miércoles, 21 de junio de 2017

Hombres de luz

Hombres de luz

Jordi Casellas 4º
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Todos nosotros tenemos un trabajo personal que consiste en usar nuestras habilidades, cualidades, sensaciones y emociones que son en definitiva nuestras herramientas. Somos “Hombres de Luz” potencialmente, para ir creando a través de nuestro trabajo y ejemplo una Sociedad Fraternal…

Existe una sabiduría humana básica ancestral que puede ayudarnos a resolver nuestros problemas. Esta sabiduría no es propia de ninguna cultura o religión determinada, es más bien una suma de muchas culturas y muchos momentos a lo largo de la Historia.
“Hombre de Luz” o persona valiente se ha manifestado a lo largo de la Historia, por ejemplo el ideal de “Samurai” representaba igualmente una tradición de sabiduría o persona valerosa.. El rey Arturo es un ejemplo legendario en la tradición occidental además de los grandes reyes bíblicos como el rey David, son ejemplos de Hombres de Luz de la tradición judeocristiana. En nuestro planeta ha habido muchos ejemplos de este espíritu.
La clave del camino del Hombre de Luz es no tener miedo de ser quienes somos, en definitiva es la definición de la valentía: no tenerse miedo a sí mismo . Esta visión es lo opuesto al egoísmo.
Debemos tratar de ver cómo nos podemos ayudar. Esto no significa de ninguna manera abandonar nuestro entorno más próximo…se puede empezar por la familia y los amigos y las personas que nos rodean. Es más, se ha de empezar por uno mismo. Lo importante es darse cuenta de que jamás se deja de estar de servicio.
Descubrir la bondad fundamental no es una experiencia particularmente religiosa, más bien es la comprensión de que podemos experimentar directamente la realidad y trabajar con ella.
Experimentar la bondad fundamental en nuestra vida nos hace sentir que somos personas inteligentes y rectas y que el mundo no es una amenaza. El potencial humano de inteligencia y dignidad armoniza con la vivencia del brillo de un radiante cielo azul, del frescor de los campos en primavera y la belleza de los árboles y las montañas. Tenemos un vínculo afectivo con la realidad, que es capaz de despertarnos y hacernos sentir que somos básica y fundamentalmente buenos.
La visión del Hombre de Luz es conectarse con su capacidad de despertar y reconocer que esa bondad es algo que puede acontecernos y mas aún que es algo que ya está aconteciendo. Como seres humanos estamos básicamente despiertos y podemos entender la realidad. No estamos esclavizados por nuestras vidas; somos libres. Ser libre en este caso significa simplemente que tenemos un cuerpo y una mente, y que podemos elevarnos e inspirarnos con el fin de trabajar en la realidad con dignidad y humor. Si empezamos a cobrar ánimos, encontraremos que el universo entero y la Naturaleza también cooperan poderosamente con nosotros.
Si servimos al mundo, además de nuestro esfuerzo podemos ayudar a construir una sociedad fraternal. En vez de presentar alguna fantasía utópica referente a lo que podría ser para nosotros la sociedad, tenemos que emprender el viaje hacia nosotros mismos. No podemos limitarnos simplemente a especular o teorizar sobre nuestro destino. A cada uno de nosotros individualmente, nos corresponde buscar el sentido de nuestra vida
La bondad fundamental es buena porque es incondicional, esta ahí, de siempre, de la misma manera que el cielo y la tierra están ahí siempre. Es la situación natural que hemos heredado desde nuestro nacimiento.
La majestad de conectar con nosotros mismos como un rey sentado en su trono, nos revela la dignidad que se da cuando permanecemos tranquilos en un estado de simplicidad. Llegar a sentir ternura hacia nosotros mismos nos permite ver con precisión tanto nuestros problemas como nuestras potencialidades. Tenemos que aceptar nuestra responsabilidad personal por la edificación de nuestra vida.
La práctica de la meditación consiste simplemente en entrenar nuestro estado de ser para que mente y cuerpo puedan estar sincronizados. El ejercicio de la meditación nos ayuda a aprender a actuar sin engaño ni fraude, a ser totalmente auténticos y a estar totalmente vivos.
El miedo y la intrepidez
Reconocer el miedo no es causa de depresión ni de desánimo. Porque poseemos el miedo, también potencialmente tenemos derecho a la vivencia de la intrepidez. La verdadera intrepidez no consiste en reducir el miedo, sino en trascenderlo.
Empezamos a trascender el miedo cuando lo examinamos: nerviosismo, angustia, preocupación, etc. Si profundizamos, lo primero que encontramos por debajo del nerviosismo es tristeza. Cuando nos relajamos y aceptamos nuestro miedo, nos encontramos con la tristeza que es tranquila y dulce. La tristeza nos hiere en el corazón y el cuerpo responde con una lágrima. Cuando nuestros ojos están a punto de deshacerse en lluvia o en una cascada, nos sentimos tristes y solos. Es el primer asomo de la intrepidez y la primera señal de un auténtico espíritu de Hombre de Luz . Cuando la sensibilidad evoluciona en esta dirección, uno puede verdaderamente apreciar el mundo que le rodea.
Uno es tan sensible y está tan abierto que no puede dejar de percibir lo que sucede a su alrededor. No tener dudas es confiar en el corazón, confiar en sí mismo. Cuando la mente y el cuerpo están sincronizados, a uno ya no le quedan dudas. Este proceso tiene dos etapas, a las que podríamos llamar el mirar y el ver. También podríamos hablar del escuchar y oír, o de tocar y luego sentir. No podemos no mirar; es nuestro mundo, es nuestra fiesta. Todos sabemos como es sentir directamente las cosas.
La emoción intensa, la pasión, el apasionamiento no tiene lenguaje: el primer destello es demasiado intenso. En cambio cuando sentimos que podemos relajarnos y percibir tranquilamente, nuestra visión puede expandirse, podemos ver en el acto de una manera despierta, somos capaces de reaccionar de manera certera y directa, podemos ser absolutamente precisos. Este descubrimiento es el primer síntoma de lo que llamamos el despertar del Sol. Este Sol es un sol naciente, más que un sol poniente, de manera que representa el despertar humano. La sincronización de mente y cuerpo trae consigo este despertar. El camino del Sol se basa en la visión de que en este mundo hay una fuente natural de resplandor y brillo, que se concreta en la celebración de la vida y en el disfrutar de los acontecimientos. Se trata de enfocar y ver la vida como un proceso natural, de armonizarse con el orden espontáneo que existe en el mundo.
Lo contrario de la Luz es la oscuridad, uno a veces prefiere esconderse en sus cavernas y selvas personales. Si uno se da cuenta de que se está escondiendo en la oscuridad, quisiera encender todas las luces posibles. En realidad no está encendiendo las luces, sino simplemente abriendo más los ojos, buscando sin cesar la luz mas brillante. Sin embargo, es necesario recordar la oscuridad para ver el contraste con el lugar de donde se proviene.
El Hombre de Luz ha tenido forzosamente que sentirse solo y triste en algún momento, por ello es sensible en todos los aspectos. Gracias a esta sensibilidad podemos persistir en el cultivo de nuestra disciplina y comenzamos a aprender lo que significa la renuncia.
El Hombre de Luz , renuncia a todo aspecto de su experiencia que constituya una barrera entre él y los demás.
El Hombre de Luz debe ser osado para superar su egoísmo. Una persona egoísta es como una tortuga, que allí donde va, lleva su casa a cuestas. En algún momento tenemos que dejar nuestra casa e ir al encuentro de un mundo más amplio. Es el requisito previo y absoluto para que a uno le importen los demás.
El camino del Hombre de Luz es un viaje continuo, una senda o hilo que discurre a lo largo de su vida. Es aprender a ser auténtico en cada momento y vivir con disciplina, manteniendo siempre su lealtad hacia los seres que se hallan presos en el mundo de la oscuridad, generando calor humano y alegría hacia ellos. La conciencia meditativa que es un aspecto de la disciplina, le permite al Hombre de Luz ocupar adecuadamente su lugar. Le enseña como ha de recuperar el equilibrio cuando lo pierde, y como ha de usar los mensajes del mundo fenomenal para avanzar en su disciplina. A partir del eco de la conciencia meditativa va creciendo una sensación de equilibrio y se va instalando un sentimiento de estar permanentemente arraigado, sintiéndose asentado sólidamente en la tierra.
Cuando uno asume adecuadamente su lugar sobre la tierra, no necesita testigos que le confirmen su validez. Llegado a este punto, empieza uno a vivenciar la noción fundamental de intrepidez. Está dispuesto a estar alerta en cualquier situación que pueda presentársele, y tiene el sentimiento de que puede asumir totalmente el mando de su vida, porque no está del lado del éxito ni del fracaso. El éxito y el fracaso son su viaje.
Habrá veces en el viaje en que uno está tan petrificado que vibraría entero en la silla, con dientes, manos y pies. Apenas si se mantendrá en su montura: estará casi levitando de miedo. Pero incluso a esto se le considera una expresión de intrepidez, si uno tiene una conexión fundamental con la tierra firme de su bondad primordial.
Cuando la disciplina comienza a ser natural, a ser parte de uno, es muy importante aprender a soltar. Soltar es vencer completamente la idea de que la disciplina es un castigo por un error o una mala acción que se haya cometido o que uno quisiera cometer. Hay que vencer completamente la sensación de que hay algo fundamentalmente malo en nuestra naturaleza humana y de que, como consecuencia, necesitamos disciplinarnos para corregir nuestro comportamiento. Soltar tampoco tiene que ver con pasarlo bien a costa del prójimo.
Evidentemente el soltar es algo más que una simple relajación. Es un estado que proviene de estar en armonía con el medio, con el mundo. Soltar no tiene nada que ver con apartarse de las restricciones de la vida ordinaria; al contrario. Es compenetrarse más con su propia vida, porque uno entiende que, tal como es, su vida contiene los medios para levantarse incondicionalmente el ánimo y curarse de la depresión y de la duda.
Llegado a este punto, El Hombre de Luz es poseedor de la elegancia natural ya que cuando comunica, la sinceridad es su mejor herramienta. Decir la verdad no significa que uno tenga que contar sus secretos más íntimos o revelar todo aquello de lo cual se avergüenza. Uno no tiene nada de que avergonzarse. Esa es la base para decir la verdad. Decir la verdad se relaciona también con la afabilidad. El Hombre de Luz es afable en el hablar. Un lenguaje afable expresa dignidad, lo mismo que el buen porte de cabeza y hombros.
Para terminar, en el Hombre de Luz se instala la confianza incondicional, resplandor radiante, es la energía pura. Este tipo de confianza incluye la tenacidad y la alegría, porque confiar en el corazón nos permite tener más sentido del humor. Esta confianza puede manifestarse con majestad, elegancia y riqueza en la vida de una persona para uso, disfrute y regocijo propio y de los demás.
A mí entender, la Masonería en nuestros días representa la construcción de una verdadera sociedad fraternal. A partir de pulir nuestras propias piedras y con nuestras herramientas, nos vamos convirtiendo en verdaderos hombres portadores de Luz.
El Maestro Secreto representa un eslabón más en el viaje hacia la Luz.
También debo decir que hay muchos y verdaderos Hombres de Luz que están trabajando eficazmente y en silencio y que no pertenecen a una Fraternidad masónica, pero que son verdaderos HOMBRES DE LUZ .

El Oriente en la Logia

El Oriente en la Logia

 Todo, en Masonería, tiene un valor simbólico efectivo. La Logia se extiende de Occidente a oriente, de Norte a Sur y de Cenit a Nadir. Reproduce el Universo, del que es imagen psíquica.
Se “acota” el espacio psíquico en un tiempo también psíquico desde el momento en que se reúnen al menos tres masones, con intención ritual, en cualquier parte (logia simple). Cinco forman una logia “justa”, y siete, una logia “perfecta”. La logia simple o “triángulo” debe formarse con tres maestros masones, la logia justa con cinco y la perfecta se integra con cinco maestros, un compañero (segundo grado) y un aprendiz (primer grado).
El Oriente es el punto por donde se inicia el ascenso del astro rey. Él transmite luz y vida a nuestro planeta. El significado místico de la luz solar ha sido recogido por todas las culturas. Está en el origen del concepto “monoteísta”, captando un aspecto fundamental de la realidad física puesto de relieve modernamente por la investigación científica. El fotón es la partícula elemental clave del universo.
Vamos hacia la luz desde Occidente, siguiendo el giro de nuestro planeta hacia el este. Por ello, al fondo de las logias, cuya bóveda representa el firmamento estrellado, se alza la cátedra del Venerable Maestro, simbolizando la espera, en su propio nombre y en el de sus Hermanos, de la Luz vitalizadora e inteligente de Osiris

Esa fuerza cósmica, que actúa en todo el universo generando y manteniendo cuanto existe, se halla especialmente concentrada, para el Hombre, en el Sol de nuestro sistema planetario.

En el Oriente, anunciando la espera, se sitúa el gran triángulo o “Delta” que simboliza la estructuración del pensamiento humano. Concepto que es el resultado último del proceso vitalizador de la luz. Jenócrates y otros clásicos comparaban la “divinidad” a un triángulo equilátero, figurando el equilibrio de todas sus potencias. En el centro de ese triángulo se inscribe, a menudo, bien la forma de un ojo representando la conciencia cósmica, bien la expresión simbólica del nombre atribuible a la Gran Energía generadora del Universo, que, por sernos aún desconocida en su esencia última, aparece transcrita como sigla impronunciable en la versión que la tradición mosaica ha conservado en el Tetragrama. La religiones positivas, tratando de fijar esquemas alegóricos de los postulados que consideran inalterables, han atribuido a la Tríada o Trinidad valores muy semejantes, en última instancia. Las trinidades hindú, persa, egipcia y cristiana pueden ser ejemplo de ello.
El Maestro Boucher propone como interpretación masónica del Delta la síntesis de los principios activo y pasivo en el tiempo. La esencia de la materia es la luz. Evolucionando activamente en el espacio pasivo a través de procesos integradores y desintegradores que constituyen lo que llamamos tiempo o “duración”. Tal duración sería indistinguible de la “acción” de la materia, que se realiza en un espacio-tiempo. Así, la luz, que es la concreción más elemental de la materia, formaría, con el espacio, los dos lados oblicuos del triángulo. Uniéndose ambos en la base del mismo, que expresa el tiempo.

Desde la educación euclidiana (tridimensional) que caracteriza aún a nuestra cultura, nos resulta muy difícil imaginar objetos en cuatro dimensiones, integrando el tiempo.

Sólo en el mundo psíquico nos movemos realmente en el espacio-tiempo. Pero eso sigue pareciendo “esotérico” a quienes todavía no han podido entrar en la galopante “exoterización” de este fenómeno que está propugnando la Física cuántica. La exposición geometrista que avanza Jules Boucher al proponer una interpretación masónica del Triángulo no puede ser desechada como “algo traído por los pelos”. Veamos lo que dice el investigador Paul Davies en este sentido:
A resultas de los efectos cuánticos puede suceder que la estructura más probable del espacio-tiempo, bajo ciertas circunstancias, sea realmente un espacio de cuatro dimensiones. James Hartle y Stephen Hawking han argumentado que esas circunstancias prevalecieron justamente en los albores del universo. Es decir, si imaginamos que el tiempo vuelve hacia el Big Bang, al alcanzarse un tiempo del orden de Planck 10-48 segundos) desde lo que creemos fue la singularidad inicial (compresión máxima de la materia), algo peculiar empieza a suceder. El tiempo se va “convirtiendo” en espacio. Más que hablar del origen del espacio-tiempo, por tanto, hemos de contentarnos con espacio tetra-dimensional. Y aparece la cuestión de la forma de dicho espacio, o sea, su geometría. De hecho, la teoría permite infinidad de formas.

LA PIEDRA CÚBICA.

Sobre la Piedra Cúbica


Hace un tiempo la hija de un hermano pasado al Oriente Eterno, integrante ella de una Logia femenina, obsequió un Cuadro con una Piedra Cúbica tallada en mármol blanco, como homenaje recordatorio y simbólico de todo el trabajo que aquel fallecido compañero había realizado en su vida por el perfeccionamiento.

No dejó de llamarnos la atención ese Cubo de mármol correctamente tallado y pulido, sólido y sin defectos aparentes. Consultando con un entendido en el labrado de mármol, éste nos explicó que si bien tal Piedra Cúbica no requiere para su construcción una capacidad excepcional, se necesita trabajar duro, disponer de herramientas necesarias y conocer el oficio para lograrla.

Trabajo, Equipamiento y Conocimiento son también los elementos idóneos para obtener la Piedra Cúbica de nuestra Personalidad, por lo cual no resultan extrañas la riquísima Filosofía y la profunda Enseñanza, por tantos autores y HH.: comentada, que encierra la Piedra en la doctrina de la Masonería.

Pero a pesar de ser uno de los símbolos más importantes de la Orden, no es de su exclusivo patrimonio. Libros religiosos de Oriente y Occidente, diversas creencias y fuentes de conocimiento esotérico utilizan a la Piedra como representación del Hombre. Es probable que haya reflejado la Piedra para muchos pueblos una simbolización del Ser Humano porque existe entre una y el otro una analogía casi perfecta; en efecto, las propiedades físicas de una Piedra pueden simbolizar todas las características morales y espirituales de una persona, como también las corporales.
El Hombre ha adorado también a lo largo de la Historia y a través de algunas civilizaciones piedras que poseían forma Cúbica o tendencialmente Cúbica, lo cual es un capítulo de los cultos idólatras, y pertenece generalmente a una etapa más avanzada de las representaciones de ciertos dioses, en un proceso que abarcó desde el culto de piedras informes o brutas (“petra” en latín) hasta la idolatría de representación animal o antropomórfica. Se podría mencionar algunos ejemplos, pero preferiríamos destacar que en las épocas arcaicas de la Antigua Grecia algunos grupos helenísticos representaban al dios Hermes como Piedra Cúbica (“lapis” es en latín la Piedra trabajada), lo que llama la atención si pensamos que Hermes es uno de los dioses de mayor enjundia dentro de las tradiciones Iniciáticas, y cuyo nombre jamás deberá confundirse con el M.: Inic.: Hermes Trismegisto.

Se conoce al Cubo como una de las formas más perfectas que haya creado la abstracción mental del Ser Humano, y se ha dicho que sobre él se pueden trazar todas las figuras y formas de la Geometría.

Como cuerpo el Cubo de la imaginación; no ha podido conocerse en la Tierra o en astros donde haya llegado visual o físicamente el Hombre formas cúbicas, y quizá no exista en toda la Naturaleza un cuerpo cúbico perfecto si no es por el trabajo y dedicación de una persona, que traduzca en el Mundo Físico por su esfuerzo la imagen mental de un Cubo.
Sin embargo, puede encontrarse que los cristales de la Sal de Sodio común son en su forma más pura casi de forma cúbica, y recordemos con el Cristo que somos “la Sal del Mundo”, pero las formas puras en la Naturaleza no existen (tampoco los elementos puros, sabiendo que convencionalmente se considera por convención químicamente “puro” un elemento cuando contiene una proporción del 99,99 %), siempre hay impurezas que trastornan las formas.
Dentro del Arte Real, la Construcción de un Ser más perfecto se expresa simbólicamente en una puesta de acción que transforme la Piedra Bruta de nosotros mismos (En Alquimia, la “Piedra de los Filósofos”) en una Piedra Cúbica (la “Piedra Filosofal”), porque la Obra somos nosotros mismos a partir de ideas y valores morales.

Desde el punto de vista morfológico, cosmológico y numérico, el número de sus caras (6) y sus aristas (12) se relaciona con la Numerología masónica por ser múltiplo de Tres, y en el caso de las aristas, con los Doce Signos Zodiacales.

El número de lados de cada cara (4) y de sus vértices lo muestran como múltiplo del 4 o número Yávico. La adición de 4 más 8 da 12, múltiplo de 3 y 4, y la suma total de todos estos números (6+12+4+8) es igual a treinta. De más quedaría destacar la trascendencia de todos estos números mencionados en la Ciencia de la Cábala y en nuestro Arte.

Podríamos asimismo establecer otro tipo de relaciones.

Desde el punto de vista de su figura, y entre otros contenidos, el Triángulo es una representación abstracta y en perspectiva dentro de un plano bidimensional de los Rayos del G.: A.: D.: U.: que desde el Infinito se proyectan en el plano terrestre. En un plano tridimensional, la representación se podría asimilar a un Cuerpo Piramidal tomando en cuenta cuatro vértices en su base (correspondientes simbólicamente a las Cuatro Materias de los Antiguos, las Cuatro Virtudes
Fundamentales, los Cuatro Puntos Cardinales de la Tierra y el Universo y los Cuatro Vehículos del Ego humano), lo que recuerda a la famosa Gran Pirámide de de Keops o Khufu, símbolo que abarca a toda la Creación de la Tierra y de gran riqueza cosmológica. El volumen de esa Pirámide de base cuadrada resultará la tercera parte del volumen de un cubo de similares dimensiones en cuanto a base y altura (otra vez el número 3).

La Pirámide también podría ser una representativa síntesis de grandes conocimientos adquiridos en una época histórica (nos referimos a la Gran Pirámide), pero el Cubo es en realidad el símbolo de todos los Conocimientos que están destinados a ser alcanzados por el Hombre.

La Piedra Cúbica es para nuestra Obediencia el emblema de los conocimientos humanos y del total desarrollo de nuestro Ser precedido por una correcta Instrucción. Tomándola como punto de referencia, sobre ella ejercitan los Masones sus cualidades y adquieren lecciones de las experiencias cotidianas que les permiten corregir los defectos y errores propios. El Trabajo de la Iniciación Masónica, o el tallado de la Piedra Bruta primordial con vistas a lograr una Piedra Cúbica, es una experiencia que no requiere más condición que un buen ánimo, ya que cualquiera podría realizarlo con éxito si lo deseara.

En la Masonería el simbolismo de la Piedra Cúbica se remonta a antiguos mitos de la época de la construcción del Templo de Salomón (o quizá más antiguos) y de la tarea operativa de las Corporaciones de albañiles libres de la Edad Media.

Se dice que en dichos tiempos los grados de estos artesanos se reflejaban en la destreza y en la especialización que tenían para tallar las piedras que servirían para construir los Santuarios y Edificaciones. Los Aprendices (que no estaban duchos en el Arte de la Construcción) daban los primeros toques y forma a la piedra; los Compañeros, que ya poseían más experiencia y colaboraban en la instrucción de los AAp.:, perfeccionaban la obra de aquéllos y la terminaban; por último los Maestros controlaban la calidad del trabajo sobre la piedra, y de ser necesario le daban los últimos retoques o, para el caso que no sirviera, la desechaban.
Enriquecidas en el transcurso de los siglos las Corporaciones de Libres Masonescon la participación de miembros de diversos Círculos y Sociedades Iniciáticas, la Piedra Cúbica adquirió el carácter de Símbolo Filosófico y pasó a representar una de las enseñanzas más preciadas de la Masonería especulativa. La Piedra Cúbica se convirtió por fin en el Símbolo del Hombre Perfecto y plenamente realizado por el Trabajo espiritual efectuado sobre sí mismo.
Entre los emblemas a representar en el Cuadro de Pr.: Gr.: la P.: C.: ocupa el tercer lugar, evidente relación con el número 3 característico del Gr.: de Ap.:. En el R.: E.: A.: y A.: se ubica a la derecha de la Columna J.:. La P.: C.: tiene un significado trascendental porque indica desde el inicio al Ap.: cuál será el fin último de su Trab.: en la Ord.: y a través de los GGr.: que le toque acceder en el futuro por su propia persona y por el Mundo que le rodea.

Como la Piedra Bruta e informe que nos brinda la Naturaleza, así el Alma basta del Hombre se encuentra primordialmente falta de lineamientos que definan los rasgos de su personalidad, esclavizada por sus instintos y los arrebatos de las pasiones irracionales.

Así como ninguna piedra se encuentra naturalmente con forma cúbica (siempre hay impurezas de otros elementos) según referimos anteriormente, ningún Ser Humano nace en estado de Perfección; trabajar la Piedra Bruta de su Espíritu para transformarse en Piedra Cúbica de un Ser enteramente realizado será una obra de su exclusiva responsabilidad y voluntad. Sólo él podrá convertirse a sí mismo.

En esta tarea toda persona que aspire a mejorarse deberá emprender un sostenido trabajo de Recreación, esto es, realizar una Nueva Creación sobre el material de la personalidad primigenia enriquecida por la Instrucción que nos dan la Experiencia y los Maestros más sabios.

El M.: moldeará individualmente la P.: B.: de su Ser impulsado por su propio entusiasmo, ayudándose principalmente con las herramientas del Martillo de la Voluntad, el Cincel del Discernimiento y la Escuadra de la Rectitud, limando las asperezas de los errores y dando perfil a las aristas de las buenas virtudes. El M.: es el Constructor, Piedra y Obra en este Arte Real de la Formación de una Personalidad Plena que puede demandar años o vidas, constantemente tentados a abandonar o a sucumbir en los abismos del Error, y que encierra secretos cuyo contenido lo aprenderemos en el pasaje por los sucesivos GGr.: donde se aprende a mejorar el Trab.:.
Cada P.: C.: bien terminada que forme cada H.: en sí mismo contribuirá para iluminar a la Humanidad toda, o si se prefiere, el empeño que ponga cada H.: en trabajar lo mejor posible en su pequeño campo de acción pero de forma coordinada con otros HH.: ayudará a transformar en P.: C.: este Mundo informe donde la Ignorancia, la Mentira y la Ambición no han podido todavía ser desterradas.
QQ.: HH.:: No olvidemos que la Construcción de nuestra P.: C.: no puede demorarse ni interrumpirse. Que en nuestros descansos y entre el fragor de la lucha por sobrevivir resuene la Palabra Perdida que nos recuerda esa necesidad que tenemos los MM.: por un Espíritu más auténtico y un Mundo mejor donde puedan ser realidad nuestros más elevados ideales. Ojalá cada instante de nuestra existencia importe en la formación de las PP.: CC.: de nuestra persona y de la Humanidad. No es otro el fin último de nuestra Ord.:, consagrada desde lejanos tiempos a conseguir ese postergado Destino de Elevación y Plenitud que aún nos reserva el G.: A.: D.: U.:.

miércoles, 7 de junio de 2017

Los estatutos del arte de la geometría según Euclides

Los estatutos del arte de la geometría según Euclides
Quien quiera que bien desee leer y buscar podrá hallar escrito, en un viejo libro de grandes señores y damas, la historia que ciertamente, muchos hijos tenían, pero no poseían tierras para vivir de ellas, ni en la ciudad, ni en los campos de los bosques.
Un consejo les dieron todos ellos, para decidir en bien de estos niños acerca de como podría ganarse la vida sin grandes penurias, cuitas ni luchas y para la multitud que llegará.
Algunos de ellos fueron enviados a buscar grandes clérigos, para que les enseñaran buenos oficios y no les rogamos, por el amor a nuestro señor, para que nuestros hijos encontraran trabajo y pudieran así ganarse la vida, de forma honesta y muy segura ya en aquellos tiempos, por la buena geometría, este honesto oficio que es la masonería, fue ordenado y creado de tal manera concebido por todos estos clérigos, gracias a sus oraciones.
Ellos inventaron la geometría y le dieron el nombre de masonería, al mas honrado de todos los oficios. Los hijos de estos señores se aplicaron en el aprendizaje del oficio de la geometría, lo cual hicieron muy cuidadosamente. La oración de los padres, también de las madres les puso en este honrado oficio; y aquel que mejor lo APRENDÍA, era honesto y superaba en atención a sus compañeros, si en este oficio les aventajaba, debía ser mas honrado que el último.
Este gran clérigo se llamaba Euclides, su nombre era conocido en todo el mundo, pero este gran clérigo ordeno a quien mas elevado estaba en este grado, que debía enseñar a los más simples de espíritu para ser perfecto en este honrado oficio y debían instruirse el uno al otr y amarse juntos como hermano y hermana.
También ordenó que el maestro debía se llamado, a fin de que fuera más honrado, debía ser así entonces tratado, pero jamás masones deben llamar a otro en el seno del oficio entre ellos ni sujeto, ni servidor, ni querido hermano, aunque sea menos perfecto que otro, cada uno llamará a los demás compañeros con amistad pues, de nobles damas han nacido.
De esta forma, por la buena ciencia de la geometría comenzó el oficio de la masonería así fundo el clérigo Euclides, este ofició de geometría en tierras de Egipto. En Egipto a todos les enseño y en distintos países de todas partes, a durante muchos años, según he oído, antes de que el oficio llegará a este país.
Este oficio llego a Inglaterra como os he dicho. En los días del buen Rey Adelstonus.
Hizo entonces construir muchas casas en el bosque y altos templos de gran renombre, para gozar de ellos día y noche; este buen señor amaba mucho el oficio y quiso mejorar todas sus partes; por las muchas faltas que en el encontró, envió a través del país decir a todos los masones del oficio venir a él sin tardanza para enmendar juntos tales defectos con buenos consejos, si fuera posible.
Un buen grupo reunió entonces a diversos señores en sus rangos, duques, condes, barones, caballeros, escuderos y muchos otros, así como a los grandes burgueses de la ciudad cada uno en su propio rango, allí estaban todos juntos para fundar el estatuto de los masones con todo su espíritu buscaban como podrían ser gobernados, quince artículos quisieron producir y otros quince punto fueron creados.
Las primeras reglas y legislaciones:
El cuerpo normativo que regía la forma de vida de los primeros masones fue recogido por la Masonería inglesa en una serie de documentos, cuyo conjunto recibió el nombre de OLD CHARGES (antiguos cargos) que seria la base sobre la que años después se elaboraría el libro de las constituciones, del clérigo e historiador James Anderson, el principal texto masónico.
Entre todos estos manuscritos destaca uno, llamado manuscrito Regius que data de 1390 y en el se detalla, de forma explicita cómo funcionaba la masonería operativa, cuales eran las reglas de comportamiento en el trabajo, en la sociedad é incluso en la iglesia durante la celebración de los oficios religiosos. Se trata de un poema compuesto por 794 versos escritos en ingles antiguo, que riman en pareado y que consta de los siguientes partes:
– La función de la masonería en Egipto, llevada a cabo por Euclides;
– La introducción de la masonería en Inglaterra bajo el resguardo del Rey Sajón Adelstonus;
– 15 artículos referidos a los deberes;
– Otros quince puntos también dedicados a los deberes, sobre el relato de “Los cuatro coronados” ; el relato de la “Torre de Babel; “Las siete artes liberales”(Gramática, Dialéctica, Retorica, Música, Astronomía, Aritmética y Geometría).
– La exhortación sobre la misa y como conducirse en la iglesia; y
– La introducción sobre las buenas maneras.
En todo el poema quedan perfectamente descritas las características.
De “Operativa a Especulativa”:
El paso de una masonería gremial a la Francmasonería tal y como la conocemos hoy en día no se produjo de un día para otro, sino que fue gestando ya que desde el siglo XVI, debido a la confluencia de varias circunstancias.
1.- El papel de los primeros “aceptados”:A partir de un determinado momento las logias se abrieron a miembros ajenos al gremio, generalmente personajes de alta sociedad y también personas pertenecientes a profesiones que nada tenía que ver con la construcción( Abogados, cirujanos, mercaderes,etc.), las cuales empezaron a ser participes de ese conjunto de signos, símbolos y doctrina que hasta ese momento era exclusivos de los gremios de albañiles; a los cuales se les denominaría Masones Aceptados, fue tal el ingreso de estos, que llegaron a superar en numero a los Masones, Constructores ó albañiles.
El papel de estos “invitados” a los que mas tarde se denominaría Masones Aceptados, fue tal que en poco tiempo llegarán a superar en número a los masones constructores ó albañiles.
En cambio la masonería operativa, por los intereses, decayó, ya la construcción de catedrales cayó en desuso. Y a la aparición de nuevas técnicas propiciarán que, cada vez más logias pasaran a estar en manos de estos miembros adoptivos, que ya no “operaban”, sino que estaban empezando a “especular”.
2.- Las nuevas técnicas de construcción:
Con la llegada del renacimiento surgieron nuevas técnicas de construcción y los edificios “estrellas” dejaron de ser las catedrales para pasar a ser los palacios y castillos. Esto unido al hecho de que el simbolismo cristiano medieval fue sustituido poco a poco por un creciente interés por la vertiente Filosofía, hizo que el sistema de aprendizaje secreto y el simbolismo practicado por los obreros empezase a perder su razón de ser desde el punto de vista práctico.
3.- La aparición de las Academias de Arquitectura:
Estas escuelas fueron el fin de la exclusividad, que los masones tenían hasta entonces sobre el tallado de la piedra o el plano de edificio.
De esta forma surgió a partir de 1717(aunque no todas las ramas de la masonería están de acuerdo en este dato) Masonería especulativa o moderna, que se centro fundamentalmente en la ética y la especulación y cuya principal diferencia con la operativa o gremial es que sus miembros abandonan definitivamente el arte y las técnicas de la construcción y formas mas instituciones cuya finalidad ya no era la realización de determinado monumento, sino conseguir el perfeccionamiento, moral y cultural de sus miembros para así producir una mejora de toda la humanidad.
A los masones les gusta explicar esta transición de una masonería a otra estableciendo un paralelismo entre los tiempos externos que construían los Masones operativos y ese templo interior que a través de la iniciación están llamados a construir los participantes de la masonería moderna.
Sin embargo ala masonería especulativa no se puede considerar como una ruptura respecto a las seas de identidad y los códigos del que hacer de los albañiles, sino que se trata de una continuación y adaptación a los tiempos modernos de aquellos, de hecho se mantuvieron los términos técnicos y los signos habituales que se empelaban en la construcción de los templos medievales, aunque se les doto de un significado simbólico, qu es el mismo que pervive en la actualidad en sus ritos y ceremonias.
Por otro lado y partir de las constituciones de Anderson la Masonería, empezó a tener un marco legal o doctrinal claramente delimitado “por escrito” que venia a sustituir a la costumbre y la tradición oral que había guiado las actividades de los Masones operativos. También a partir de entonces nació un nuevo concepto: el de la Obediencia masónica, institución en la que a partir de entonces residirá la soberanía y que servirá de referente a todo masón.