Hill, 1997. El desempleo se define como la
situación del grupo de personas en edad de trabajar que en la actualidad
no tienen empleo aun cuando se encuentran disponibles para trabajar (no
tienen limitaciones físicas o mentales para ello) y han buscado trabajo
durante un periodo determinado.
Como las logias son un microcosmos de la
sociedad en que trabajan, debería ser es sencillo para las
organizaciones masónicas verificar que en todas o casi todas las logias
hay masones desempleados. Hermanos nuestros que pese a todos sus deseos y
potencialidades se encuentran sufriendo el paro.
De acuerdo a María Lourdes Dávila en
artículo publicado en el diario colombiano El Heraldo 02.07.2013 “muchas
de las personas que llevan algún tiempo desempleados, están expuestos
constantemente a situaciones y hechos negativos; a diversos escenarios
que generan estrés y que reactivan la sensación de descontrol e
indefinición.
La sensación de indefensión sumada a la
desmotivación producida por constantes negativas de parte de empresas o
instituciones laborales, genera en la persona sentimientos de
desesperanza y de inutilidad. Muchas de las personas desempleadas,
sienten que no sirven para nada, y, que por más que se esfuercen en
brindar un buen proceso de entrevista, y, de contar con una Buena hoja de vida, no obtendrán lo que tanto desean.
A medida que pasa el tiempo, el sentimiento aumenta, y, la persona aprende a vivir con dicho estado; los síntomas depresivos y ansiosos, se hacen más fuertes, y, la persona evita volver a pasar por un proceso de evaluación en donde la respuesta pueda ser negativa.
La pérdida de la esperanza y la
disfunción de la autoestima, llevan al individuo que se encuentra
desempleado a la adopción de conductas pasivas; dicho comportamiento
pasivo, se rehúsa a tomar una posición activa en cuanto a la búsqueda de
una solución ante su situación laboral, y, a la posición inmóvil y
sedante en donde simplemente se espera que algo pase.”
Las razones del desempleo son muchas, el
sistema económico del capitalismo salvaje instaurado en el mundo desde
hace ya mucho tiempo se ha especializado en crear crisis cíclicas,
propiciando lo de siempre: el enriquecimiento de pocos, la pobreza de
muchos.
Y de esa clase trabajadora empobrecida muchos son nuestros hermanos masones.
Según la web especializada datosmacro.com observamos la siguiente estadística mundial:
La masonería
no puede hacer mucho para aliviar la situación mundial, pero algo puede
hacer, si puede trabajar para ayudar al bienestar de los masones y masonas que sufren el desempleo.
Desde los espacios inter-obedienciales, desde las federaciones de obediencias y de cuerpos de Altos Grados se pueden impulsar ciertas políticas de bienestar para los masones.
Las federaciones de obediencias y de
cuerpos de Altos Grados, además que proseguir el buen trabajo que vienen
haciendo a favor del laicismo, la libertad de conciencia,
el decrecimiento sostenible y la declaración del derecho humano a la
paz, pueden también promover estrategias de bienestar para los masones.
Las obediencias federadas podrían
encuestar a sus miembros para conocer su estado laboral, sus
capacidades, profesión u oficio; o si es el caso su calidad de
empresario o directivo de empresa, sector en el que se desempeña la
empresa y los cargos disponibles u oportunidades de acción.
Así se podrían construir bases de datos
que cruzándose en los dos continentes pudieran generar oportunidades
para quienes sufren el desempleo, lográndose de esta manera bienestar
para los miembros de la Orden.
Lo anterior constituye un simple ejemplo
de otras cosas que se pudieran hacen en pro de paliar el sufrimiento de
los hermanos en paro, nuestros dirigentes pueden perfectamente liderar
políticas de bienestar masónico
mientras siguen haciendo su trabajo: crear espacios de laicidad y
masonería en sociedades como la europea y latinoamericana que
generalmente muestran resistencia a la Orden masónica.
Si nuestros dirigentes permanecen indiferentes a los flagelos que amenazan el bienestar masónico, acusarán una conducta antimasónica que contradice los postulados de la solidaridad que debe ejercerse entre los masones.
Ahora bien, con lo anterior no pretendo
en lo más mínimo reducir a la masonería en una agencia de contactos, lo
cual sería imperdonable, pero también sería imperdonable para una
institución iniciática y fraternal como la masónica no preocuparse ni
propender por el bienestar de los hermanos miembros y sus
circunstancias.
Si el apreciado lector desea conocer sobre los logros de masones más preponderantes para la humanidad basados en la solidaridad, puede adquirir el libro: Los masones en el mundo. Geopolítica masónica. Editorial Almuzara. 2016.
Recordando al gran filósofo y masón argentino José Ingenieros: “La solidaridad crece en razón
directa de la justicia. Quien dice que ella es una quimera
irrealizable, conspira contra el porvenir. Antes fue solidario el hombre
en su familia; después lo fue en su tribu; más tarde en su provincia
política, en su comunión religiosa, en su grupo étnico. Hoy la
solidaridad puede extenderse a todos los componentes de cada nación,
cuya unidad espiritual
debe fincar en la convergencia moral de cuantos piensan y trabajan bajo
un mismo cielo. Y mirando más lejos: ¿por qué la solidaridad no
estrechará algún día en un solo haz fraternal a todos los pueblos?
Ensueño … como tantas realidades
actuales que en otro tiempo se dijeron ensueños. No neguemos a los
corazones optimistas el hermoso privilegio de augurar el advenimiento de
la paz y el amor entre los hombres; puede que en su ilusión haya una
posibilidad, entre mil, de que llegue a realizarse. ¿Por qué cortaríamos
esas únicas alas, que le impiden caer, a la más bella esperanza de la
humanidad?
Difundamos, entretanto, una nueva educación moral que desenvuelva sentimientos propicios. La solidaridad convertirá en derechos todo lo que la caridad
otorga como favores, y mucho más que ella no puede otorgar; pero
también impondrá a todos la aceptación de los deberes indispensables
para que desaparezca el odio entre los hombres, preparando el
advenimiento de nuevos equilibrios sociales, incompatibles con la
violencia y la injusticia.”
Entonces es justo concluir que la solidaridad comienza en la casa. El progreso de la sociedad fundamentado en la solidaridad humana será alcanzable cuando lo prioricemos desde la familia, desde las logias, desde las provincias, en los pueblos, en las naciones y en el mundo.
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